7 poetas chilenos famosos que debes conocer

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 12 min.

Durante el siglo XX Chile fue reconocido como "país de poetas". Desde las vanguardias hasta el compromiso social, la tradición lírica chilena ha dado voces fundamentales que han trascendido sus fronteras y marcado la literatura universal.

Este prestigio se ve reflejado en el hecho de que cuenta con dos Premios Nobel de Literatura, Gabriela Mistral en 1945 y Pablo Neruda en 1971.

Juntos a otros autores imprescindibles se conforma un mosaico donde la palabra poética no sólo es arte, sino también identidad y memoria colectiva.

1. Balada - Gabriela Mistral

Él pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!

Él va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!

Él besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!

Él irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!

Gabriela Mistral (1889 - 1957) fue la primera mujer latinoamericana en recibir el Premio Nobel. En su escritura trató variados temas, desde el amor, la muerte, la educación y la situación de la mujer, así como realizó profundos análisis sobre América Latina.

"Balada" es uno de sus poemas más populares y en él se puede ver con claridad el dolor frente al amor no correspondido. Recrea el momento en que observa a su objeto del deseo con la "otra", aquella que sí merece el amor que tanto anhela la hablante. Con esta situación, comprende que él jamás la va a querer, tal como puede verse en el final "él irá con otra por la eternidad".

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2. Arte poética - Vicente Huidobro

Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata,

Estamos en el ciclo de los nervios,
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas!
Hacedla florecer en el poema;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El Poeta es un pequeño Dios.

Vicente Huidobro (1893 - 1948) fue el propulsor del creacionismo, primer movimiento vanguardista latinoamericano. Así, defendía la idea de que el poeta no debía limitarse a describir la realidad, sino crear nuevos mundos a través de las palabras.

“Arte poética” es un manifiesto central de su propuesta estética. Plantea que el verso debe funcionar como “una llave / que abra mil puertas”, es decir, como un mecanismo de revelación capaz de generar universos inéditos en la mente del lector.

También insiste en la responsabilidad del poeta frente a las palabras (“Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra”) y rechaza el adjetivo que no aporte vida. Con ello, subraya la importancia de la precisión y la vitalidad del lenguaje.

El texto culmina con su célebre afirmación “El Poeta es un pequeño Dios”, que sintetiza la postura creacionista: el poeta no refleja el mundo, sino que lo engendra.

3. Poema 20 - Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda (1904 - 1973) es uno de los poetas más importantes del siglo XX. Su obra exploró diversos temas y registros, desde la poesía amorosa hasta la política, así como lo histórico y social.

“Poema 20” es probablemente el texto más conocido del autor y uno de los más emblemáticos de toda la poesía en español. En él, se articula la experiencia del desamor con una mezcla de resignación, nostalgia y contradicción afectiva.

La primera línea (“Puedo escribir los versos más tristes esta noche”) se repite como un lamento y funciona como un eje que va marcando el ritmo elegíaco.

El poema oscila entre la certeza de la pérdida y la confusión de los sentimientos: “Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero”. Esta ambivalencia refleja la imposibilidad de clausurar del todo el vínculo amoroso y la permanencia del recuerdo, que se convierte en herida.

El contraste entre la inmensidad del universo (“La noche está estrellada”) y la soledad íntima del hablante potencia la sensación de vacío.

Por su parte, versos como “Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido” resumen con maestría la dimensión universal del sufrimiento amoroso.

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4. El hombre imaginario - Nicanor Parra

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

Nicanor Parra (Chile, 1914 - 2018) es uno de los escritores más importantes de América Latina. En su obra, intentó renovar el lenguaje poético a través de la inclusión de la prosa y el humor.

"El hombre imaginario" trata sobre el sufrimiento provocado por la pérdida de la amada. Una de las características de estos versos es el motivo recurrente de "imaginario", que le otorga ritmo al poema, pero también ayuda a generar reflexión en el lector.

La única palabra que no está acompañada del adjetivo imaginario es dolor, pues es lo único que se siente real en un mundo que ya no hace sentido. Este hombre continúa con la rutina de su vida, pero como si fuese un ser autómata que no sabe distinguir entre una realidad difusa y la angustia punzante que lo persigue.

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5. Genio y figura - Pablo de Rokha

Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
El cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
Lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.

La obra de Pablo de Rokha (1894 - 1968) es de un tono combativo, visceral y desgarrado, con un lenguaje que mezcla lo popular con lo culto.

En “Genio y figura” el hablante se presenta como una especie de encarnación del dolor y la derrota universal (“Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!”).

Su discurso es torrencial y apocalíptico. La atmósfera es de ruina, de despojo, de desgarro existencial. El yo poético se reconoce enemigo total y aúlla por los barrios como una bestia herida, en un mundo en decadencia, lleno de cuerpos y olores a tumba.

La intensidad de las imágenes (“el ataúd rojo del infeliz”, “el hipo de cien perros botados a morir”) expresa la desesperación personal y funciona como crítica a una sociedad alienada.

Este poema condensa la estética de De Rokha: la exaltación de un yo atormentado que es al mismo tiempo un grito colectivo, un desahogo contra la violencia del mundo.

6. Qué se ama cuando se ama - Gonzalo Rojas

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

Gonzalo Rojas (1916 - 2011) estacó por una obra centrada en el compromiso social, el erotismo y las capacidades sonoras del lenguaje.

Este es uno de sus poemas más famosos y en él incursiona en la naturaleza del amor. A través de los versos cuestiona si lo que se ama es al otro o a uno mismo en esa relación, así como también se pregunta si lo que realmente amamos es retornar a la unidad perdida.

Hacia el final, postula el ideal del alma gemela, nuestra eterna búsqueda por un ser que nos complete.

7. XXXVII - Teresa Wilms Montt

Nada. Cansada de correr por los espacios y de penetrar en los subterráneos del
mundo, en un un afán de olvidarme de mí misma, termino en mi propio corazón.

Olvidarse a sí misma como se olvida el loco de su vida actual, dedicando la
mente a lo que se ha ido.

¿Cómo arrancar la pena del alma? ¿Cómo borrar el pasado?
¿Dónde encontrar la dulzura, si su fuente se ha secado para mí?
¿Dónde encontrar la felicidad, si me está vedado pasar las puertas de su jardín?
¿Dónde encontrar la calma, si la muerte no se acuerda de mí?
Si mis brazos se alargasen tanto como mi martirio, atravesando montañas,
podrían alcanzar la dicha.
¡Nada!... Inútil los esfuerzos de mi mente por elevarse a los espacios. ¡Nada
logra estrangular la voz del corazón!

Teresa Wilms Montt (1893 - 1921) fue una poeta poco reconocida en su país. Debido a las condiciones sociales de la época, su escritura fue coartada y sólo logró ser publicada en Argentina y España en ediciones poco difundidas.

Con los años, su obra se fue recuperando. En ella, ahonda en el búsqueda espiritual a través de una exploración vanguardista del lenguaje.

Su biografía está íntimamente ligada a su escritura. Este texto es de su primer poemario, Inquietudes sentimentales, libro que publicó luego de huir del convento en el que fue recluida por su familia, debido a que le fue infiel a su marido.

La autora se queja de la realidad agobiante de una existencia en la que se siente miserable y atrapada, donde no parece haber salida para la desesperación que siente.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.