9 poemas imprescindibles de Mario Benedetti

Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 12 min.

Mario Benedetti es un escritor uruguayo que ha marcado a varias generaciones a través de sus letras. Fue un escritor bastante polémico. Sus posiciones políticas le provocaron una vida de exilio y permanente movilización.

Su obra literaria, especialmente su poesía, se convirtió en una referencia fundamental de las letras latinoamericanas. Trabajó temas como el amor, la naturaleza de la existencia humana y la política, entre muchos otros.

Veamos algunos de los poemas imprescindibles del autor.

1. Te quiero

Poema

Este quizá es el poema más célebre de Mario Benedetti y ha dado pie a las más hermosas canciones del repertorio latinoamericano.

Aquí el hablante lírico repasa las razones de su amor, que no se limita al hechizo inconsciente. Es un amor que mira el corazón del otro y examina las fibras de su compromiso, ética y capacidad amorosa universal.

Amante y amada se encuentran en las luchas de la vida, comparten sus esfuerzos, miran y aman a su país. Es un amor que no se contenta con un mundo interno, sino que se expande en la pertenencia a un todo.

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

2. No te salves

"No te salves" es uno de los poemas más famosos de Benedetti, ya que hace un llamado a experimentar la cosas en plenitud y no quedarse como un espectador ante la vida, que es una sola.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

3. Táctica y estrategia

El enamorado describe sus métodos y pretensiones amorosas en este poema, como si de una campaña militar se tratase. Desgrana dos conceptos: táctica y estrategia. El amor es un campo de batalla, la única batalla digna de ser vivida y celebrada. Como amante, la voz del sujeto lírico tiene un objetivo: llegar a ser necesitado por la amada.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

4. Hagamos un trato

Poema

En este poema, Benedetti representa el amor como un compromiso que se entrega. El amante es la ofrenda. No pide más que ser reconocido así, como una entrega, de solidaridad, como presencia amorosa que respalda. El término "compañera" sorprende. No se refiere al sujeto amado como amante, sino como un igual con quien existe un pacto de complicidad, algo que trasciende el eros y que se afianza como un valor.

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

5. Hombre que mira su país desde el exilio

Además de su esposa, Benedetti tenía un amor confeso: su país. Vivió en el exilio durante el tiempo de la dictadura militar en Uruguay a causa de sus convicciones políticas. Estuvo en Argentina y España, pero también Cuba tendría un peso importante, pues le dio abrigo y trabajó como director en Casa de las Américas.

Más allá de todo sostén, de todo eslabón en su carrera, esos años fueron de dolor ante el país lejano, que se pierde en el horizonte, que ha deformado su rostro, pero que aún aguarda una verdadera transfiguración. Su amor por el país que anhela desde el exilio es, de algún modo, un amor universal.

País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre

país ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre

país lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo

país violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre artigas

país estremecido
puño y letra
calabozo y praderas

país ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo

6. Viceversa

Después de la espera, la ansiedad por el encuentro se vuelve un amasijo de emociones. La expectativa generada por una reunión con la amada se convierte en duda y cada pregunta recorre la geografía de un corazón inquieto. Lo que domina a la voz lírica es la confusión. El miedo tiene su contracara: la esperanza... o viceversa.

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante

quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

7. Todavía

Poema

Benedetti es ampliamente conocido por sus versos de amor. En el poema "Todavía", el hablante lírico agradece la suerte de contar con su amada, pues gracias a ella la existencia vale la pena.

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

8. Esa batalla

En este poema, la voz lírica ya no se interroga sobre el amor, sino sobre la naturaleza de la existencia humana. ¿Cómo comprender este abismo de vivir sabiendo que la muerte se aproxima? ¿Cómo saldar la deuda con la vida, tan efímera, tan frágil? Dejemos que sea el poeta quien pregunte...

¿Cómo compaginar
la aniquiladora
idea de la muerte
con ese incontenible
afán de vida?

¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?

¿cómo desactivar la lápida
con el sembradío?
¿la guadaña
con el clavel?

¿será que el hombre es eso?
¿esa batalla?

9. Todo verdor

En su poema "Todo verdor", Benedetti se refiere a la importancia de los procesos. Tal como en la naturaleza, en la vida del ser humano cada situación tiene su tiempo.

Asimismo, es una frase que hace alusión al linaje familiar, pues muchas veces se olvida que la existencia es fruto del sacrificio y experiencia vital de los que nos antecedieron.

Todo verdor perecerá
dijo la voz de la escritura
como siempre
implacable

pero también es cierto
que cualquier verdor nuevo
no podría existir
si no hubiera cumplido su ciclo
el verdor perecido

de ahí que nuestro verdor
esa conjunción un poco extraña
de tu primavera
y de mi otoño
seguramente repercute en otros
enseña a otros
ayuda a que otros
rescaten su verdor

por eso
aunque las escrituras
no lo digan
todo verdor
renacerá.

Sobre Mario Benedetti

Mario Benedetti

Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 y murió el 17 de mayo de 2009 en Uruguay. Formó parte de la generación del 45 junto a importantes escritores como Juan Carlos Onetti, Ángel Rama e Ida Vitale.

Estudió la primaria en una escuela alemana. Gracias a esto pudo trabajar como traductor de Franz Kafka en los años venideros. Sin embargo, más tarde fue retirado de esa escuela cuando la ideología nazi comenzó a ser difundida.

La estrecha economía familiar lo llevó a trabajar desde los 14 años, lo que le obligó a abandonar la escuela secundaria y a estudiar por su cuenta. Desde entonces, trabajó en diferentes oficios como vendedor, taquígrafo y contable, además de traductor.

En 1946 se casó con Luz López Alegre, con quien sostuvo un matrimonio de 60 años. Se formó finalmente como periodista y fue ganando poco a poco notoriedad en la escena intelectual del país.

Como consecuencia del golpe militar ocurrido en Uruguay en 1973, abandonó su cargo como Jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo y se fue a vivir en el exilio. A lo largo de diez años vivió en países como Argentina, Cuba, Perú y España, separado circunstancialmente de su mujer.

Su obra, traducida a más de 25 idiomas, abarca géneros como poesía, novela, cuento, crítica y ensayo. Además, su estilo ha sido dócil a la musicalización, de manera que sus letras han sido inmortalizadas en las voces de los cantantes Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Soledad Bravo y muchos más.

Ha recibido numerosos reconocimientos, entre los que podemos nombrar: la Orden Félix Varela (Cuba, 1982), el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional (Bruselas, 1987), la medalla Gabriela Mistral (Chile, 1995) y la medalla Pablo Neruda (Chile, 2005). Asimismo, recibió la distinción Honoris Causa en la Universidad de la República en Montevideo (2004) y VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (España, 1999).

Escucha la musicalización del poema Te quiero compuesta por Alberto Favero, interpretada por la solista Mariana Jolivet junto a la Orquesta Sinfónica de Neuquen, bajo la dirección de Reinaldo Naldo Labrin. Arreglos y piano de Daniel Sánchez.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.
Andrea Imaginario
Editado por Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.