9 poemas de amor de Mario Benedetti (analizados)

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 15 min.

Mario Benedetti (Uruguay, 1920 - 2009) es una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana. Aunque cultivó varios géneros, se destacó particularmente en la narrativa y en la poesía.

El escritor es reconocido por sus bellos versos de amor y aquí puedes encontrar algunos de sus poemas románticos más famosos.

1. Te quiero

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Aquí se fusiona amor y compromiso social. De este modo, el hablante lírico no se limita a expresar sentimientos románticos, sino que reivindica el amor como una forma de alianza, de lucha y de pertenencia compartida.

En este sentido, el término “cómplice” es clave: habla de una relación construida sobre la complicidad en el afecto y también en los ideales.

Así, la persona amada no es valiosa sólo por su belleza o ternura. Se aprecian sus gestos de justicia, su mirada de futuro, su rebeldía e identificación con el “pueblo”.

Se trata de una relación que no está aislada del mundo, sino que se inserta en una lucha por la dignidad y la felicidad de los demás.

La mención de “la calle”, de “la justicia” y del “país” construye un fondo de militancia, de deseo de transformación social, donde el amor no se encierra en lo privado. Se despliega como impulso de esperanza colectiva.

Descubre Poema Te quiero de Mario Benedetti: el amor como resistencia

2. Táctica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Este poema presenta una visión íntima y lúcida del amor, concebido como una construcción deliberada, paciente y sincera. El hablante confiesa ser alguien que no deja sus emociones al azar, sino que diseña un plan para acercarse al otro sin máscaras ni juegos.

La repetición del sintagma “mi táctica es” genera un ritmo sincopado y reflexivo, como si se estuviera construyendo un manifiesto personal del afecto.

Es importante señalar que sus tácticas no son manipulativas. Al contrario, son actos de entrega y atención genuina. Así, se aleja del ideal romántico apasionado para convertirse en una ética del cuidado y del conocimiento mutuo.

Revisa Táctica y estrategia: un análisis del famoso poema de Mario Benedetti

3. Todavía

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

Aquí se retrata la emoción contenida del reencuentro amoroso. La voz poética expresa un momento de alegría que aún no se atreve del todo a creer, como si la felicidad fuera tan inesperada que rozara lo irreal.

El título transmite esa sensación de umbral: se está viviendo algo hermoso, pero con una mezcla de escepticismo, como si no se hubiese asentado del todo en la realidad.

Desde el inicio el poema alterna entre la percepción sensorial y la incredulidad emocional. El hablante ve, escucha, palpa e, incluso, celebra, pero aun así repite “todavía no lo creo”.

Esta contradicción entre los sentidos y la razón pone de relieve el impacto afectivo del regreso del ser amado. Es tan deseado que parece una suerte de milagro. Así, el amor es un acontecimiento que trasciende lo racional y se instala en un plano mágico.

Uno de los ejes temáticos es el reencuentro como restauración del sentido. El regreso de la persona amada no sólo trae alegría, sino que transforma lo cotidiano: “las cosas más triviales / se vuelven fundamentales”.

Finalmente, el verso “te querré más/todavía” cierra el poema con un juego semántico que resignifica el título. El “todavía” deja de ser duda o asombro y se convierte en promesa.

4. Hagamos un trato

Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Aquí se construye una declaración de afecto que se apoya en la confianza y la reciprocidad más que en la pasión. De este modo, no se propone un amor arrebatado ni idealizado, sino un vínculo basado en la presencia, el acompañamiento y la posibilidad de contar con el otro en los momentos esenciales.

Se trata de una especie de pacto. Un acuerdo tácito entre dos seres que se ofrecen compañía sin condiciones grandilocuentes.

El hablante lírico se muestra vulnerable y honesto. Reconoce que a veces puede ser huraño, pero eso no debe poner en duda su compromiso.

Esta admisión de imperfección hace más humano el ofrecimiento. El “trato” no se da desde la idealización, sino desde la aceptación de los matices de la personalidad propia. El amor se presenta como una forma de estar, incluso cuando uno no es su mejor versión.

5. Bienvenida

Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más dócil
ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza

sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

Los versos retratan la espera amorosa con una mezcla de ternura, nostalgia y certeza. El hablante lírico se dirige a una figura amada que ha estado ausente, pero cuya presencia - aunque física y temporalmente lejana - ha permanecido viva en su pensamiento y en su deseo.

La llegada de esa persona es inminente. Sin embargo, no se proyecta como un simple regreso, sino como una transformación: “vas a llegar distinta”.

Así, el texto gira en torno a esta idea de cambio. La ausencia ha generado una transformación en ambos. Con ello, se sugiere que el amor no permanece estático, sino que crece, cambia, se redefine, incluso en la separación.

Es necesario señalar la fusión entre el individuo amado y el pueblo - motivo recurrente en la poesía de Benedetti - que le da al poema una resonancia política y social.

De esta manera, el amor se carga de sentido histórico, como si querer a esa persona también fuera un acto de esperanza en el cambio.

6. Lo que necesito de ti

No sabes cómo necesito tu voz;
necesito tus miradas
aquellas palabras que siempre me llenaban,
necesito tu paz interior;
necesito la luz de tus labios
¡Ya no puedo... seguir así!
...Ya... No puedo
mi mente no quiere pensar
no puede pensar nada más que en ti.
Necesito la flor de tus manos
aquella paciencia de todos tus actos
con aquella justicia que me inspiras
para lo que siempre fue mi espina
mi fuente de vida se ha secado
con la fuerza del olvido...
me estoy quemando;
aquello que necesito ya lo he encontrado
pero aún ¡Te sigo extrañando!

Aquí se presenta la necesidad del ser amado como un anhelo existencial que atraviesa cuerpo, mente y espíritu. Desde el comienzo, la reiteración de “necesito” marca el tono urgente.

Es necesario señalar que no se reduce a una sola dimensión. Abarca lo físico (“tu voz”, “la luz de tus labios”), lo emocional (“tu paz interior”), lo ético (“aquella justicia que me inspiras”) y lo espiritual (“la flor de tus manos”, “paciencia de todos tus actos”).

La figura amada se convierte en una fuente de equilibrio, inspiración y consuelo, cuya falta provoca un desajuste total en el sujeto que habla. Es un lamento de pérdida, pero también una afirmación de lo que alguna vez dio sentido a la vida.

7. Te quiero sin mirar atrás

Te quiero mansamente, entre las sombras de las falsas ilusiones.

Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito quiero leerte, línea tras línea, letra por letra, espacio por espacio.

Te quiero para tomarte de la mano bajo el firmamento y mostrarte los te amo escondidos entre las estrellas.

Te quiero sobre las hojas de otoño, hablando de nada pero a la vez de todo y, en un arranque de locura, beber tus lágrimas mientras desfallezco en tus labios.

Te quiero para buscarte entre las frases no dichas, entre los pensamientos enterrados, entre las maneras complicadas quiero encontrarte y después no dejarte.

Te quiero como para llevarte a mis lugares favoritos y contarte que es ahí donde me siento a buscarte en la niebla de miradas que no son tuyas, pero aún así te busco.

Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho, del corazón.

Te quiero como para sanarte, y sanarme, y sanemos juntos, para remplazar la heridas por sonrisas y las lágrimas por miradas, en donde podremos decir más que en las palabras.

Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás.

Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.

Este poema se construye como una serie de confesiones, donde cada “te quiero” funciona como un umbral hacia un nuevo nivel de entrega, deseo y fusión emocional.

Se trata de un amor que no se justifica ni se explica. Así, tiene múltiples formas de expresarse: desde lo cotidiano hasta lo trascendente, desde lo físico hasta lo espiritual.

Por otra parte, el deseo de sanar y ser sanado en conjunto introduce un matiz de amor maduro. No se idealiza al otro, sino que se reconoce en la fragilidad compartida, en las heridas que sólo pueden cerrarse en compañía.

8. Enamorarse y no

Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.

Aquí se encuentra presente una reflexión sobre las dos caras del amor: el éxtasis del enamoramiento y el desencanto de la pérdida.

De esta manera, el hablante lírico explora cómo el amor transforma la percepción del mundo, del tiempo, del cuerpo y de uno mismo, y cómo su ausencia desvela la fragilidad de esas mismas ilusiones.

La primera parte del poema describe el acto de enamorarse como una experiencia casi milagrosa. Altera la realidad: detiene el tiempo, transforma la tristeza en esperanza, el miedo en valentía y hasta ahuyenta simbólicamente a la muerte.

En este estado, la existencia se carga de sentido y belleza, como si se abriera una “ventana al árbol nuevo”, imagen que sugiere crecimiento, renacimiento y frescura. Así, el enamoramiento es “bonanza”. Deja de ser simplemente un sentimiento y se convierte en una forma de interpretar la vida.

Sin embargo, la segunda parte contrasta en tono y visión. Desenamorarse no es una experiencia neutra: es dolorosa y desencantadora.

El cuerpo del otro, antes idealizado por la “otra mirada”, se muestra tal como es, sin adornos. Entonces, el hablante se enfrenta a la pérdida de una parte de sí.

9. Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Este poema expone con aguda honestidad las contradicciones del amor y el deseo. A través de una serie de paralelismos se dibuja un mapa de tensiones internas: entre la ilusión y el miedo, entre la esperanza y la angustia, entre la alegría y la duda.

El hablante lírico se encuentra atrapado en un torbellino de emociones que se anulan, se sobreponen o se potencian mutuamente, como si el amar fuera a la vez una bendición y un dilema.

La frase “estoy jodido y radiante” sintetiza el núcleo del texto: el amor no es un estado puro ni unívoco, sino una convivencia de extremos. De esta forma, se sabe en conflicto, incapaz de separar lo que lo lastima de lo que lo ilumina.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.