Apología de Sócrates (ideas principales y análisis de la obra de Platón)


Marián Ortiz
Marián Ortiz
Especialista en Medios Audiovisuales

Apología de Sócrates es una obra de Platón, la cual forma parte de los primeros diálogos de este. Aunque no existen obras de Sócrates, su pensamiento filosófico se conoce gracias a lo que escribieron sus discípulos sobre él.

En este libro, Platón pone de manifiesto el diálogo que pronunció su maestro Sócrates ante los jueces atenienses cuando fue condenado por corromper a la juventud y por no creer en los dioses.

Pero, ¿quiénes acusaron a Sócrates? ¿Cómo se defendió de los cargos le imputaban? Conozcamos los detalles del Juicio de Sócrates mediante el análisis de esta obra de Platón.

Resumen

La apología de Sócrates puede dividirse en tres partes.

Primera parte: la acusación

En la primera parte de Apología de Sócrates, se da a conocer la decisión de los jueces en lo que se refiere a la culpabilidad de Sócrates.

Por su parte, el acusado deja claro que los cargos que se le atribuyen no son certeros. También responde a aquellos que dan a entender que es un hombre peligroso por, en definitiva, enseñar en secreto.

Por otro lado, afirma que si se le acusa a él, también se debería condenar a todos aquellos que han seguido sus discursos.

Seguidamente, Sócrates apunta el orden en el que va a llevar a cabo su defensa, así afirma que primero responderá a sus acusadores.

Más tarde, se dan a conocer las acusaciones a las que Sócrates trata de responder.

Al final de la primera parte, Sócrates, al no convencer al jurado, afirma que no teme a la muerte y asegura que confía en su verdad para ganar el juicio. Sin embargo, los acusadores lo encuentran culpable por 281 votos en su contra frente a 220 a su favor.

Segunda parte: la aceptación y la pena

Después del veredicto de los jueces, Sócrates asume su condena. Aunque considera que deberían haberlo condenado con más votos en su contra.

Sócrates propone que se le perdone la pena de muerte si paga una multa de 30 minas.

Tercera parte: la profecía

La actitud de Sócrates defendiendo su postura hace que aumenten sus votos en contra. El jurado no acepta la propuesta del acusado y, finalmente, le impone cumplir la pena de muerte.

Luego, Sócrates concluye su diálogo aludiendo a que no guardará rencor a quienes lo condenan. Después se despide.

Análisis

Los acusadores

En su defensa, Sócrates distingue entre dos tipos de acusadores, por un lado los antiguos acusadores o anónimos, los cuales han esparcido calumnias sobre él durante años y, por otro lado, los nuevos acusadores, es decir, los que le han llevado recientemente al juicio. Los últimos son tres hombres que han presentado cargos contra Sócrates:

  • Meleto: poeta
  • Ánito: político
  • Licón: orador

Las acusaciones

Aunque, Sócrates alude a acusadores anónimos, las imputaciones que le han llevado a juicio han sido las de los tres nuevos acusadores. Quienes, curiosamente, representan a los gremios que Sócrates venía criticando: poetas, políticos y oradores. Así, por boca de Melito, se dan a conocer las dos acusaciones por las que se le ha condenado a juicio, estas son:

  1. Impiedad, es decir, de no creer en los dioses del Estado, a quienes supuestamente sustituía con extravagancias demoníacas.
  2. Corrupción de la juventud, pues muchos jóvenes, estaban siguiendo su discurso y se habían convertido en sus discípulos.

La defensa de Sócrates

Es curioso que para su defensa Sócrates no trata de pedir perdón a nadie por su forma de vida. Más bien utiliza la palabra para explicar a los jueces por qué su forma de hacer puede ser beneficioso para todos.

Aunque, finalmente, Sócrates es condenado, probablemente porque consideraron que su actitud era soberbia, realmente el acusado no traicionó los principios que defendía en vida. Asimismo, en algún momento durante el juicio, da a entender que no teme a la muerte.

Pero, ¿cuáles son las réplicas que Sócrates utiliza en su defensa? Estas son algunas ideas que se perciben en el texto:

Alusión a los sofistas

Una de las calumnias que fueron lanzadas hacia Sócrates fue precisamente la de corromper a la juventud mediante enseñanzas públicas llevadas a cabo en secreto. También lo acusan de mezclar las cosas divinas con las terrenales. Por eso, para muchos Sócrates era un hombre peligroso.

En su defensa, el acusado admite que sus enseñanzas no son como la de los sofistas, sus coetáneos, los cuales exigían un pago por sus enseñanzas. Asimismo, afirma que jamás se ha involucrado en temas divinos.

El oráculo y su sabiduría

Sócrates se pregunta cuál puede ser el origen de las calumnias que se han propalado contra él. Para lo que responde, que su mala reputación se debe a la sabiduría que aparentemente existe en él. Aunque Sócrates no se da por sabio.

En cambio, pone como ejemplo el oráculo de Delfos. Según explica, su amigo Cherefón preguntó al oráculo si había un hombre más listo que Sócrates. La pitia respondió que no.

Después, Sócrates convencido de que no podía ser el más sabio decidió investigar entre los gremios que representan la sabiduría. Dialogó con políticos, poetas y oradores. Entonces afirma que todos "creían saber más de lo que realmente sabían". Establece así una comparativa entre estos y él:

Pero esta es la diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo nada, creo no saber.

Aquí encontramos la esencia de la actividad filosófica de Sócrates, al menos, así lo expresa su discípulo Platón. Para Sócrates la verdadera sabiduría residía en reconocer que no se sabe nada.

El método de este filósofo para alcanzar el verdadero conocimiento se basa en lo que se conoce como “ironía socrática”, es decir, un sistema que consistía en buscar la verdad mediante el diálogo. Para ello, Sócrates realizaba preguntas a los interlocutores y, a través de estas cuestiones, les ayudaba a entender que, en realidad, no sabían nada.

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Interrogatorio a Meleto

Más adelante, Sócrates se dirige directamente a Meleto para examinar la acusación en la que afirma que el filósofo corrompe a la juventud. Para ello, Sócrates le pregunta quién hace mejores a los jóvenes.

Tras una serie de preguntas, llegan a la conclusión de que todos hacen mejores a los jóvenes, excepto Sócrates. A lo que, finalmente, el filósofo destaca:

No es más bien al revés, que la mayoría no sabe tratarlos y solo unos pocos son capaces de hacerlos mejores.

Sócrates dialoga con Meleto, hasta que deja a este sin respuestas y queda en evidencia. A través de este discurso el filósofo intenta defender su forma de vida. Sin embargo, lo hizo retando a los miembros de los grandes gremios de la sociedad, lo cual no le benefició en absoluto.

Reflexiones finales

Probablemente si Sócrates hubiera rogado compasión a los que le juzgaron se hubiera librado de la muerte o hubiese saldado su pena con el exilio. Sin embargo, no lo hizo, prefirió reflexionar sobre por qué no le temía a la muerte.

Así, Sócrates mantuvo una postura racional frente a su deceso. Más que afrontar la muerte como un mal prefirió asumirla como un bien:

Pero si la muerte es como un tránsito de un lugar a otro, y si, según se dice, allá abajo está el paradero de todos los que han vivido, ¿qué mayor bien se puede imaginar, jueces míos?

Finalmente, el jurado determinó su muerte, y Sócrates antes de morir advirtió a sus acusadores que no tenía ningún resentimiento hacia ellos.

Posiblemente, Sócrates con su discurso molestó aún más a sus acusadores, sin embargo, con sus palabras demostró que valoraba más defender sus principios filosóficos que conservar su propia vida.

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Marián Ortiz
Marián Ortiz
Graduada en Comunicación Audiovisual (2016) por la Universidad de Granada, con máster en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual (2017) de la Universidad de Sevilla.