Modernismo hispanoamericano: características y representantes


Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural

El modernismo fue un movimiento literario que tuvo su origen en Hispanoamérica en 1885 y se extendió hasta 1915 aproximadamente. Desde Hispanoamérica llegó a España, lo que lo convierte en el primer movimiento en invertir el flujo de las influencias estéticas.

Fue conocido gracias al gusto por el refinamiento expresivo, la búsqueda de la sonoridad del lenguaje y la pretensión de cosmopolitismo. Sin embargo, no fue un movimiento unificado con programa. Más bien representó el espíritu de una época que inspiró a muchos escritores de diferentes países quienes, sin conocerse entre sí, se encontraron en una nueva manera de tratar la palabra.

Esta suerte de comunión de espíritu descansa sobre algunas circunstancias históricas compartidas, como las secuelas de la lucha independentistas y el avance del imperialismo norteamericano en Hispanoamérica, todo ello inscrito en un proceso de transformación cultural de Occidente.

Características del modernismo

En 1888 el nicaragüense Rubén Darío usó la palabra modernismo para referir las nuevas tendencias literarias. Para Octavio Paz, este gesto del escritor pretendía dar a entender que lo propiamente modernista era salir de casa en busca de otra cosa. Esa búsqueda dio lugar a un tipo de literatura muy particular, signada por algunas de las siguientes características.

Cosmopolitismo

Uno de los aspectos que caracterizó al modernismo fue su vocación cosmopolita, es decir, su apertura al mundo. Para Octavo Paz, este cosmopolitismo hizo redescubrir a los escritores otras tradiciones literarias, entre ellas, el la del pasado indígena.

Reacción contra la modernidad y el progreso

El lugar desde donde se valora y reconoce el mundo prehispánico no es un simple nacionalismo. Es a la vez, según Paz, la inspiración estética y argumento contra la modernidad y el progreso, dado el contexto de la admiración y temor que despertaba EE.UU. En esa misma línea se inscribió el redescubrimiento del pasado español como afrenta contra la avanzada norteamericana.

Carácter aristocrático

El modernismo no abrazaba las causas populares, ya como temas, ya como estilos. Por el contrario, se remontaba a la búsqueda de una estética refinada con un cierto sentido aristocrático.

Búsqueda de una creencia

Octavio Paz plantea que el modernismo, más que tener una creencia, andaba en búsqueda de una creencia. En sus palabras leemos:

...la idea del pecado, la conciencia de la muerte, el saberse caído y desterrado en este mundo y en el otro, el verse como un ser contingente en un mundo contingente.

Más adelante señala:

Esta nota no-cristiana, a veces anticristiana, pero teñida de una extraña religiosidad, era absolutamente nueva en la poesía hispánica.

Por ello no es extraño, según este autor, advertir un cierto ocultismo en las inquietudes de los escritores modernistas, lo que para Paz es algo muy propio de la poesía moderna occidental.

Individualismo

El investigador Moretic se pregunta qué literatura podían ofrecer los escritores modernistas, enmarcados en las capas medias de la sociedad hispanoamericana, sin pasado cultural o político propio y con escasas expectativas de futuro. Encuentra la respuesta en la necesidad de mostrar la individualidad exquisita y herida.

Diálogo entre melancolía y vitalidad

Algo del modernismo recuerda al espíritu romántico. Octavio Paz señala que, de hecho, cumplió una función semejante. A este respecto, sostiene “no fue una repetición, sino una metáfora: otro romanticismo”.

Sensorialidad y sensualismo

El modernismo busca construir una estética a partir de la evocación de imágenes sensoriales, lo que de alguna manera lo vincula al diálogo interdisciplinario con las demás artes. Colores, texturas, sonidos, son parte de las evocaciones características de este movimiento.

Búsqueda de la musicalidad

La musicalidad de la palabra es un valor dentro del modernismo. Así, pues, la palabra no está subordinada necesariamente a su significado sino a la sonoridad y resonancia que pueda tener, es decir, a su musicalidad. Forma parte, de algún modo, de la búsqueda de una sensorialidad.

Preciosismo y perfección formal

Es notorio también el gusto por el cuidado de la forma en todos sus detalles, lo que le da un carácter preciosista.

Formas poéticas particulares

Desde el punto de vista formal literario, el modernismo reúne un conjunto de características como:

  • Aliteración frecuente,
  • Exacerbación del ritmo
  • Uso de la sinestesia
  • Uso de las formas antiguas de la poesía así como variaciones sobre las mismas
  • Versos alejandrino, dodecasílabos y eneasílabos; con aportes de nuevas variantes al soneto.

Mitología

Los modernistas vuelven a acudir a la mitología como fuente de imágenes literarias.

Gusto por la renovación del lenguaje mediante el uso de expresiones peculiares

Los modernistas sentían fascinación por la peculiaridad del lenguaje, expresada en el uso de helenismos, cultismos y galicismos.

Temas del modernismo hispanoamericano

  • Temas comunes con el romanticismo: melancolía, angustia, evasión de la realidad, etc.
  • Amor
  • Erotismo
  • Asuntos exóticos
  • Temas hispanos
  • Temas precolombinos

Representantes del modernismo hispanoamericano

José Martí. La Habana, 1853-Campamento de Dos Ríos, Cuba, 1895. Político, periodista, filósofo y poeta. Es considerado el precursor del modernismo. Sus obras más conocidas son Nuestra América, La edad de oro y Poemas.

Rubén Darío. Metapa, Nicaragua, 1867-León 1916. Fue periodista y diplomático. Se le considera el máximo representante del modernismo literario. Sus obras más conocidas son Azul (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905).

Leopoldo Lugones. Córdoba, 1874-Buenos Aires, 1938. Poeta, ensayista, periodista y político. Sus obras más conocidas son Las montañas del oro (1897) y Los crepúsculos del jardín (1905).

Ricardo Jaimes Freyre. Tacna, 1868-1933. Escritor y diplomático boliviano-argentino. Sus obras más conocidas son Leyes de la versificación castellana (1907) y Castalia Bárbara (1920).

Carlos Pezoa Véliz. Santiago de Chile, 1879-Ídem, 1908. Poeta y periodista de formación autodidacta. Sus obras más conocidas son Alma chilena (1911) y Las campanas de oro (1920).

José Asunción Silva. Bogotá, 1865-Bogotá, 1896. Fue un importante poeta colombiano, considerado precursor del modernismo y primer exponente en ese país. Sus obras más conocidas son El libro de versos, De sobremesa y Gotas amargas.

Manuel Díaz Rodríguez. Miranda-Venezuela, 1871-Nueva York, 1927. Escritor modernista nacido en Venezuela. Formó parte de la llamada generación de 1898. Fue ampliamente conocido por sus obras Ídolos rotos (1901) y Sangre patricia (1902).

Rafael Ángel Troyo. Cartago, Costa Rica, 1870-1910. Poeta, narrador y músico. Sus obras más conocidas son Corazón joven (1904) y Poemas del alma (1906).

Manuel de Jesús Galván. República Dominicana, 1834-1910. Novelista, periodista, político y diplomático. Su obra más conocida es la novela Enriquillo (1879) sobre la conquista de América vista por un joven indígena.

Enrique Gómez Carrillo. Ciudad de Guatemala, 1873-París, 1927. Crítico literario, escritor, periodista y diplomático. Entre sus obras más importantes destacan Esquisses, Almas y cerebros: historias sentimentales, intimidades parisienses, etc., Maravillas, novela funambulesca y El evangelio del Amor.

Amado Nervo. Tepic, México, 1870-Montevideo, 1919. Poeta, ensayista, novelista, periodista y diplomático. Entre sus obras más difundidas tenemos Perlas negras, Místicas (1898), El bachiller (1895), y La amada inmóvil (póstuma, 1922).

José Santos Chocano. Lima, 1875-Santiago de Chile, 1934. Poeta y diplomático. Se le clasifica como romántico y como modernista. Sus obras más conocidas son Iras santas (1895), El canto del siglo (1901) y Alma América (1906).

Julia de Burgos. Carolina, 1914-Nueva York, 1953. Poeta, dramaturga y escritora oriunda de Puerto Rico. Entre sus obras podemos mencionar las siguientes: Rosas en el espejo, El mar y tú: otros poemas y Canción de la verdad sencilla.

Ernesto Noboa y Caamaño. Guayaquil, 1891-Quito, 1927. Poeta perteneciente a la llamada Generación decapitada. Sus obras más conocidas son Romanza de las horas y Emoción Vespertal.

Tomás Morales Castellano. Moya, 1884-Las Palmas de Gran Canaria, 1921. Médico, poeta y político. Entre sus obras más representativas están el poema Oda al Atlántico y Las rosas de Hércules.

Julio Herrera y Reissig. Montevideo, 1875-1910. Poeta y ensayista. Iniciado en el romanticismo, se convirtió en líder del modernismo en su país. Entre sus obras podemos mencionar Canto a Lamartine (1898), Las clepsidras (1909) y Los peregrinos de piedra (1909).

Para profundizar en la obra de los autores puedes ver también:

Contexto histórico del modernismo hispanoamericano

En el último tercio del siglo XIX se consolidó el modelo industrial en Europa. La industrialización fue rápidamente asimilada en los Estados Unidos de América, país independiente desde 1776, cuyo crecimiento político y económico muy pronto derivó en una política imperialista.

En los países hispanoamericanos, la independencia obtenida en el siglo XIX respecto de España no trajo ni una transformación de la estructura social ni un rediseño económico. Dice Octavio Paz que aún persistía la oligarquía feudal y el militarismo, mientras la modernidad de Europa ya contenía la industria, la democracia y la burguesía.

El vecino del norte despertaba admiración al mismo tiempo que temor. De acuerdo con Yerko Moretic, aquella generación estaba marcada por la convulsión mundial, la inestabilidad política de Hispanoamérica y España, la movilidad vertiginosa y la indefinición ideológica. Si bien se compartían valores anticolonialistas, la emergencia del imperialismo opacó parcialmente aquella preocupación.

Surgió así un sector de la sociedad que ocupaba los rangos medios, que no se identificaba con la oligarquía pero tampoco lograba abrazar las causas populares. Se trató de una intelectualidad especializada, normalmente ajena a la política (salvo honrosas excepciones como José Martí).

Dicha intelectualidad se ocupaba estrictamente del oficio de la escritura, de la enseñanza o del periodismo, según afirma el investigador Yerko Moretic. Este escenario permitió, de alguna manera, una autonomía de la literatura hispanoamericana respecto al condicionamiento social y político.

Aquella generación, sensible como era, resintió el positivismo europeo y reaccionó frente a este, dice Octavio Paz. Presentó lo signos propios del desarraigo espiritual y se sintió atraída por la poesía francesa de esa época, en la que encontraron novedad en el lenguaje, así como una estética de tradición romántica y ocultista, según el autor.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.