Poema Besos de Gabriela Mistral


Claudia Gómez Molina
Claudia Gómez Molina
Graduada en Literatura y Humanidades y traductora

Gabriela Mistral es una de las poetas chilenas más importantes. La primera autora latinoamericana, y la quinta mujer en recibir el premio Nobel, en 1945, 26 años antes que su coterráneo, Pablo Neruda.

En su poesía sobresale el lenguaje sencillo, pero apasionado, que busca expresar profundas emociones que se encuentran en conflicto. La Antología de la edición conmemorativa de la Real Academia Española expresa que su escritura:

(...) teje a contrapunto una vida llena de pasión trágica; de amores que no conocen fronteras; de experiencias vitales límite; de compromiso radical con su tierra matria y con el sueño de América; de compasión, en el sentido etimológico del término -sentimiento y vivencia compartida-, con los desheredados y oprimidos.

El poema "Besos", además de ser uno de los más populares, ejemplifica el espíritu poético de Gabriela Mistral. El poema trata sobre el tema escabroso de la atracción y las contradicciones del amor.

Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Análisis

El poema redefine lo que puede ser un beso, y a través de este intento nos habla de las pasiones, la lealtad, el romance, el amor carnal, platónico y, en general, los vínculos afectivos que nos unen.

Está conformado por trece estrofas con versos endecasílabos donde prima la rima consonante.

Las primeras seis estrofas, caracterizadas por la anáfora, cuestionan el significado usual de los besos. Lo primero que imaginamos cuando pensamos en la palabra beso, es el acto físico de besar. El poema empieza por abrir la imaginación a todo aquello que también podría ser asociado con un beso, y que apunta más que a la acción, a la intención detrás del beso: "hay besos que se dan con la mirada/ hay besos que se dan con la memoria".

El poema contrapone adjetivos e imágenes que no asociamos normalmente, y muchas veces presentan ideas contradictorias. Así, lo "enigmático" que se asocia a lo que esconde, es contrapuesto a lo "sincero". También el beso "noble", o el beso platónico "que se dan solo las almas", y que nos remiten al respeto, al amor fraternal, de padres a hijos, e incluso, al amor espiritual y etéreo, se contrapone el amor prohibido, que remite a los amantes.

A través de los "Besos", se presenta un panorama de las pasiones humanas que bosqueja la cercana relación entre amor y odio. El poema recrea las diferentes fuerzas conflictivas en oposición que como señala el crítico, Daydí-Tolston, atraviesan la poética de Mistral:

"Amor y celos, esperanza y miedo, placer y dolor, vida y muerte, sueño y verdad, ideal y realidad, materia y espíritu, compiten en su vida y encuentran expresión en la intensidad de sus bien definidas voces poéticas" Santiago Daydí-Tolson. (Traducción propia)

El amor fatal

Si bien "Besos" nos habla de todo tipo de pasiones y relaciones, no sólo las románticas, en el poema se destaca el amor fatal.

Presenta la visión del amor como condena, en la que nadie escoge ni tiene ningún poder sobre a quién se ama. Se destaca especialmente el amor prohibido que, con mucha picardía, la autora asocia con el "verdadero", y es, también, uno de los más fogosos: "Besos de llama que en rastro impreso/ llevan los surcos de un amor vedado".

También, sobresale la facilidad con que el amor se convierte en traición, odio e incluso, violencia. La sangre en los labios es la prueba de la rabia y la furia de los celos:

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Voz poética: la mujer y el feminismo

Aunque Gabriela Mistral ha tenido una postura ambigua respecto al movimiento feminista, resulta muy interesante analizar su voz poética que necesariamente define la postura femenina de la mujer de su tiempo.

La voz poética subjetiva que da cuenta del individuo, no aparece sino hasta la novena estrofa. Acá se rebela una mujer que se encuentra a sí misma en la pasión:

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

La mujer, en el poema, se rebela contra el tabú de la sexualidad femenina, y especialmente, del deseo de la mujer. En este sentido, el poema es pionero del movimiento feminista que tuvo su apogeo en los años 60.

La voz poética femenina, además, encuentra su autoría, creatividad y huella en el mundo, navegando por la corporeidad, y por todas las pasiones que ella implica:

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Quiero resaltar que en el poema es la mujer quien enseña a besar a su amante, y se sugiere de manera implícita que sin ella no habría calidez, ni emoción, contrariando la idea patriarcal y conservadora de que es al hombre a quien corresponde ser el experto en sexualidad.

Si te gusta esta poeta, te invito a leer 6 poemas fundamentales de Gabriela Mistral.

Mistral
Fotografía de Gabriela Mistral

Sobre Gabriela Mistral

Gabriela Mistral (1889-1957) nació en una familia humilde. Se mantuvo a sí misma y a su familia desde los 15 años trabajando como maestra de escuela, hasta que su poesía empezó a ser reconocida.

Trabajó como educadora, y diplomática en Nápoles, Madrid y Lisboa. Enseñó Literatura Española en Columbia University, entre otras importantes instituciones. Tuvo un papel importante en la educación Chilena y Mexicana.

Le fueron otorgados doctorados honoris causa de las universidades de Florencia, Guatemala y Mills College. En 1945 recibió el premio Nobel de Literatura.

Claudia Gómez Molina
Claudia Gómez Molina
Graduada en Literatura y Humanidades de la Universidad de los Andes (2009), realizó cursos de traducción literaria con las asociaciones de traductores colombiana y mexicana, ACTTI y AMMETLI, y de traducción oficial en la Universidad Javeriana (2017).