¡No pasarán! de Dolores Ibárruri (análisis del discurso)


Marián Ortiz
Marián Ortiz
Especialista en Medios Audiovisuales

“¡No pasarán!” es el grito desesperado, en forma de discurso, que Dolores Ibárruri retransmitió por radio desde Madrid durante la proliferación del fascismo y el inicio de la guerra civil española.

¡NO PASARÁN!

¡Obreros! ¡Campesinos! ¡Antifascistas! ¡Españoles patriotas! Frente a la sublevación militar fascista ¡todos en pie, a defender la República, a defender las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo.

A través de las notas del gobierno y del Frente Popular, el pueblo conoce la gravedad del momento actual. En Marruecos y en Canarias luchan los trabajadores, unidos a las fuerzas leales a la República, contra los militares y fascistas sublevados.

Al grito de "¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre!" los obreros y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, los socialistas y anarquistas, los republicanos demócratas, los soldados y las fuerzas fieles a la República han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado.

Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero ¡No pasarán! España entera se dispone al combate. En Madrid el pueblo está en la calle, apoyando al gobierno y estimulándole con su decisión y espíritu de lucha para que llegue hasta el fin en el aplastamiento de los militares y fascistas sublevados.

¡Jóvenes, preparaos para la pelea! ¡Mujeres, heroicas mujeres del pueblo! ¡Acordaos del heroísmo de las mujeres asturianas en 1934; luchad también vosotras al lado de los hombres para defender la vida y la libertad de vuestros hijos, que el fascismo amenaza! ¡Soldados, hijos del pueblo! ¡Manteneos fieles al gobierno de la República, luchad al lado de los trabajadores, al lado de las fuerzas del Frente Popular, junto a vuestros padres, vuestros hermanos y compañeros! ¡Luchad por la España del 16 de febrero, luchad por la República, ayudadlos a triunfar!

¡Trabajadores de todas las tendencias! El gobierno pone en nuestras manos las armas para que salvemos a España y al pueblo del horror y de la vergüenza que significaría el triunfo de los sangrientos verdugos de octubre. ¡Que nadie vacile! Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada antifascista debe considerarse un soldado en armas.

¡Pueblos de Cataluña, Vasconia y Galicia! ¡Españoles todos! A defender la República democrática, a consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero. El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares.

¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!

Análisis del discurso

La interlocutora apela directamente al pueblo para que luche por la conservación de la República. Concretamente referido al periodo denominado como La Segunda República Española (1931-1939).

¡Obreros! ¡Campesinos! ¡Antifascistas! ¡Españoles patriotas!... Frente a la sublevación militar fascista ¡todos en pie, a defender la República, a defender las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo!...

El régimen republicano fue proclamado en 1931 en sustitución del sistema monárquico al frente de Alfonso XIII.

Durante esta etapa se consiguió avanzar gracias a la implantación de reformas sociales que beneficiaron las condiciones laborales de los trabajadores. También, en materia educativa, las nuevas leyes consiguieron las tasas más altas de escolarización femenina.

Dolores pide que el pueblo luche por la supervivencia de todos los logros conseguidos y por los que vendrán.

Sublevación contra el gobierno republicano

“A través de las notas del gobierno y del Frente Popular, el pueblo conoce la gravedad del momento actual. En Marruecos y en Canarias luchan los trabajadores, unidos a las fuerzas leales a la República, contra los militares y fascistas sublevados”.

En este fragmento hace referencia al golpe de Estado que comenzó en 18 de julio de 1936. Una sublevación militar en contra del Gobierno de la República, liderada por el general Francisco Franco, que se encontraba en Canarias en ese momento.

La rebelión militar contó con el ejército africano, uno de los más preparados, y estalló con éxito en Marruecos hasta alcanzar algunos puntos de la península.

Como bien indica Dolores, fueron muchos trabajadores los que lucharon contra los militares que pretendían mermar el sistema de gobierno.

Revolución de Asturias de 1934

Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre!... Los obreros y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, los socialistas (…) han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado.

En esta parte Dolores continúa con la exposición de los hechos y hace referencia, por primera vez en este discurso, a la revolución de octubre de 1934 que tuvo como principal escenario Asturias. Alude al clamor de los obreros y campesinos con la frase “¡el fascismo no pasará!”, que después reduce a “¡no pasarán!”.

Todo el país vibra de indignación ante estos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte.

Pero ¡No pasarán!

El lema "¡No pasarán!" ya fue pronunciado previamente durante la Primera Guerra Mundial por el general francés Robert Nivelle.

Gracias a esta consigna, el discurso de la política adquiere más énfasis. Bajo el grito de ¡No pasarán!, la Pasionaria, veinte años después de la contienda, utiliza el eslogan para reforzar el mensaje anterior.

Madrid como tumba del franquismo

España entera se dispone a combate. En Madrid el pueblo está en la calle, apoyando al gobierno y estimulándole su decisión y espíritu de la lucha para que llegue hasta el fin en el aplastamiento de los militares y fascistas sublevados.

Durante la Guerra Civil la geografía española se fraccionó en dos bandos: nacional y republicano. Madrid demostró ser el núcleo de la resistencia ante el más que posible triunfo de la dictadura franquista.

El pueblo madrileño llevaba en el corazón la lucha por la conservación de las libertades. Demostró una unidad admirable en la defensa de la capital española, que se mantuvo republicana hasta el final de la contienda.

Con estas palabras quiso poner como ejemplo de resistencia a Madrid y llamar a la causa a los diferentes pueblos de España hasta las últimas consecuencias.

El papel de las mujeres durante la revolución de 1934

A partir de este momento, anima directamente a diferentes colectivos a luchar por un país democrático.

¡Mujeres, heroicas del pueblo! ¡Acordaos del heroísmo de las mujeres asturianas en 1934; luchad también vosotras al lado de los hombres para defender la vida y la libertad de vuestros hijos, que el fascismo amenaza!

Dolores anima a las mujeres y vuelve a poner de manifiesto la revolución de octubre de 1934.

En las elecciones de 1933, el gobierno republicano dio un vuelco con el triunfo del PRR (Partido Republicano Radical). Sin embargo, no consiguió mayoría absoluta para gobernar y necesitó el apoyo de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), partido burgués de extrema derecha, que pidió carteras en algunos ministerios.

En 1934, ante la inestabilidad política y social del país, se declara una huelga general por parte de los trabajadores. Sin embargo, en Asturias estallan revueltas obreras que pasaron a convertir la huelga en una auténtica revolución.

Mineros durante la revolución de octubre.
Mineros durante la revolución en Asturias.

En España la mujer tenía un rol servicial y estaba sumida en una sociedad patriarcal. No obstante, durante la revolución de octubre de 1934 las mujeres participaron en la lucha por los derechos de los trabajadores. Así, desdibujaron los límites de sexo y alteraron la primitiva división de roles.

En este fragmento, la oradora incluye a la mujer en el discurso, algo poco común en la época. También, iguala su papel con el del hombre. Deja claro que, en aquellos días de revolución, las mujeres tuvieron una función esencial y lucharon junto a los hombres para conseguir una sociedad libre de explotación.

El amanecer de la guerra civil española

¡Soldados hijos del pueblo! ¡Manteneos fieles al gobierno de la República, luchad al lado de los trabajadores, al lado de las fuerzas del Frente Popular! (…)

¡Trabajadores de todas las tendencias! El gobierno pone en nuestras manos las armas para que salvemos a España y al pueblo del horror y de la vergüenza que significaría el triunfo de los sangrientos verdugos de octubre.

¡Que nadie vacile, todos dispuestos para la acción! Cada obrero, cada antifascista debe considerarse un soldado en armas.

La revolución en Asturias consiguió unir a los partidos de izquierda, que poco antes estaban muy divididos. En consecuencia se creó el Frente Popular en 1935, una coalición de centro- izquierda liderada por el político Manuel Azaña.

En esta parte del discurso evidencia los albores de una contienda que duraría cuatro años. La Pasionaria cita a soldados y a trabajadores de cualquier índole y, por primera vez, hace alusión a las armas, hecho que demuestra la gravedad del conflicto.

Con estas palabras pone de manifiesto un combate. Es una invitación a la conversión de cualquier ciudadano de a pie en un soldado dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de proteger la República.

Canto desesperado a la unión de los pueblos

¡Pueblos de Cataluña, País Vasco y Galicia! ¡Españoles todos! A defender la República democrática, a consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero.

La división territorial del país durante la Segunda República era diferente al actual, vigente desde la constitución de 1978. Aquí, Dolores menciona a Cataluña, País Vasco y Galicia, los territorios denominados como “nacionalidades históricas”.

Entre la declaración de la Segunda República en 1931 y el inicio de la Guerra Civil en 1936, solo estos territorios citados por Dolores consiguieron poner en vigor sus estatutos de autonomía.

Es por ello que la oradora diferencia, de forma explícita, a las regiones Autonómicas (con estatuto) de las No Autonómicas (sin estatuto). De esta forma, con la expresión "¡españoles todos!" pretende aunar a todos los territorios, sin distinción, por y para la causa.

El partido comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!

El alegato de Dolores Ibárruri cierra con estas palabras, donde reitera el mensaje que el Partido Comunista pretende trasladar al pueblo.

Un lema sin fronteras

Cartel no pasarán madrid
Cartel que contiene el lema "no pasarán" emitido durante la guerra civil española.

“¡No Pasarán!”(Ils ne passeront pas!, They shall not pass). Así, de forma reivindicativa y contundente, la Pasionaria enfatiza su discurso con este lema que pasó directamente desde su boca a empapelar las calles de Madrid, traspasando las fronteras espacio-temporales y llegando a convertirse incluso en el eslogan internacional de lucha antifascista.

Contexto del discurso

Este discurso fue pronunciado el 19 de julio de 1936. Un día después de que el General Francisco Franco enviara un comunicado desde las Islas Canarias a la España peninsular, en el que ponía de manifiesto su intención de sublevarse con buena parte del ejército para poner fin a la República.

En la década de los años 30 surgen en España un grupo de mujeres esperanzadas por conseguir transformar la situación de exclusión que vivían las mujeres en el país. Entre ellas estaba Dolores Ibárruri. Así, en este periodo de la República, las mujeres consiguieron por primera vez escaños en el parlamento, también el derecho al voto y al divorcio.

Dolores, defensora de la democracia y conocedora de los resultados que se habían obtenido en este periodo republicano, especialmente en materia de libertades y derechos de los trabajadores, sabía que si el golpe de Estado triunfaba todos los logros conseguidos desaparecerían.

Con este discurso, emitido en los albores de la guerra civil española, la Pasionaria quiso poner de manifiesto su preocupación por salvar y defender las políticas sociales frente a la proliferación del fascismo en España.

Biografía de Dolores Ibárruri

Dolores Ibárruri.

Dolores Ibárruri, la Pasionaria, fue una dirigente comunista española. Nació en Vizcaya el 9 de diciembre de 1895 en el seno de una familia minera.

Quiso dedicarse a la enseñanza pero sus padres no le permitieron estudiar, así que se dedicó a coser en un taller de costura.

En 1916 se casó con un minero y militante socialista con el que tuvo seis hijos, de los cuales solo sobrevivieron dos.

Formó parte del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), aunque después apoyó la escisión de otra rama del partido que nació con el nombre de PCE (Partido Comunista de España). En 1930 formó parte del Comité central del partido.

Después de la Guerra Civil, su partido se ilegalizó y tuvo que exiliarse en la Unión Soviética. En 1942 se convirtió en secretaria general del PCE hasta 1960.

Con el final de la dictadura regresó a España y fue elegida diputada del congreso por Asturias en 1977.

La Pasionaria, símbolo de resistencia y luchadora incansable por la supervivencia de la Segunda República, murió el 12 de noviembre de 1989 en Madrid.

Marián Ortiz
Marián Ortiz
Graduada en Comunicación Audiovisual (2016) por la Universidad de Granada, con máster en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual (2017) de la Universidad de Sevilla.