Pintura El ángel caído: un análisis de la última lágrima de Lucifer


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana

El ángel caído de Alexandre Cabanel (1823 - 1889) es uno de los cuadros más famosos del academicismo francés. La pintura representa a Lucifer cuando fue expulsado del Paraíso tras enfrentarse a Dios.

La obra ha destacado en el imaginario popular por la lágrima que derrama el ángel mientras se cubre el rostro. Al acercarse a la pintura, se puede observar su ojo izquierdo que es capaz de demostrar muchísimas emociones. El protagonista pasa por el arrepentimiento, la ira y la frustración hasta llegar a experimentar un rencor que se puede sentir.

Ángel caído Cabanel
El ángel caído (1847) - Alexandre Cabanel
Museo Fabre, Montpellier, Francia

Protagonista de la pintura

Según la tradición judeocristiana, Lucifer era uno de los ángeles preferidos de Dios. Sin embargo, la soberbia lo impulsó a rebelarse y se convirtió en el ángel caído, el primer apóstata. Así fue como perdió su posición en el cielo y fue condenado a vivir en la tierra.

En la Biblia se menciona este hecho en Isaías 14:12:16

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Tú que decías en tu corazón: subiré al cielo. Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios y me sentaré sobre el monte de la congregación, hacia los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré; seré semejante al Altísimo.

Pero tú has sido derribado (...) Los que te vean te mirarán fijamente y te considerarán, diciendo: ¿Es este el hombre que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos...?

En el imaginario popular, Lucifer ha sido asociado con la figura del diablo o demonio. En latín, su nombre significa "portador de luz". Sin embargo, luego de su desgracia, comenzó a ser llamado Satanás, que en hebreo significa adversario.

De este modo, se transformó en un ser despreciable que intentaba atacar sistemáticamente a Dios y su reino. No obstante, en el Apocalipsis se relata cómo el bien venció al mal bajo el mando de San Miguel que logró derrotar a Satanás y sus ejército de ángeles rebeldes.

Nueva perspectiva

Lo que ha hecho famoso este cuadro es el cambio de perspectiva. Cuando se piensa en Lucifer, acuden inmediatamente imágenes aterradoras, asociadas a serpientes y criaturas rastreras.

En cambio, Cabanel decide retratarlo como un hombre joven, bello y vigoroso. Para ello, se inspira en el manierismo de Miguel Ángel y realiza un estudio anatómico donde el ángel se convierte en un ser musculoso. Al mismo tiempo, esta interpretación le permite demostrar su habilidad artística, pues es capaz de representar el cuerpo humano de manera realista.

Además, se basó en el tratamiento del personaje que realiza John Milton en El paraíso perdido (1667). En esta obra, Lucifer muestra todos sus matices hasta que declara que es "Mejor reinar en el Infierno que servir en el cielo".

Revisa aquí las Obras que muestran el genio incomparable de Miguel Ángel

La última lágrima de Lucifer

Acercamiento de El ángel caído de Cabanel

Tal como el artista cambió la perspectiva, decidió humanizar a este personaje y hacer que la audiencia empatizara con su desgracia.

Aunque Lucifer se ve como un ser bello y perfecto, intenta cubrirse de la mirada ajena. Al acercarse al rostro, es posible observar una lágrima que se desliza de forma dramática del ojo izquierdo.

En la composición se puede ver que el cielo con sus criaturas divinas ya son un recuerdo lejano. Lucifer le da la espalda y se afinca en la tierra con una mirada que representa muchas emociones. Dependerá del espectador qué es lo que prima, ya que puede ser vergüenza, rabia, angustia, la más absoluta desolación o, incluso, todas ellas al unísono.

De igual manera, esta muestra de debilidad funciona como la representación de la naturaleza humana. Este ángel acaba de abandonar el reino de la pureza que habitaba y su mirada está llena de sentido. Tal como las personas, ahora es un habitante de un mundo hostil, alejado de su creador.

Recepción

Alexandre Cabanel fue un pintor bastante conservador, formado en el academicismo francés que privilegiaba la técnica y el realismo. Durante algunos años estudió en Roma, por lo que sus composiciones seguían la moda y solían ser de tipo histórico, religioso y mitológico. Por ello, eligió el tema del ángel caído, bastante popular en la historia del arte.

Si bien parece ser una pintura de técnica perfecta, no fue bien recibida por la Academia, debido a que les pareció excesivamente romántica al poner en primer plano las emociones de Lucifer.

Así, el cuadro fue pasando al olvido. Además, en aquellos años comenzaron a difundirse nuevas formas artísticas que amenazaban el poderío de lo clásico, como hizo más tarde el impresionismo y las vanguardias.

A pesar de esto, el siglo XX le trajo una nueva vida a esta obra, particularmente por la famosa lágrima. Ese gesto hizo que los expertos y el público general pudieran admirarla por su sutileza y matices.

De hecho, se ha convertido en un popular tatuaje para quienes quieren expresar que han vivido un gran dolor y traición. Recientemente se volvió un tema viral en la red social Tik tok, donde los usuarios compartían su tatuaje o la sesión mientras eran tatuados. Para muchos de ellos, tenía que ver con el sentimiento de pérdida de la pureza luego de haber sido traicionados, por lo que estaban llenos de impotencia, ira y tristeza.

Sobre el artista

Autorretrato - Alexander Cabanel
Autorretrato (1852) - Alexander Cabanel
Museo Fabre, Montpellier, Francia

Alexandre Cabanel (1823 - 1889) fue un pintor francés que se destacó como retratista de la aristocracia y de la corte imperial. Trabajó temas históricos, mitológicos y religiosos.

Fue profesor en la Academia de Bellas Artes de París, por lo que en su obra cultivó un estilo clásico. Aun así, puede notarse una influencia del romanticismo en la gestualidad de sus personajes y el énfasis que pone en sus emociones.

Alcanzó la fama en 1963 cuando el Emperador Napoleón III adquirió su cuadro El nacimiento de Venus. A partir de ese momento fue parte de la Academia y jurado del Salón de París. Su obra fue bastante cotizada en el periodo, aunque recibió múltiples críticas de parte de artistas como Édouard Manet y Émile Zola, que abogaban por un nuevo tipo de arte que reflejara la realidad social.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.