6 poemas para descubrir a Rosario Castellanos
Rosario Castellanos (1925 - 1974) es una de las figuras más importantes de la literatura mexicana. En su obra, realizó un registro del tiempo y del contexto social en el que vivió, otorgándole voz a quienes no la tenían en aquellos años como los indígenas y las mujeres.
1. Nostalgia
Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
—sal, espuma y estruendo—,
y toqué con mis manos una criatura viva;
el silencio.Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.
Este poema aborda la nostalgia, ese sentimiento de anhelo por algo perdido o lejano, que puede relacionarse con un lugar, un tiempo o incluso un estado emocional.
Aquí el hablante lírico crea una analogía entre el mar y las emociones. El movimiento del agua, inevitable y cíclico, simboliza el ir y venir de las experiencias vividas y refleja la manera en que el ser humano transita incansablemente entre el pasado, el presente y el futuro.
De este modo, el sujeto se queda enfrentado al silencio, que presenta como algo tangible y vivo que subraya el vacío que deja la ausencia o la lejanía.
2. Desamor
Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.
En estos versos, el hablante lírico se refiere al desamor de manera directa y cruda. Aquella sensación universal, con la que cuaquier lector puede llegar a identificarse, se presenta como una falta de reconocimiento por parte del otro.
Así, la identidad desaparece cuando el amante la desprecia y se convierte en un cuerpo ajeno, tratado sin ningún tipo de consideración o aprecio.
3. Agonía fuera del muro
Miro las herramientas,
El mundo que los hombres hacen, donde se afanan,
Sudan, paren, cohabitan.
El cuerpo de los hombres prensado por los días,
Su noche de ronquido y de zarpazo
Y las encrucijadas en que se reconocen.
Hay ceguera y el hambre los alumbra
Y la necesidad, más dura que metales.
Sin orgullo (¿qué es el orgullo? ¿Una vértebra
Que todavía la especie no produce?)
Los hombres roban, mienten,
Como animal de presa olfatean, devoran
Y disputan a otro la carroña.
Y cuando bailan, cuando se deslizan
O cuando burlan una ley o cuando
Se envilecen, sonríen,
Entornan levemente los párpados, contemplan
El vacío que se abre en sus entrañas
Y se entregan a un éxtasis vegetal, inhumano.
Yo soy de alguna orilla, de otra parte,
Soy de los que no saben ni arrebatar ni dar,
Gente a quien compartir es imposible.
No te acerques a mi, hombre que haces el mundo,
Déjame, no es preciso que me mates.
Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren
De algo peor que vergüenza.
Yo muero de mirarte y no entender.
El poema aborda la desconexión entre el sujeto lírico y el mundo de los "hombres". Hay una crítica implícita al sistema social que oprime a los seres humanos, llevándolos a la degradación y una reflexión sobre la imposibilidad de pertenecer o integrarse en esa dinámica.
Está dividido en dos partes: primero describe al "hombre que hace el mundo" y sus miserias. Luego, contrasta aquella realidad abrumadora con la que se siente ajena y alienada.
4. Jornada de la soltera
Da vergüenza estar sola. El día entero
arde un rubor terrible en su mejilla.
(Pero la otra mejilla está eclipsada.)
La soltera se afana en quehacer de ceniza,
en labores sin mérito y sin fruto;
y a la hora en que los deudos se congregan
alrededor del fuego, del relato,
se escucha el alarido
de una mujer que grita en un páramo inmenso
en el que cada peña, cada tronco
carcomido de incendios, cada rama
retorcida, es un juez
o es un testigo sin misericordia.
De noche la soltera
se tiende sobre el lecho de agonía.
Brota un sudor de angustia a humedecer las sábanas
y el vacío se puebla
de diálogos y hombres inventados.
Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda.
y no puede nacer en su hijo, en sus entrañas,
y no puede morir
en su cuerpo remoto, inexplorado,
planeta que el astrónomo calcula,
que existe aunque no ha visto.
Asomada a un cristal opaco la soltera
-astro extinguido-pinta con un lápiz
en sus labios la sangre que no tiene
y sonríe ante un amanecer sin nadie.
Uno de los aspectos más destacados en la obra de Castellanos es el reflejo de la realidad femenina. Por ello, varios de sus textos ahondan en el imaginario de las mujeres.
Aquí la hablante desnuda su alma y expresa lo que significaba ser soltera en una época en que el único destino de la mujer parecía ser madre y esposa. Entonces la existencia se convierte en una tortuosa espera llena de vacío y verguenza.
Es por este motivo que se hace alusión a lo marchito en la utilización de expresiones como "quehacer de ceniza", "sin mérito y sin fruto" y "astro extinguido". Del mismo modo, hace alusión al juicio social en los versos " cada peña, cada tronco / carcomido de incendios, cada rama / retorcida, es un juez / o es un testigo sin misericordia".
5. Resplandor del ser
Para la adoración no traje oro.
(Aquí muestro mis manos despojadas)Para la adoración no traje mirra.
(¿Quién cargaría tanta ciencia amarga?)Para la adoración traje un grano de incienso:
mi corazón ardiendo en alabanzas.
En este poema se busca otra manera de acercarse a Dios que no implique la fastuosidad de los ritos. Así, hace mención a los regalos que llevaron aquella primera Nochebuena los reyes magos como el oro y la mirra.
Por el contrario, la hablante sólo cuenta con lo más sencillo: el amor y fe dentro de su corazón, que resulta ser la mejor ofrenda.
6. Kinsey Report
1
—¿Si soy casada? Sí. Esto quiere decir
que se levantó un acta en alguna oficina
y se volvio amarilla con el tiempo
y que hubo ceremonia en una iglesia
con padrinos y todo. Y el banquete
y la semana entera en Acapulco.
No, ya no puedo usar mi vestido de boda.
He subido de peso con los hijos,
con las preocupaciones. Ya ve usted, no faltan.
Con frecuencia, que puedo predecir,
mi marido hace uso de sus derechos o,
como él gusta llamarlo, paga el débito
conyugal. Y me da la espalda. Y ronca.
Yo me resisto siempre. Por decoro.
Pero, siempre también, cedo. Por obediencia.
No, no me gusta nada.
De cualquier modo no debería de gustarme
porque yo soy decente ¡y él es tan material!
Además, me preocupa otro embarazo.
Y esos jadeos fuertes y el chirrido
de los resortes de la cama pueden
despertar a los niños que no duermen después
hasta la madrugada.
2
Soltera, sí. Pero no virgen. Tuve
un primo a los trece años.
Él de catorce y no sabíamos nada.
Me asusté mucho. Fui con un doctor
que me dio algo y no hubo consecuencias.
Ahora soy mecanógrafa y algunas veces salgo
a pasear con amigos.
Al cine y a cenar. Y terminamos
la noche en un motel. Mi mamá no se entera.
Al principio me daba vergüenza, me humillaba
que los hombres me vieran de ese modo
después. Que me negaran
el derecho a negarme cuando no tenía ganas
porque me habían fichado como puta.
Y ni siquiera cobro. Y ni siquiera
puedo tener caprichos en la cama.
Son todos unos tales. ¿Qué que por qué lo hago?
Porque me siento sola. O me fastidio.
Porque ¿no lo ve usted? estoy envejeciendo.
Ya perdí la esperanza de casarme
y prefiero una que otra cicatriz
a tener la memoria como un cofre vacío.
3
Divorciada. Porque era tan mula como todos.
Conozco a muchos más. Por eso es que comparo.
De cuando en cuando echo una cana al aire
para no convertirme en una histérica.
Pero tengo que dar el buen ejemplo
a mis hijas. No quiero que su suerte
se parezca a la mía.
4
Tengo ofrecida a Dios esta abstinencia,
¡por caridad, no entremos en detalles!
A veces sueño. A veces despierto derramándome
y me cuesta un trabajo decirle al confesor
que, otra vez, he caído porque la carne es flaca.
Ya dejé de ir al cine. La oscuridad ayuda
y la aglomeración en los elevadores.
Creyeron que me iba a volver loca
pero me estaba atendiendo un médico. Masajes.
Y me siento mejor.
5
A los indispensables (como ellos se creen)
los puede usted echar a la basura,
como hicimos nosotras.
Mi amiga y yo nos entendemos bien.
Y la que manda es tierna, como compensación:;
así como también la que obedece
es coqueta y se toma sus revanchas.
Vamos a muchas fiestas, viajamos a menudo
y en el hotel pedimos
un solo cuarto y una sola cama.
Se burlan de nosotras pero también nosotras
nos burlarnos de ellos y quedamos a mano.
Cuando nos aburramos de estar solas
alguna de ios dos irá a agenciarse un hijo.
¡No, no de esa manera! En el laboratorio
de la inseminación artificial.
6
Señorita. Sí, insisto. Señorita.
Soy joven. Dicen que no fea. Carácter
llevadero. Y un día
vendrá el Príncipe Azul, porque se lo he rogado
como un milagro a San Antonio. Entonces
vamos a ser felices. Enamorados siempre.
¡Qué importa la pobreza! Y si es borracho
lo quitaré del vicio. Si es mujeriego
yo voy a mantenerme siempre tan atractiva,
tan atenta a sus gustos, tan buena ama de casa,
tan prolífica madre
y tan extraordinaria cocinera,
que se volverá fiel como premio a mis méritos,
entre los que el mayor es la paciencia.
Lo mismo que mis padres y los de mi marido
celebraremos nuestras bodas de oro
con gran misa solemne.
No, no he tenido novio. No, ninguno
todavia. Mañana.
En este poema Castellanos hace alusión al famoso Reporte Kinsey, basado en los dos estudios que se realizaron en Estados Unidos sobre la conducta sexual de hombres y mujeres, Sexual Behavior in the Human Male (1948) y Sexual Behavior in the Human Female (1953).
Los reportes revolucionaron la comprensión de la sexualidad humana al demostrar que existía una amplia diversidad en las prácticas y que comportamientos considerados tabú eran más comunes de lo que se creía. Como consecuencia, se creó una escala que establece seis grados de sexualidad (desde la heterosexualidad hasta la homosexualidad exclusiva).
La autora toma esta idea y crea seis breves textos en los que analiza la situación de la mujer del periodo. Así, en el primero muestra a la mujer heterosexual y casada que cumplió con el mandato oficial. Ella lleva una vida rutinaria y desprovista de emociones. No es para nada el sueño o ideal, lo que se comprueba en los versos "Ya no puedo usar mi vestido de boda. / He subido de peso con los hijos".
En el segundo, muestra a una mujer soltera e independiente. Tiene su trabajo y mantiene encuentros ocasionales con ciertos hombres. Sin embargo, es algo que le oculta a su madre por vergüenza, ya que siente sobre sí el escrutinio social.
La tercera es una divorciada que parece conforme con su vida, pero sabe que no es el ejemplo o el tipo de existencia que quiere para sus hijas.
La cuarta es la mujer que se abstiene de la sexualidad y que está a punto de caer en la locura. La quinta muestra a una pareja de mujeres que decidieron vivir su amor y son felices.
Por último, la sexta es la "señorita", la joven soltera que espera encontrar un buen hombre para comenzar a realmente vivir. No obstante, se nota la crítica implícita, pues es capaz de dejar pasar cualquier defecto con tal de encontrar pareja.
Sobre la autora
Rosario Castellanos fue una destacada escritora, poeta y ensayista mexicana. Nació el 25 de mayo de 1925 en Ciudad de México, pero pasó su infancia en Chiapas.
Es conocida por abordar temas como la identidad femenina, la opresión indígena y las desigualdades sociales en su obra. Entre sus libros más destacados están la novela Balún Canán (1957) y el poemario Trayectoria del polvo (1948).
También escribió ensayos y piezas teatrales, consolidándose como una figura clave de la literatura latinoamericana.
Castellanos fue embajadora de México en Israel y murió en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974, dejando un legado que sigue inspirando reflexiones sobre género y cultura.
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