Características del romanticismo


Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural

La transición del siglo XVIII al siglo XIX estuvo marcada por la aparición del romanticismo, un movimiento artístico y literario que hacía de la libertad creativa y la expresión de la subjetividad el centro de su proclama.

El romanticismo se oponía a la estética del neoclasicismo, regida por la razón y la moral. Ambos fueron movimientos contemporáneos, si bien el neoclasicismo fue el primero en aparecer. El movimiento romántico impulsó el florecimiento de la creatividad y la originalidad artística.

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Johann Heinrich Füssli: Silencio. 1800. Óleo sobre tela. 63,5 x 51,5 cm. Kunsthaus, Zurich.

Cada disciplina artística en el movimiento romántico supuso retos y alcances diferentes. La pintura, por ejemplo, implicó una auténtica transformación en el concepto y papel de las artes plásticas en la sociedad, que hasta entonces ocupaban un lugar muy importante al servicio de la propaganda del Estado y la Iglesia, sus principales mecenas.

La revolución romántica creó nuevas condiciones para la producción artística al relacionar el arte con el ejercicio de la conciencia y la creatividad individual. El historiador Ernest Gombrich afirma que:

La idea de que la verdadera finalidad del arte era expresar la personalidad sólo podía ganar terreno cuando el arte hubiese perdido sus otros fines.

Al entender las artes como vehículo de expresión individual y, en consecuencia, como vocación, muchos artistas y escritores románticos renunciaron al encargo y fueron impelidos a vender sus obras para no "venderse" a sí mismos como artistas. Así, a la par del culto al artista consagrado como proveedor de contenidos espirituales, creció el número de artistas proscritos y económicamente quebrados, pues para el nuevo público era más seguro apostar por el arte tradicional.

Para comprender mejor este nuevo concepto de arte y las consecuencias derivadas, vamos a conocer en este artículo las principales características de la pintura romántica en función de tres aspectos:

  1. Los valores fundamentales del programa romántico (propósito y valores);
  2. Las características formales aplicables a las diferentes disciplinas (estilo);
  3. Los temas de representación.

Valores y aspectos programáticos del movimiento romántico

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Carl Spitzweg: El poeta pobre. 1839. Óleo sobre tela. 36 cm x 44 cm. Pinacoteca Antigua de Múnich. Alemania.

Imaginación vs. inteligencia

Los pintores románticos enaltecían la imaginación de dos maneras: como un elemento creativo y como una forma de conocimiento. Se trata de una reacción al arte neoclásico, que desechaba el valor simbólico de la imaginación por considerarla contraria al espíritu de la razón y la moral.

Sublimidad vs. belleza clásica

Los artistas románticos reaccionan en contra del canon clásico de la belleza (orden, proporción y simetría), que se había vuelto predecible y estereotipado, y lo hacen por medio de la noción de lo sublime.

A diferencia del canon clásico que produce placer y armonía, lo sublime es un displacer, es decir, de un estremecimiento o inquietud trascendente que resulta de la inadecuación entre la grandeza imaginativa de lo contemplado y lo esperado por la razón. Lo sublime conmueve, agita, turba al espectador de manera cautivante; lo saca de su zona cómoda y lo obliga a reconocer otras formas de la belleza distintas al orden, la proporción y la simetría.

Subjetividad vs. objetividad

En el romanticismo se propone que el arte obedezca solo al propósito de expresar la subjetividad del artista, esto es, su punto de vista, sensibilidad, opiniones, preocupaciones y anhelos. En este sentido, libera al arte de la subordinación a los intereses del cliente y, particularmente a la pintura, la libera del encargo. Así surge el concepto del arte como expresión individual.

Nacionalismo vs. universalidad

El nacionalismo y el patriotismo son dos valores que compartieron el arte romántico y el arte neoclásico, pero lo hicieron desde dos puntos de vista totalmente diferentes. De hecho, el historiador Eric Hobsbawm señala que el romanticismo y el neoclasicismo no fueron sino dos caras de la misma moneda.

Apuntemos cuáles serían las diferencias en este aspecto del nacionalismo. Mientras en arte neoclásico defendía el concepto del Estado nacional como un orden racional y un medio para el desarrollo civilizatorio, el romanticismo valora el concepto de la identidad nacional. En esa medida, el Estado congrega a los hijos de la nación, de la comunidad de hermanos.

Aspectos formales y estilístico del romanticismo

Diversidad de estilos

Si algo caracterizó al arte romántico, fue la diversidad de estilos que necesariamente se impuso al liberarse de las reglas académicas y al procurar la expresión subjetiva. Ni las artes ni la literatura del romanticismo pueden considerarse como un estilo unificado de ninguna manera.

De hecho, el romanticismo tampoco puede considerarse como un período sino como un movimiento que colindaba con otros (neoclasicismo, realismo, simbolismo, prerrafaelismo). Lo que sí se puede decir es que el romanticismo ejerció una influencia verdaderamente significativa en el arte del siglo XIX y que prefiguró las bases del concepto de la literatura y del arte modernos.

Liberación de las reglas

Los artistas y escritores románticos se liberan de la rigidez de las reglas académicas, aunque esto no significa que hayan renunciado a ellas por completo. En algunos casos, da la impresión de que las reglas desaparecen por completo; en otros, se las ve subordinadas a la expresión de la subjetividad individual y, por lo tanto, utilizadas a capricho de la necesidad expresiva. En cualquiera de los escenarios, el artista se ha liberado del rigor academicista deliberadamente en busca de un estilo propio que lo identifique.

Ironía romántica

La ironía fue uno de los elementos más explorados en el romanticismo, especialmente el romanticismo literario. Se trata de una suerte de actitud de espíritu frente a los modos de representación de la realidad, que se cuestiona sobre los límites del entendimiento de la razón. La ironía permite así abrir posibilidades infinitas en la obra artística.

Evasión de la claridad y la definición

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Joseph Mallord William Turner: Luz y color (Teoría de Goethe), La mañana después del diluvio o Moisés escribiendo el Libro del Génesis. 1843. Óleo sobre lienzo. 78.5 cm × 78.5 cm. Tate Britain, Londres.

Los artistas del romanticismo se interesan por los estados emocionales, especialmente aquellos que revelan una cierta turbación. Si el cuadro es una metáfora del mundo interior, a sabiendas tan confuso, al pintor le interesa la transmisión de la atmósfera psicológica, y para ello se vale de la falta de claridad y definición. Lo mismo ocurre en la literatura y en la música del movimiento romántico.

Influencia del arte barroco, especialmente en el romanticismo francés

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Eugene Delacroix: La muerte de Sardanápalo. 1827. Óleo sobre lienzo. 3,92 m x 4,96 m. Museo del Louvre, París.

En el caso de Francia, el romanticismo volvió, una vez más, sobre los maestros del período barroco, a los que la Ilustración había condenado como confusos, extravagantes y recargados. El barroco fue releído desde la clave romántica, aunque dirigido a los nuevos temas de interés moderno. Volvieron a aparecer las grandes escenas abigarradas, de aspecto caótico y exuberante.

Fines expresivos dominan sobre los acabados o la precisión formal

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Peder Balke: Auroras boreales. 1870. Óleo sobre madera. 10 ×12 cm.

Mientras que el neoclasicismo hacía un auténtico esfuerzo por ocultar los procedimientos que hicieran al espectador olvidarse del artista como intermediario entre él y la idea, el romanticismo recuerda su presencia dejando el procedimiento a la vista, esto es, permitiendo deliberadamente la imperfección, la asimetría, la inexactitud o la forma inconclusa, ya en la pintura, en la música o en la literatura.

Dinamismo

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Anne-Louis Girode de Russi-Triosone: La apoteosis de los héroes franceses que murieron en la guerra por la independencia de la Patria. Siglo XIX. Óleo sobre lienzo. 182×192 cm.

Las composiciones en el romanticismo renuncian a la unicidad de las composiciones neoclásicas y apuestan por composiciones dinámicas y cargadas de tensión.

Temas del romanticismo

El romanticismo pictórico compartía el mismo universo de intereses en cuanto a temas que la literatura y la música. Entre los temas más recurrentes se pueden reconocer:

Los estados de ánimo y los sentimientos

Los temas de representación más comunes en la pintura romántica derivaban de la expresión del mundo subjetivo de los artistas. Temas como los sentimientos de soledad, angustia, nostalgia, abandono, amor, locura, pasión, miedo o terror fueron más que frecuentes y, de hecho, se puede decir que estos asuntos fueron transversales en todos los temas desarrollados en el romanticismo.

La muerte

La muerte era, como es lógico, una gran preocupación en los artistas románticos, y fue abordada desde muchos puntos de vista. Había particular interés, además, en el tema del suicidio durante el romanticismo, alentado a su vez por la influencia que ejerció la novela Las desventuras del joven Werther, de Goethe.

La historia

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Francisco de Goya y Lucientes: El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos de patriotas madrileños o Los fusilamientos del 3 de mayo. 1814, óleo sobre lienzo, 268 x 347 cm, Museo del Prado, España.

Los artistas románticos comprometidos con los valores políticos libertarios y nacionalistas, representaron con frecuencia los temas de la historia que refrendaban tales valores. Este elemento tuvo particular adhesión en el romanticismo americano, ajeno por completo al interés por el pasado grecolatino.

Tanto en Europa como en América el arte romántico representaba pasajes históricos del medioevo y otros períodos como del tiempo contemporáneo, que de alguna manera constituyeran una reivindicación de la causa de la nación y la libertad. La revolución francesa fue, en este sentido, uno de los temas preferidos en el contexto del arte francés.

La historia en el romanticismo incluye también al héroe, pero a diferencia del arte neoclásico que lo demuestra como un ser templado y con dominio propio, lleno de virtudes morales, el romanticismo lo prefiere excesivo, pasional y trágico.

El paisaje

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John Constable: Cielo tormentoso de Hampstead. 1814.

El romanticismo vuelve al paisaje por dos caminos: el primero, como un esfuerzo por saldar la distancia entre hombre y naturaleza derivada de los cambios socio-económicos; el segundo, como una metáfora del mundo interior del sujeto. Una vez más, es una afrenta contra el racionalismo neoclásico que, en la mayoría de sus composiciones, prefería las escenas interiores y sobrias para centrar la atención del espectador en el mensaje.

El universo literario mítico y legendario

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William Blake: El gran Dragón Rojo y la Mujer revestida en Sol, de la serie El gran Dragón Rojo. 54,6 x 43,2 cm. Museo de Brooklyn.

Los románticos van en busca de nuevos contenidos en la literatura de todos los tiempos, dejando de lado las referencias grecolatinas. Acuden especialmente a aquella literatura que provee elementos fantásticos, criaturas maravillosas, bestias, mitologías alternativas, etc.

La cultura popular

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Francisco de Goya y Lucientes: El aquelarre. 1819-1823. Óleo sobre revoco, trasladado a lienzo. 140 cm × 438 cm. Museo del Prado, Madrid.

Hubo también un creciente interés por la representación de la cultura popular, a la que se consideraba depositaria de la identidad nacional. No necesariamente la visión de la cultura popular sería bucólica. Podía estar también ligada al universo de lo mágico-religioso y a una cierta legitimación del "caos" que tanto inquietaba a los ilustrados.

La nostalgia de la fe y la espiritualidad

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Caspar David Friedrich: Cemesterio del claustro en la nieve. 1819. Óleo sobre lienzo. 121 x 170 cm. Destruido en 1945, anteriormente en la Galería Nacional de Berlín.

Tanto neoclásicos como románticos creían que todo tiempo pasado fue mejor, pero ambos de un modo diferente. Los neoclasicistas adversaban el papel de la tradición, a la que responsabilizaban del fanatismo, y por ello creían ver en el pasado grecolatino un modelo racionalista.

Mientras tanto, los románticos adversaban el exceso de racionalismo iluminista, y añoraban el pasado medieval y los tiempos "primitivos". Lamentaban la desaparición de la espiritualidad y el sentido de lo mágico de la vida. Al mismo tiempo, valoraron el pasado popular como fuente primigenia del ser nacional. Esta mirada nostálgica era también como la aceptación de una pequeña muerte que el romanticismo pictórico lamenta una y otra vez en sus cuadros.

El aborigen americano

Otro de los grandes temas dentro de la línea del pasado como nostalgia, lo constituye el mundo aborigen americano, al cual interpretaban como símbolo de la unidad entre el ser humano y la naturaleza. Por supuesto, se trataba de una idealización inspirada en el concepto del buen salvaje de Jean-Jacques Rousseau.

Asuntos exóticos

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Eugene Delacroix: Jinetes marroquíes en acción militar o Caballeria árabe a la carga. 1832. Óleo sobre lienzo. Museo Fabre, Montpellier, Francia.

Es con los románticos que empieza a extenderse el interés por las llamadas "culturas exóticas" cargadas de un sentido único del color y de la composición. Una de las corrientes más difundidas es el orientalismo, el cual se refleja no solo en el estudio de los criterios estéticos sino en los temas representados.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.