Arte cinético


Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural

El arte cinético, conocido también como cinetismo, es una corriente artística surgida en París a mediados del siglo XX, que integra el movimiento físico-espacial como elemento compositivo.

El concepto del arte cinético se extiende a todas las obras basadas en el movimiento físico o virtual, lo que puede incluir algunas expresiones del arte óptico. Sin embargo, no todo arte óptico es cinético. Para que un objeto artístico sea cinético, el movimiento debe ser el centro de interés.

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Jesús Soto: Esfera. Caracas, Venezuela.

Los tipos de arte cinético se clasifican según el tipo de movimiento, y por ello, agrupan por igual expresiones tridimensionales y bidimensionales. A saber:

  • Obras de movimiento real, dinamizadas por diversos tipos de mecanismos.
  • Obras de movimiento virtual, que generan la percepción óptica del movimiento.

La escultura cinética es la expresión más destacada de esta corriente. A diferencia de las esculturas tradicionales, sólidas y estáticas, las cinéticas son estructuras dinámicas. Se conciben, más bien, como obras tridimensionales, cuyas tendencias principales son:

  • Estructuras móviles que se activan por sistemas de contrapeso, vibraciones ambientales, inercia, etc. Por ejemplo, los móviles de Calder.
  • Esculturas participativas, que requieren la intervención del espectador. Un ejemplo son las piezas inmersivas de Jesús Soto.
  • Máquinas accionadas por sistemas electromagnéticos. Por ejemplo, las máquinas de Francisco Sobrino.
  • Esculturas que integran la iluminación como recurso para la percepción de movimiento, sea luz natural o artificial. Por ejemplo, las obras de Julio Le Parc basadas en reflejos.
  • Esculturas integradas al ambiente o concebidas como espectáculo, como las fuentes de Tinguely.

A continuación, comprendamos cuáles son las características del arte cinético y cuáles son los representantes y las obras más importantes.

Características del arte cinético

El arte cinético heredó del futurismo la voluntad mecanicista y, del constructivismo, la celebración tecnológica. La fusión de estos dos aspectos permitió hacer del movimiento algo más que un principio: una realidad perceptible y/o real. De allí se desprenden las características de esta corriente.

Movimiento como principio

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Carlos Cruz-Diez.

A diferencia del futurismo y el constructivismo, en el cinetismo el movimiento no se imagina, sino que se percibe sensorial y materialmente. Comprende el movimiento de tres maneras: el movimiento físico real de la obra, el movimiento óptico y el movimiento físico del espectador.

Transformabilidad de la obra

Si el movimiento es el principio fundamental, la obra se concibe como una realidad transformable, ya sea inducida por un mecanismo interno, por la acción de los fenómenos ambientales (viento, luz) o por la participación del espectador.

El espacio y luz como “materia” de creación plástica

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Víctor Vasarely: Positivo y negativo, Ciudad Universitaria de Caracas, Venezuela.

El cinetismo puede concebir el espacio y la luz como “materia” plástica dentro de la composición. La aparente inmaterialidad del espacio vacío es fundamental para crear efectos de movimiento. Lo mismo ocurre con la luz y los reflejos, que inciden sobre la obra al hacer que esta se modifique constantemente.

Estudio de las percepciones ópticas

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Carlos Cruz-Diez: Couleur à l'Espace Olot, 2014, litografía, 69,7 × 100 cm.

Siguiendo a los impresionistas, los cinéticos también se abocaron al estudio de los mecanismos de percepción óptica, pero dieron un paso adelante al estudiar la agresión retiniana y la ambigüedad perceptiva de las formas abstractas. Así, incluyeron el estudio de los ritmos visuales, la superposición de formas geométricas ambiguas y la percepción lumínica dinámica.

El cinetismo crea secuencias repetidas (de líneas, formas simples o colores) que, en su conjunto, crean la percepción de un ritmo visual. Cuando estos ritmos se ven alterados por un objeto, o cuando son sometidos al movimiento (del objeto o del espectador), se crea una percepción visual producto de la agresión retiniana. Por ello, el cinetismo es considerado una evolución matemática de la abstracción.

Componente lúdico y participativo

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Jesús Soto: Houston Penetrable, estructura de aluminio lacado, tubos de PVC y tinta serigráfica al agua, medidas: 848,4 × 1999 × 1211,6 cm. Museo de Bellas Artes, Houston.

La participación y el juego están implícitos en el cinetismo. La obra cinética se presenta ante el espectador como un juego visual y, en muchas oportunidades, requiere, de hecho, su participación activa. Tal es el caso, por ejemplo, de las esculturas inmersivas. De esa forma, el cinetismo propone un cambio en la relación de las personas con los objetos artísticos. La obra permanece inconclusa, a la espera del espectador.

Arte público e integrado al ambiente

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Jean Tinguely: Fuente, Basilea.

Justamente por su carácter dinámico, lúdico y participativo, el arte cinético se comprometió también con la integración en el espacio público. Buena parte de estas propuestas integraban la participación del transeúnte. Otra parte, no menos importante, se integró con los elementos ambientales, como el viento y el agua. Así, el arte salió de los museos al encuentro de la vida ciudadana y de la naturaleza.

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Artistas y obras del arte cinético

Víctor Vasarely

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Hungría, 1906-1997. Fue uno de los más destacados artistas del arte óptico y del cinetismo. Implementó la contraposición de dos sistemas de perspectiva y de zonas de color con igual valor tonal. Uno de los recursos más utilizados fue la ambiguedad óptica. Tuvo una obra pública destacada desde sus primeras intervenciones en la Ciudad Universitaria de Caracas.

Jesús Rafael Soto

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Venezuela, 1923-2005. Inspirado en el sistema musical dodecafónico y la música serial, usó la repetición y las progresiones para lograr un efecto de continuidad y evolución de la repetición serial. Concebía el espacio como parte de la materia de su obra y entendía que el ser humano no estaba frente al espacio sino que era parte de este. Destacó por la creación de los penetrables.

Carlos Cruz-Diez

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Venezuela, 1923-2019. Hizo de la vibración colorista el centro de su propuesta. Conocido por usar listones estrechos de color, dispuestos en ángulo recto con respecto a la superficie de la obra. Así, el color refracta sobre la superficie y, en la medida en que se desplaza el espectador, la obra modifica creando la sensación de movimiento.

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Jean Tinguely

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Jean Tinguely: Heureka, 1964, Zurich.

Suiza, 1925-1991. Fue un pintor y escultor ampliamente conocido por sus llamadas "esculturas máquina", lo que hizo de él uno de los más importantes exponentes del cinetismo. Su enfoque fue más próximo a los postulados antiartísticos del dadaísmo, motivo por el cual su obra es una sátira a la sobreproducción industrial. Su primera obra propiamente cinética fue Heureka, la cual se caracteriza por la producción de movimiento "inútil", es decir, desprovisto de sentido.

Eusebio Sempere

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Eusebio Sempere: Serie Relieves luminosos.

España, 1923-1985. Fue un pintor, escultor y artista gráfico inserto en la corriente del cinetismo. Se dio a conocer en 1955 gracias a la exhibición de la serie Relieves luminosos, en la que integró la luz eléctrica como un factor de movimiento dentro de la obra. Por medio de cambios en los patrones de iluminación de la pieza, se construían ante los ojos del espectador formas geométricas dinámicas. Posteriormente exploró las líneas como recurso plástico en estructuras móviles y la escultura morotizada.

Julio Le Parc

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Argentina, 1928. Miembro fundador del grupo GRAV, se ha destacado por sus investigaciones en torno a la luz como elemento dinámico de la obra, los efectos especulares, la acción de los reflejos lumínicos y el movimiento.

Francisco Sobrino Ochoa

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Francisco Sobrino Ochoa: Estructura permutacional.

España, 1932-2014. Antiguo miembro del GRAV. Se destacó en el cinetismo por la creación de las llamadas “estructuras permutacionales”, basadas en la transformación lumínica a diferentes horas del día o bajo diversos juegos de iluminación interior. También creó obras móviles a través de mecanismo electromagnéticos y obras basadas en la vibración retiniana.

Origen del cinetismo

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Izquierda: Naum Gabo: Varilla vibrante, 1920, metal y madera con motor eléctrico, 616 × 241 × 190 mm, Galería Tate, Londres.
Derecha: Alexander Calder: Guava, 1955, móvil de plancha metálica, varillas y alambres (fotografía de Tom Powel Imaging). Fundación Calder.

En tanto movimiento artístico, el arte cinético tuvo su origen en París hacia la segunda mitad del siglo XX. El primer hito lo constituye la exposición Le Mouvement, celebrada en 1955, en la galería Denise René. Allí, se reunieron obras de Victor Vasarely, Marcel Duchamp, Alexander Calder, Jesús Rafael Soto, Yaacov Agam, Jean Tinguely, Robert Jacobsen y Pol Bury. Todas tenían en común el movimiento.

Esta y otras exhibiciones fueron punto de partida para iniciativas individuales y grupales que exploraban las posibilidades estéticas del dinamismo real, toda una novedad en las bellas artes. Por ejemplo, el X Salon des Réalités Nouvelles (París, 1955), de donde emergió el cinético Eusebio Sempere.

Entre 1960 y 1968 se destacó el París el Grupo de Investigación de Arte visual (GRAV por sus siglas en francés), abocado al estudio de los efectos visuales, entre los que figuraba el movimiento. Fueron sus miembros Julio Le Parc, Francisco Sobrino Ochoa, François Morellet, Horacio García-Rossi, Hugo Demarco, Joel Stein, Yvaral y Denise René.

Paralelamente fueron trascendentes las iniciativas particulares, ancladas en la investigación acuciosa, de artistas como Carlos Cruz-Diez, abocado al estudio del fenómeno cromático más allá de sus soportes, de cuyas interferencias surgen percepciones de movimiento.

Antecedentes del arte cinético

Ahora bien, los antecedentes del arte cinético se remontan, por un lado, a algunas vanguardias del siglo XX, como el futurismo y la abstracción geométrica, particularmente el constructivismo. Por el otro lado, al espíritu experimental de la escuela Bauhaus.

La obra Varilla vibrante del constructivista Naum Gabo, exhibida en 1920, sentó un precedente determinante. Más tarde, hacia los años 50, la invención de las esculturas “móviles” convertirían a Alexander Calder en el precursor del arte cinético tal y como lo conocemos.

Mientras el futurismo solo podía representaba el movimiento y sugerirlo a la imaginación, el cinetismo lo presenta realmente. Así, el sueño maquinista de los futuristas se hizo realidad concreta gracias al arte cinético. Por su fuera poco, el cinetismo hizo accesible el arte al llamar a la participación activa del espectador y al concebir un arte público verdaderamente integrado al ambiente.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.