Cuadro El caminante sobre el mar de nubes


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
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El caminante sobre el mar de nubes se convirtió en el cuadro insigne del movimiento romántico. Fue pintado por el artista alemán Caspar David Friedrich en 1818.

La obra representa a un hombre que se encuentra de pie en lo alto de una montaña. Está de espalda al espectador, pues lo esencial es transmitir la emoción experimentada frente a la inmensidad del paisaje.

El caminante sobre el mar de nubes
Kunsthalle, Hamburgo, Alemania

Movimiento romántico

El Romanticismo surgió a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX en Alemania e Inglaterra. Fue una respuesta frente a la racionalidad planteada por la Ilustración y el Neoclasicismo, ensalzando la subjetividad y la expresión de sentimientos.

Para los románticos el arte se convirtió en una manifestación individual en la que el artista podía mostrar sus inquietudes y su realidad interior.

Una de las características esenciales del movimiento fue el redescubrimiento de la naturaleza. De esta manera, el paisaje se reveló como una metáfora. Por ello, mostraban la naturaleza en todo su esplendor y fuerza, ya fuese con tormentas o visiones de lugares ideales.

Caspar David Friedrich (1774 - 1840) fue uno de los pintores románticos más destacados del periodo. Se hizo famoso por sus paisajes alegóricos en los que el ser humano se muestra como una criatura diminuta en contraposición a la vastedad de la naturaleza.

Revisa aquí Romanticismo: qué es y características del arte y la literatura

Lo sublime

El Romanticismo convirtió el concepto de lo sublime en la máxima categoría estética. Lo sublime puede definirse como la percepción de una belleza extrema que conduce al espectador a experimentar un éxtasis que va más allá de la racionalidad.

Así, se trata de una especie de emoción que sobrecoge. El individuo se siente inundado por una conmoción en la que no tienen cabida sus facultades racionales, es sólo sentir.

Por ello, se encuentra estrechamente ligado a lo espiritual y al desarrollo de una imaginación introspectiva e inmaterial. Ya sea al contemplar un paisaje, un cuadro o sentir una melodía, el ser humano puede sentir una conexión con lo divino y metafísico.

La importancia del paisaje

En este cuadro, Friedrich intenta mostrar lo diminuto del ser humano frente a la inmensidad de la naturaleza. Es en este espacio, donde el individuo es capaz de enfrentarse a sí mismo y fundirse con el ambiente que lo rodea.

El hecho de que el personaje aparezca de espalda refuerza el protagonismo que tiene el paisaje dentro de la composición. Esta silueta anónima logra generar identificación con el público, que es capaz de verse a sí mismo en ese hombre y proyectar sus emociones en la vista del paisaje.

A su vez, también se ha hecho una lectura religiosa, pues mientras la roca simboliza la firmeza de la realidad, el "mar de nubes" puede entenderse como la representación de la divinidad, como aquel lugar que se encuentra cerca del ser humano, pero que resulta inalcanzable.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.