4 poemas esenciales de José Emilio Pacheco (analizados)

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 7 min.

José Emilio Pacheco (1939 - 2014) es un destacado escritor que desarrolló una obra con un importante compromiso social.

Famoso por utilizar un lenguaje sencillo y accesible a todo público, aborda repetidamente temas como la transitoriedad de la vida y la búsqueda de sentido en un mundo en constante cambio.

1. Presencia

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.

Aquí el hablante lírico reflexiona sobre la fragilidad de la existencia, la transitoriedad del tiempo y la posibilidad de trascender a través de los demás.

Por ello, medita sobre qué permanece del individuo tras la muerte y se cuestiona el valor de sus acciones, palabras y emociones frente al inevitable olvido que trae el paso del tiempo.

Sin embargo, hay una apertura hacia la trascendencia: sugiere que su legado podría sobrevivir si alguien más lo recuerda o mantiene viva su presencia.

Así, a pesar del tono melancólico, el poema termina con una nota de esperanza. Es un reconocimiento de que los seres humanos trascienden no sólo por lo que crean, sino también a través de las conexiones y la memoria colectiva.

2. Indeseable

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

En estos versos se encuentra presente una dura crítica a la exclusión social y el desarraigo que enfrentan los individuos en una sociedad regida por sistemas impasibles y opresores.

A través de un tono melancólico, el poeta da voz a quien se siente relegado y desechado en un mundo que parece carecer de empatía.

De este modo, describe la experiencia de una persona que ha sido rechazada por los sistemas que rigen la realidad moderna: burocracia, economía y poder. Esta exclusión no es sólo administrativa o laboral, sino existencial. Esto convierte al hablante en un ser "indeseable", condenado al silencio y al olvido.

El poema puede interpretarse como una crítica a la deshumanización en el sistema capitalista y neoliberal, donde las personas son valoradas únicamente por su utilidad económica.

También alude a la discriminación que enfrentan migrantes, desempleados, ancianos y otras personas marginadas por no ajustarse a los estándares que exige la sociedad.

El verso "provengo de un país que ya no existe" sugiere un sentido de desplazamiento cultural o histórico. Aquello puede vincularse a la desaparición de tradiciones, valores o incluso geografías, debido a la globalización, el colonialismo o los conflictos políticos.

3. Imagen

La foto queda allí. Detuvo un segundo.
Se convirtió en pasado en el mismo instante.
El oleaje del tiempo no cesa nunca.
La vejez nos distancia a cada minuto
de la imagen inmóvil donde quien fuimos
contempla fiel al muerto que seremos.

En estos pocos versos, el hablante lírico condensa una meditación filosófica sobre la condición humana y el inevitable paso del tiempo.

Comienza describiendo una escena cotidiana y aparentemente sencilla: una fotografía. Sin embargo, esta imagen estática se convierte en un símbolo poderoso de cómo los momentos se transforman inmediatamente en pasado.

Así, se analiza cómo la cámara permite congelar un instante en el tiempo, pero no puede detener el curso de la vida ni el desgaste que el tiempo ejerce sobre las personas.

Entonces, la fotografía se convierte en un espejo entre el pasado y el futuro. Quien alguna vez posó para la imagen mira, a través del tiempo, al "muerto que seremos".

Esto refleja una preocupación existencial: aquel retrato documenta un instante efímero que guía hacia el camino inevitable de la muerte.

4. Ciudad maya comida por la selva

De la gran ciudad maya sobreviven
arcos
desmanteladas construcciones
vencidas
por la ferocidad de la maleza

En lo alto el cielo en que se ahogaron sus dioses
Las ruinas tienen
el color de la arena
Parecen cuevas
ahondadas en montañas
que ya no existen

De tanta vida que hubo aquí
de tanta
grandeza derrumbada
sólo perduran
las pasajeras flores que no cambian

En este poema, hace alusión al pasado ancestral de México y se refiere a una de las grandes civilizaciones prehispánicas. Así, aunque los mayas realizaron grandes avances en materia de arquitectura, astronomía, matemáticas y desarrollaron su propia escritura, de toda su grandeza sólo permanecen vestigios y ruinas.

Con ello, el autor pretende hacer reflexionar al lector sobre la existencia humana y cuáles son las cosas realmente imperecederas, como la naturaleza. Al mencionar las flores, analiza cómo en un mundo en constante cambio, sólo el medio ambiente es capaz de sobrevivir.

Sobre José Emilio Pacheco

Fue un destacado poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano, considerado una de las figuras más relevantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX.

Nació el 30 de junio de 1939 en la Ciudad de México, donde pasó gran parte de su vida y desarrolló una prolífica carrera literaria.

Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y formó parte del grupo literario que rodeaba a autores como Carlos Monsiváis y Sergio Pitol.

A lo largo de su vida, recibió numerosos reconocimientos. Entre ellos el Premio Cervantes (2009), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2003).

Falleció el 26 de enero de 2014, dejando un legado invaluable para las letras mexicanas e internacionales.

Estilo literario

Es reconocido por su estilo sencillo, con un lenguaje accesible que reflexiona sobre temas universales como el tiempo, la memoria, la naturaleza, la mortalidad y la condición humana.

Su poesía se caracteriza por una gran economía de palabras, precisión en las imágenes y una fuerte carga filosófica. En sus textos, Pacheco muestra una visión crítica de la sociedad.

Como narrador, su obra combina el sentido histórico y social con la introspección individual, mostrando tanto las luchas personales como las colectivas.

Obras más importantes

Poesía:

Su obra poética es considerada una de las más importantes en lengua española. Entre sus libros destacan:

  • Los elementos de la noche (1963)
  • No me preguntes cómo pasa el tiempo (1970)
  • Irás y no volverás (1973)
  • Tarde o temprano (1978, edición definitiva 2009), que reúne gran parte de su producción poética.

Narrativa:

Entre sus relatos y novelas cortas sobresalen:

  • El viento distante (1963), una colección de cuentos donde aborda la pérdida, el paso del tiempo y las tensiones sociales.
  • Las batallas en el desierto (1981), quizá su obra narrativa más conocida, una breve novela que explora la nostalgia, el amor juvenil y los cambios en la sociedad mexicana de mediados del siglo XX.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.