6 poemas imprescindibles de Mario Benedetti
Mario Benedetti es un escritor uruguayo que ha marcado a varias generaciones a través de sus letras. Fue, sin duda, un escritor polémico. Sus posiciones políticas le provocarían una vida de exilio y permanente movilización.
Aun así, o quizás por eso, su obra literaria, especialmente su poesía, se convertiría en una referencia fundamental. Sus temas, como en todo poeta, pasarían por el amor, la naturaleza de la existencia humana y la política, entre muchos otros.
Veamos algunos de los poemas imprescindibles del autor.
Hagamos un trato
En este poema, Benedetti representa el amor como un compromiso que se ofrece. El amante es la ofrenda. No pide más que ser reconocido así, como ofrenda de entrega, de solidaridad, como presencia amorosa que respalda. El término "compañera" sorprende. No se refiere al sujeto amado como amante, sino como un igual con quien existe un pacto de complicidad, algo que trasciende el eros y que se afianza como un valor.
Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo
si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo
si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
Táctica y estrategia
El enamorado describe sus métodos y pretensiones amorosas en este poema, como si de una campaña militar se tratase. Desgrana dos conceptos: táctica y estrategia. El amor es un campo de batalla, la única batalla digna de ser vivida y celebrada. Como amante, la voz del sujeto lírico tiene un objetivo: llegar a ser necesitado por la amada.
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.
Te quiero
Este quizá es el poema más célebre de Mario Benedetti. No solo ha sido leído por muchos, sino que ha dado pie a las más hermosas canciones del repertorio latinoamericano. Benedetti repasa las razones de su amor, que no se limita al hechizo inconsciente.
Es un amor que mira el corazón del otro, y examina las fibras de su compromiso, ética y capacidad amorosa universal. Amante y amada se encuentran en las luchas de la vida, comparten sus esfuerzos, miran y aman a su país. Es un amor que no se contenta con mundo interno, sino que se expande en la pertenencia a un todo.
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Hombre que mira su país desde el exilio
Además de su esposa, Benedetti tenía un amor confeso: su país. Vivió en el exilio durante el tiempo de la dictadura militar en Uruguay a causa de sus convicciones políticas. Anduvo por Argentina y España. Pero también Cuba tendría un peso importante, pues le dio abrigo y trabajo como director de la Casa de las Américas.
Más alá de todo sostén, de todo eslabón en su carrera, esos años fueron de dolor ante el país lejano, que se pierde en el horizonte, que ha deformado su rostro, pero que aún aguarda una verdadera transfiguración. Su amor por el país que anhela desde el exilio es, de algún modo, un amor universal.
País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre
país ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre
país lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo
país violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre artigas
país estremecido
puño y letra
calabozo y praderas
país ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo
Viceversa
Después de la espera, la ansiedad por el encuentro se vuelve un amasijo de emociones. La expectativa generada por el posible encuentro se vuelve pregunta, y cada pregunta recorre la geografía de un corazón inquieto. Lo que domina a la voz lírica en la confusión. El miedo tiene su contracara: la esperanza... o viceversa.
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
Esa batalla
En este poema, la voz lírica ya no se interroga sobre el amor, sino sobre la naturaleza de la existencia humana. ¿Cómo comprender este abismo de vivir sabiendo que la muerte se aproxima? ¿Cómo saldar la deuda con la vida, tan efímera, tan frágil? Dejemos que sea el poeta quien pregunte...
¿Cómo compaginar
la aniquiladora
idea de la muerte
con ese incontenible
afán de vida?
¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?
¿cómo desactivar la lápida
con el sembradío?
¿la guadaña
con el clavel?
¿será que el hombre es eso?
¿esa batalla?
Sobre Mario Benedetti
Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 y murió el 17 de mayo de 2009 en Uruguay. Formó parte de la generación del 45 en ese país junto a nombres como Juan Carlos Onetti, Ángel Rama e Ida Vitale.
Vea también Ida Vitale: 10 poemas esenciales.
Estudió la primaria en una escuela alemana. Allí aprendió esta lengua, gracias a lo cual pudo trabajar como traductor de Kafka en los años venideros. Fue retirado de esa escuela cuando la ideología nazi comenzó a ser difundida.
La estrecha economía familiar lo llevaría a trabajar desde los 14 años de edad, lo que le obligó a abandonar la escuela secundaria y a estudiar por su cuenta. Desde entonces, trabajó en diferentes oficios como vendedor, taquígrafo y contable, además de traductor.
En 1946 se casó con Luz López Alegre, con quien sostuvo un matrimonio de 60 años. Se formó finalmente como periodista y fue ganando poco a poco notoriedad en la escena intelectual del país.
Como consecuencia del golpe militar ocurrido en Uruguay en 1973, puso a la orden su cargo de jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo, y se fue a vivir en el exilio. A lo largo de diez años vivió en países como Argentina, Cuba, Perú y España, separado circunstancialmente de su mujer.
Su obra, traducida a más de 25 idiomas, abarca géneros como poesía, novela, cuento, crítica y ensayo. Además, su estilo ha sido dócil a la musicalización, de manera que sus letras han sido inmortalizadas en las voces de los cantantes Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Soledad Bravo y muchos más.
Ha recibido numerosos reconocimientos, entre los que podemos nombrar: la Orden Félix Varela (Cuba, 1982), el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional (Bruselas, 1987), la medalla Gabriela Mistral (Chile, 1995) y la medalla Pablo Neruda (Chile, 2005). Asimismo, recibió la distinción Honoris Causa en la Universidad de la República en Montevideo (2004) y VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (España, 1999).
Escucha la musicalización del poema Te quiero compuesta por Alberto Favero, interpretada por la solista Mariana Jolivet junto a la Orquesta Sinfónica de Neuquen, bajo la dirección de Reinaldo Naldo Labrin. Arreglos y piano de Daniel Sánchez.
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