Henri Matisse: 5 obras para entrar a su mundo de color


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana

El pintor francés Henri Matisse (1869 - 1954) fue uno de los grandes renovadores pictóricos del siglo XX al liderar el fauvismo, movimiento de corte vanguardista que buscaba exaltar el uso del color.

Así, buscaba alejarse de la realidad objetiva, utilizando las formas y tonalidades de manera instintiva. Al final de sus días afirmó:

Sueño con un arte de equilibrio, de pureza, de tranquilidad, sin temas inquietantes ni preocupantes... algo así como un buen sillón.

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1. Mujer con sombrero (1905)

Mujer con sombrero (1905) - Henri Matisse
Museo de Arte Moderno de San Francisco, Estados Unidos

"Mujer con sombrero" fue expuesto en 1905 en el Salón de los Independientes de París y fue el primer paso para la liberación artística de Matisse.

La modelo del retrato fue Amélie, la esposa del pintor y con esta imagen buscaba alejarse del academicismo y del reflejo exacto de la realidad. Por ello, más que enfocarse en la exactitud de las formas, se centró en un provocador uso del color.

La obra causó burla y escándalo. De hecho, el célebre crítico Louis Vauxcelles denominó a este nuevo arte como el producto de un salvaje (fauve). Sin embargo, el artista decidió asumir el epíteto y junto a otros creadores se hicieron llamar fauvistas.

2. La alegría de vivir (1905 -1906)

La alegría de vivir de Henri Matisse
Fundación Barnes, Estados Unidos

Este cuadro toma como tema central el mito griego de Arcadia, una provincia idílica que se caracterizaba por su belleza y tranquilidad. Se suele asociar a Pan, dios de los pastores y los rebaños que habitaba allí y lideraba un estilo de vida en el que predominaba la alegría.

El tópico fue retomado durante el Renacimiento y más tarde en el Romanticismo como una representación de la utopía, un lugar en el que el ser humano vivía en paz junto a la naturaleza. Así, Matisse quiso presentar un mundo ideal en el que sus habitantes pasan el día descansando, bailando y tocando instrumentos.

La elección de los colores resultó vital para la armonía del cuadro. En contra de lo que se hubiese esperado para reflejar un mundo en que abunda la naturaleza, Matisse no escogió el verde como tono predominante. Al contrario, decidió jugar con varias tonalidades que reflejan tranquilidad a quien observa.

De este modo, los árboles funcionan como un marco para la escena en que diversas figuras sinuosas parecen fusionarse con el paisaje.

3. La danza (1910)

La danza de Henri Matisse
Museo del Hermitage, Rusia

Matisse sentía interés por los temas míticos y en este cuadro decidió enfocarse en el regreso a la Edad de Oro en donde el individuo era completamente libre. Esta era una representación que ya había trabajado anteriormente, pues en el fondo de su cuadro "La alegría de vivir" se puede ver a un grupo bailando en ronda.

A partir de esta época comienza a saturar los colores. En la tradición, el color había sido un recurso secundario, subordinado a necesidades como la perspectiva y la luz. Aquí, por el contrario, los tonos funcionan como el centro de la pintura y la estructura formal sobre la que se asienta.

Asimismo, se puede notar la influencia de la escultura africana y otras culturas primitivas que fascinaron al pintor. Aquel tipo de iconografía marcó una profunda huella en la representación que hacía de los cuerpos y figuras.

4. Gato de los peces rojos (1914)

Gato de los peces rojos - Henri Matisse

Matisse era amante de los gatos y pueden encontrarse en varios de sus cuadros. Además, en este periodo se estaba alejando de los temas míticos para acercarse al mundo cotidiano.

En 1914 el pintor ya había asumido por completo el estilo fauvista. Así, en esta pintura lo que más destaca es la exaltación del color. Ya no busca una representación fiel a la realidad, sino que expresar tonalidades puras y saturadas.

Aquí también puede notarse el desinterés hacia la perspectiva. En el ideario de los fauvistas, los trazos son espontáneos y sueltos. De este modo, no existe profundidad espacial. Se trata de figuras planas y más bien imperfectas que son delineadas como en los dibujos infantiles.

5. La gavilla (1953)

La gavilla de Henri Matisse
Museo Hammer, Estados Unidos

Para Matisse la vida giraba en torno a la pintura. Cuando se hizo mayor y le fue difícil manejar los pinceles, optó por renovar su estilo y comenzar a experimentar con el collage a través de figuras de colores que recortaba.

Así, sentado en su silla de ruedas, sostenía el papel e improvisaba la dirección del corte. Una asistente disponía los pedazos en el lienzo siguiendo sus instrucciones. De este modo, construyó universos de formas vegetales en los que predominaba siempre el color.

Con esta técnica logró lo que tanto buscó durante toda su carrera como artista: la interacción directa entre forma y color, sin trazos ni nada que interfiriera con la expresividad. De hecho, llegó a decir: "en lugar de dibujar el contorno e instalar en él el color (el uno modificando al otro) dibujo directamente en el color".

Biografía

Henri Matisse retrato 1933

Henri Matisse nació en Le Cateau-Cambrésis, en la zona norte de Francia el 31 de diciembre de 1869. Su familia se dedicaba al comercio, por lo que creció en un ambiente en el que nunca se fomentó lo artístico.

Realizó estudios de Derecho en París, pero en 1889 decidió cambiar de camino y comenzó a estudiar arte. En 1898 se casó con Amélie Parayre con quien tuvo dos hijos.

Al comienzo siguió el estilo tradicional, hasta que comenzó a experimentar con técnicas del impresionismo y divisionismo. Fue en esta exploración con el color que llegó hacia los fundamentos del fauvismo. Aunque fue un movimiento de corta vida, sirvió para definir su marca como artista. Con los años, se convirtió en un gran referente para el arte moderno con una obra en la que buscó llevar al extremo las posibilidades cromáticas.

Al final de sus días la mala salud le impidió pintar, por lo que decidió renovar su estilo con los famosos "cut-outs", en donde recortaba figuras en papeles de colores. En esta propuesta el color se convirtió en el máximo protagonista, logrando el objetivo de su carrera como artista.

Murió en Niza el 3 de noviembre de 1954.

Bibliografía:

  • Bolaños, María. (2007). Interpretar el arte a través de las obras maestras y los artistas más universales. Contrapunto.
  • Essers, Volkmar. (2014). Matisse. Taschen.
  • Holzwarth, Hans Werner y Taschen, Laszlo (Eds.). (2011). Arte Moderno. Una historia desde el impresionismo hasta nuestros días. Taschen.

Ver también:

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.