7 poemas llenos de amor para dedicar a tu hijo o hija


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana

La paternidad y maternidad ha sido analizada desde diversas áreas y muchos poetas han decidido verter sus pensamientos sobre el tema en obras que reflexionan sobre su quehacer como padres. En el siguiente listado, se pueden encontrar textos que autores de diferentes épocas han escrito en honor a sus hijos.

1. La noche - Gabriela Mistral

Por que duermas, hijo mío,
el ocaso no arde más:
no hay más brillo que el rocío,
más blancura que mi faz.

Por que duermas, hijo mío,
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nada existe sino yo.

Se anegó de niebla el llano.
Se encongió el suspiro azul.
Se ha posado como mano
sobre el mundo la quietud.

Yo no sólo fui meciendo
a mi niño en mi cantar:
a la Tierra iba durmiendo
el vaivén del acunar...

Gabriela Mistral (Chile, 1889 - 1957) fue una de las poetas latinoamericanas más importantes del siglo XX. Dentro de su obra, destacan los textos dedicados a la infancia como Ternura (1924). Este libro se compone de rondas infantiles y canciones de cuna que buscaban entretener a los niños.

Además, era un llamado a los adultos para considerar la importancia de los estímulos a edad temprana, pues para la escritora la educación era un pilar fundamental en la vida del ser humano.

Aunque no tuvo hijos, muchos de sus textos giran alrededor del tema de la maternidad, como en "La noche". Este poema toma el estilo de las melodías que se utilizan para dormir a los pequeños. Así, en estos versos hace sentir seguro al niño. Afirma que el mundo entero se encuentra en calma para que él pueda descansar y que su amor ha logrado incluso "acunar" a la tierra.

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2. Al hijo - Jorge Luis Borges

No soy yo quien te engendra. Son los muertos.
Son mi padre, su padre y sus mayores;
Son los que un largo dédalo de amores
Trazaron desde Adán y los desiertos
De Caín y de Abel, en una aurora
Tan antigua que ya es mitología,
Y llegan, sangre y médula, a este día
Del porvenir, en que te engendro ahora.
Siento su multitud. Somos nosotros
Y, entre nosotros, tú y los venideros
Hijos que has de engendrar. Los postrimeros
Y los del rojo Adán. Soy esos otros,
También. La eternidad está en las cosas
Del tiempo, que son formas presurosas.

Jorge Luis Borges (Argentina, 1899 - 1986) fue uno de los autores clave para la literatura moderna. En su obra, buscó romper con los conceptos de tiempo y espacio, planteando el carácter múltiple e infinito del universo.

Aunque no fue padre, en este poema decidió analizar la presencia de los ancestros en cada persona. Comienza con versos que aluden a la importancia de la historia familiar: "No soy yo quien te engendra. Son los muertos. / Son mi padre, su padre y sus mayores". De esta manera, decide honrar el pasado que existe tras cada ser humano, pues es lo que permite mantener la memoria de cada estirpe viva.

3. Poema para mi hija (fragmento) - Vicente Huidobro

Hija, tú que eres un retoño de mi vida
Tú que eres una continuación de mí mismo,
De mi silencio y de mi melancolía;
Tú que tienes la dulzura de lirio
De tu madre, mírame largamente
Con tus ojitos llenos de alborada,
Llenos de una tristeza que se presiente
Porque el talento es una gran desgracia.

¿Qué quieres que te diga
Cuando abres el interrogativo de tu mirada?
¿Quieres saber algo de tu vida
Y por qué de repente te has encontrado aquí?
Tú eres una refundición de ella y de mí,
Tú eres el retrato y la firma de nuestro amor,
Tú tienes de los dos:

Tienes de mi tristeza meditativa
y de la fuente clara de su sonrisa.

El escritor chileno Vicente Huidobro (1893 - 1948) fue un personaje clave dentro de la literatura vanguardista del siglo XX. En su obra, quiso jugar con las posibilidades del lenguaje con textos que rompieron con lo establecido.

En este poema retoma el estilo clásico al dirigirse a su hija, a quien observa como una continuación de sí mismo. Por ello, plantea la paternidad como un espejo en el que se pueden reflejar diversos rasgos y actitudes de los progenitores. Asimismo, la niña puede entenderse como fruto del amor de dos personas que desean convertir su pasión en una existencia llena de promesas.

4. Bajo mis manos crece - Jaime Sabines

Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre suave, manso, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo, bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.

Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.

Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil. Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.

Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas, te abrazo para que madures en paz.

Jaime Sabines (1926 - 1999) fue un poeta mexicano que se caracterizó por una escritura directa y cercana a todo público. En estos versos, se dirige a su hijo que está por nacer.

Por ello, le habla al vientre de la madre, el que acaricia y contempla con devoción. El hablante sabe que allí se esconde el milagro de la vida y que transforma a la mujer en un ser especial que alberga un tesoro que pronto llegará para iluminar sus existencias.

5. Si - Rudyard Kipling

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la pierden y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: “¡Resiste!”.

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!

Rudyard Kipling (1865 - 1936) fue un prolífico escritor británico que se hizo famoso con sus historias relacionadas con el mundo de la selva. Además de su éxito en la narrativa, se destacó como poeta.

En este poema le dirige una carta a su hijo en la que le expresa lo que desea para su futuro. Así, le entrega una guía y consejos de cómo ser un hombre que actúa de manera correcta en la vida.

6. El hijo - Alfonsina Storni

Se inicia y abre en tí, pero estás ciega
para ampararlo y si camina ignoras
por flores de mujer o espada de hombre,
ni qué alma prende en él, ni cómo mira.

Lo acunas balanceando, rama de aire,
y se deshace en pétalos tu boca
porque tu carne ya no es carne, es tibio
plumón de llanto que sonríe y alza.

Sombra en tu vientre apenas te estremece
y sientes ya que morirás un día
por aquél sin piedad que te deforma.

Una frase brutal te corta el paso
y aún rezas y no sabes si el que empuja
te arrolla sierpe o ángel se despliega.

La poeta argentina Alfonsina Storni (1892 - 1938) fue una de las voces femeninas más relevantes en la literatura latinoamericana del siglo XX.

En su época rompió con las barreras establecidas por la sociedad patriarcal al ser independiente y madre soltera. Aquí, se refiere a su hijo como parte esencial de ella misma, pues proviene de su carne y sus entrañas.

Aunque en el futuro será un ser independiente, desde el momento en que nació, sabe que será capaz de hacer cualquier cosa por su bienestar: "y sientes ya que morirás un día / por aquél sin piedad que te deforma". De este modo, la maternidad se entiende como una entrega completa en la que madre e hijo se convierten en una fuerza irrefrenable.

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7. Hijos - Jorge Debravo

Por la hija que ríe estoy doliente,
Por el hijo que llora estoy en pena,
Porque los dos me han puesto la colmena
Del alma toda abierta y toda ardiente.

Porque los dos han hecho que ese diente
Con que la vida muerde y envenena,
Me clave más veneno entre la vena
Y me vuelva el espanto incandescente.

Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
Un mendrugo de paz que no se alcanza.
Porque tendré que darles la campana
De la muerte, del odio y la venganza.
Y nutrirles la voz con sangre humana.

Jorge Debravo (1938 - 1967) fue una figura emblemática en la literatura de Costa Rica. Aunque murió muy joven, a los 29 años, tuvo dos niños a los que les dedicó este poema.

Al comienzo, se refiere a que los sentimientos de los hijos se amplifican en los padres. Sus dolores y alegrías se sienten en carne propia de manera aún más intensa.

Luego, afirma que ambos "son chorros de esperanza" que implican una responsabilidad enorme, pues debe encargarse de formarlos como individuos que sean un aporte para la sociedad: "Y nutrirles la voz con sangre humana".

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.