Estatua Cristo Redentor


Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural

En Río de Janeiro, ciudad emblemática del Brasil, se encuentra la estatua del Cristo Redentor, conocida también como Cristo del Corcovado. Su importante valor simbólico ha promovido las peregrinaciones de los católicos más devotos, pero también ha atraído la visita de los turistas deseosos de develar los misterios de una de las siete maravillas del mundo moderno.

La imagen de Jesucristo corona la cima del monte Corcovado, ubicado en el Parque Nacional de la Tijuca. El monte alcanza unos 710 metros sobre el nivel del mar. Allí, un pedestal de 8 metros soporta al Cristo Redentor con sus 30,1 metros de altura y un peso de 1200 toneladas. Desde allí, el Cristo vigila la ciudad de Río de Janeiro y contempla el monte de Pão de Açúcar.

Características

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Cristo Redentor. Fotografía de Andrea Imaginario.

La obra Cristo Redentor está concebida como una escultura monumental de estilo art déco. Este fue un estilo artístico internacional ecléctico surgido en el período de entreguerras, es decir, entre 1920 y 1939 aproximadamente, si bien no tuvo nombre hasta la década de 1960. Ejerció gran influencia en las bellas artes, pero especialmente en la arquitectura y las artes aplicadas.

Como tendencia, el art déco se caracterizaba por el refinamiento elegante y sensual; el lenguaje eclecticista e historicista; el empleo de la línea recta; el uso del zig-zag y elementos geométricos, en particular el hexágono, el octágono y el cuadrado. Eventualmente se aplicaban curvas y espirales, siempre que estuvieran sometidas al sentido geométrico y no a la asociación con las formas de la naturaleza.

En este contexto estilístico, se enmarca la estatua del Cristo redentor.

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La obra, cuya armazón estructural es de hormigón armado, está cubierta por esteatita, una piedra llamada también roca de jabón debido a la maleabilidad de su materia. Con esteatita se hicieron millones de teselas triangulares que se combinaron sobre la superficie de la estatua para crear un revestimiento.

Iconográficamente, la obra se describe como una representación de Jesucristo con los brazos abiertos. En sus manos, son visibles las llagas de la crucifixión, de manera que se trata de Cristo resucitado, esperanza del creyente. Sobre su cabeza, una pequeña corona se deja entrever.

Cristo aparece ataviado con una túnica o vestido hasta los pies, sin llegar a taparlos. La túnica es recubierta por un manto cuya superficie y diagonal contrasta con los canales verticales formados en la base de la misma.

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Corazón del Cristo Redentor por dentro de la escultura.

El pecho de Jesús está ligeramente al descubierto, pues ni el manto ni la túnica llegan a cerrarse alrededor del cuello. Este detalles es aprovechado para exhibir el corazón de Jesús en todo el centro del pecho, como un corazón que se desborda de tanto amar.

Este corazón puede verse también por dentro, e igualmente está recubierto con las teselas de esteatita. El corazón tiene una dimensión de 1,30 metros.

Se dice que dentro del corazón, un frasco de vidrio alberga un pergamino con los árboles genealógico de Heitor Levy, el maestro de obras, y Pedro Fernandes, ingeniero fiscal.

Uno de los brazos tiene 40 centímetros menos que el otro para garantizar, al igual que las velas de un barco, que pueda resistir vientos de 150 km/hora.

Historia

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La idea de hacer un monumento en la cima del cerro Corcovado había nacido en el año 1859 del sacerdote Pierre-Marie Boss. Este monumento sería, para él, un homenaje a la hija del emperador Pedro II, la princesa Isabel. Sin embargo, pasaría mucho tiempo antes de que esa idea pudiera concretarse.

En efecto, será solo en la década de 1920 cuando el Círculo Católico de Río de Janeiro se disponga a dar cumplimiento al sueño de construir un monumento en el Corcovado. La excusa será la celebración del primer centenario de la independencia de Brasil.

En 1921 la Iglesia Católica convocó un concurso del que resultaría ganador el arquitecto Heitor da Silva Costa inspirado en la obra del artista multifacético Carlos Oswald.

Para llevar a cabo el proyecto, se realizaron actividades de recaudación de fondos y se recibieron donaciones gracias al espíritu emprendedor del cardenal Sebastião Leme, de la arquidiócesis de Río de Janeiro.

La obra no fue trabajada “in situ” sino que sus partes fueron encargadas a diferentes artistas, algunos de los cuales ni siquiera llegaron a visitar nunca el monumento.

De este modo, cada parte de la escultura fue encargada a diferentes artistas. Es el caso de la cabeza y las manos, encargadas al rumano Gheorghe Leonida y a Paul Landowski, artista polaco-francés.

Los cálculos de la estructura fueron hechos por el especialista en concreto armado, el ingeniero Albert Caquot. Junto a Heitor da Silva Costa, supervisor de todo el proyecto, también se destacó Heitor Levy, su mano derecha, en el trabajo de maestro de obras.

Tras cinco años de construcción, el Cristo Redentor o Cristo del Corcovado fue inaugurado el 12 de octubre del año 1931. En el año 2007 fue elegido como una de las Siete Maravillas Modernas.

Significado

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El Cristo Redentor es una obra cuya significación se relaciona con el imaginario religioso de Brasil. Para este país, fuertemente influenciado por el catolicismo, Cristo se representa como símbolo de redención, símbolo de perdón y símbolo de protección.

Así, la actitud corporal del Cristo de la estatua refleja el espíritu de acogida que se le atribuye a la figura de Jesús como puente entre Dios y la humanidad, como mesías. Pero también es una señal de protección. Cristo protege bajo sus brazos al pueblo carioca, como un ave que bajo sus alas recoge a sus pollitos.

Al mismo tiempo, la estatua parece recibir al visitante de la ciudad, en un gesto doble de dar la bienvenida y mostrar el paisaje carioca.

La disposición del Cristo redentor ante la ciudad nos hace pensar, finalmente, en la idea de un pueblo oferente que se postra ante los pies de su único salvador. El Cristo redentor es, pues, la ofrenda que sella un pacto entre el pueblo y su Dios.

Pararrayos del Cristo Redentor

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La ubicación del monumento y sus características lo convierten en un blanco de los rayos cuando se desatan las tormentas tropicales. Por ello, para cuidar y proteger el monumento, se han instalado una serie de pararrayos en los puntos más expuestos de la estatua, como la cabeza y los brazos.

Si bien es cierto que esto no impide los daños, minimiza el impacto. Por ello, quienes custodian el monumento tienen una reserva de roca esteatita para recomponer los sectores afectados durante las tormentas eléctricas.

Curiosidades sobre el Cristo Redentor

  • Antes de llamarse monte Corcovado, el cerro fue llamado por los portugueses del siglo XVI "Pico de la Tentación", en alusión al pasaje de las tentaciones del desierto de Jesús.
  • Antes de su construcción, el monte Corcovado ya tenía un mirador en la cima. Por eso, el tren que sube a los visitantes existía desde 1884, lo que facilitó el proceso de los traslados durante el período de construcción.
  • La cabeza está formada por 50 piezas diferentes, todas ellas hechas en Francia.
  • Se comenzó a ensamblar desde la cabeza.
  • Ningún obrero murió durante la construcción del monumento, un fenómeno llamativo en la época.
  • La estructura es hueca por dentro. Sin embargo, entrar es muy difícil. Es necesario pedir la autorización de la Curia Metropolitana de Río de Janeiro.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.