17 historias cortas con grandes enseñanzas


Marián Ortiz
Marián Ortiz
Especialista en Medios Audiovisuales

La lectura siempre nos permite “dejar volar” nuestra imaginación. Hay historias que, además, nos dan la oportunidad reflexionar y adquirir nuevo conocimiento.

Si quieres aprender con narraciones breves, aquí te proponemos una selección de 17 historias cortas que contienen grandes enseñanzas. Una selección que incluye fábulas, relatos, cuentos y leyendas, tanto anónimas como de autores conocidos.

1. La gallina de los huevos de oro, de Esopo

El deseo obsesivo por conseguir cada vez más bienes y riquezas puede llevarnos a perder lo poco que tenemos. Esta fábula de Esopo reflexiona sobre la importancia de valorar aquello que se tiene, pues, la codicia puede llevarnos a la ruina.

Un granjero tenía una gallina que, cada día, ponía un huevo de oro. Un día, pensando que encontraría dentro de ella una gran cantidad de oro, la mató.

Al abrirla, vio que por dentro no tenía nada, era igual que el resto de gallinas de su especie. De modo que, por ser impaciente y querer conseguir más abundancia, acabó el mismo con las riquezas que la gallina le daba.

Moraleja: Es conveniente estar contentos con lo que se tiene y huir de la insaciable codicia.

2. Los seis ciegos y el elefante

Este pequeño cuento, atribuido a un sufí persa del siglo XIII conocido como Rumi, tiene un complejo trasfondo acerca de la naturaleza de las cosas. Nos permite reflexionar acerca de la incapacidad de los seres humanos para comprender todos los planos de la realidad.

Además, también contiene una enseñanza acerca de la riqueza que supone tener diferentes perspectivas sobre un mismo asunto. Valorar la diversidad de opiniones nos permite solucionar problemas.

Había una vez seis hindúes ciegos de saber que quisieron conocer qué era un elefante. Como no podían ver, quisieron averiguarlo a través del tacto.

El primero en indagar, llegó junto al elefante y se chocó con su duro lomo y dijo: “es duro y liso como una pared”. El segundo, tocó el colmillo, y gritó: “ya veo, el elefante es tan agudo como una lanza”.

El tercer hombre tocó la trompa y dijo: “Ya sé, el elefante es como una serpiente”. El cuarto tocó su rodilla y dijo: “Veo que el elefante es como un árbol”. El quinto sabio se acercó a la oreja y dijo: “el elefante es como un abanico”. Finalmente, el sexto tocó la cola del animal y dijo: “está claro que el elefante es como una soga”.

Así es como los sabios comenzaron a discutir y pelearse por ver quién estaba en lo cierto. Cada uno con su propia opinión, y todos tenían parte de razón, pero solo conocían un fragmento de la realidad.

3. Una pequeña fábula, de Franz Kafka

El autor de La Metamorfosis (1915), también dejó como legado algunos cuentos.

En esta fábula, la experiencia del ratón nos enseña que debemos confiar en nosotros mismos, dejarnos llevar por nuestro instinto y no por las decisiones que los demás tienen para nosotros.

¡Ay! — dijo el ratón—, ¡el mundo es cada vez más pequeño!

Al principio era tan grande que tenía miedo, no dejaba de correr y correr, y me alegré cuando por fin vi a lo lejos paredes a la derecha y a la izquierda, pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.

—Solo tienes que cambiar tu dirección— dijo el gato, y se lo comió.

4. La taza de té

Este viejo cuento japonés nos advierte acerca de cómo los prejuicios pueden obstaculizar nuestro proceso de aprendizaje.

Si realmente queremos aprender algo nuevo, debemos dejar a un lado esas opiniones y creencias preconcebidas para así “llenarnos” de nuevo conocimiento.

Un profesor visitó a un anciano muy sabio con la intención de aprender de su conocimiento. El viejo le abrió la puerta y, enseguida, el profesor comenzó a platicar de todo aquello que ya sabía.

El anciano escuchaba atento y el profesor no paraba de hablar intentando sorprender al sabio con su conocimiento.

—¿Tomamos un té?— interrumpió el maestro zen.

—¡Claro! ¡Fantástico!— dijo el profesor.

El maestro empezó a llenar la taza del profesor y, cuando se había llenado, no paró. El té comenzó a salirse de la taza.

—¿Qué haces?— le dijo el profesor— ¿No ves que la taza ya está llena?

El sabio respondió muy calmado, ilustrando la situación:

—Al igual que ocurre con la taza, tú estás lleno de tus propias opiniones, sabiduría y creencias. Si quieres aprender algo nuevo, primero tendrás que vaciarte de ellas.

5. El burro flautista, de Tomás de Iriarte

Tomás de Iriarte fue uno de los más reconocidos fabulistas españoles, que vivió durante el siglo XVIII. Entre sus narraciones, encontramos esta fábula en verso, una de las más conocidas del autor.

El hecho que probemos a hacer algo y salga a la primera no implica que ya tengamos todo aprendido o seamos expertos en esa materia. El burro flautista nos enseña que siempre podemos aprender algo nuevo, no debemos pensar que ya lo sabemos todo.

Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.

Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.

Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

¡Oh!— dijo el borrico—,
¡que bien sé tocar!
¡Y dirían que es mala
la música asnal!

Moraleja:
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

6. La piedra en el camino

La vida nos pone constantemente a prueba. Los obstáculos y los nuevos retos van apareciendo en el camino.

Esta antigua parábola anónima nos permite reflexionar acerca de la importancia afrontar los desafíos. Esquivar los obstáculos o tratar de culpar a otras personas no nos hace crecer. Las “rocas en el camino” suelen ser siempre valiosas oportunidades de mejora y desarrollo personal.

Había una vez un rey que puso de forma intencionada una enorme piedra en una de las vías más transitadas del reino. Después, se ocultó para ver cuáles eran las reacciones de los transeúntes.

Primero pasaron unos campesinos. En lugar de quitar la piedra, la rodearon. También transitaron mercaderes y pueblerinos que también la esquivaron. Todos se quejaban de la suciedad que tenían las carreteras.

Tiempo después pasó un lugareño que llevaba en su espalda una carga de hortalizas. Este, en lugar de rodear la roca, se paró y la observó. Intentó moverla empujándola.

Pronto, el lugareño notó que algo había debajo de aquella piedra. Era una bolsa que contenía una buena cantidad de monedas de oro. En ella pudo ver también una nota escrita por el rey que decía: “Estas monedas son para la persona que se tome la molestia de mover la piedra del camino. Firmado: El rey”.

7. El abuelo y el nieto, de los hermanos Grimm

En la obra de los hermanos Grimm encontramos algunos cuentos que, aunque son menos populares, merece la pena leerlos por sus grandes enseñanzas.

Este cuento, protagonizado por los miembros de una familia, reflexiona sobre la importancia de valorar, respetar y cuidad a nuestros seres queridos, especialmente, a nuestros mayores.

Había una vez un señor muy anciano que apenas podía ver. Cuando estaba en la mesa para comer, no podía sostener la cuchara, dejaba caer la copa en el mantel, y algunas veces se le escapaba la baba.

Su nuera y su propio hijo estaban muy enfadados con él y decidieron dejarlo en un rincón de un cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de barro.

El anciano no paraba de llorar y, con frecuencia, miraba triste hacia la mesa.

Un día, el abuelo se cayó al suelo y rompió el cuenco de sopa que apenas podía sostener con sus propias manos. Entonces, su hijo y su nuera le compraron una cazuela de madera para evitar que se rompiera.

Días después, su hijo y su nuera vieron a su niño de cuatro años, muy ocupado en reunir algunos pedazos de cazuela que había en el suelo.

—¿Qué haces?—preguntó su padre.

—Una tartera para dar de comer a papá y a mamá cuando sean viejos— contestó el pequeño—.

El marido y la mujer se miraron por un momento sin decir palabra. Después rompieron a llorar, y volvieron a poner al abuelo en la mesa. Desde ese momento, el abuelo comió siempre con ellos, siendo tratado con mayor amabilidad.

8. La maceta vacía

Hay historias orientales que nos enseñan importantes valores. Este cuento tradicional chino nos da toda una lección de honestidad. La transparencia que demuestra el protagonista de esta historia con sus actos, nos enseña que la honestidad conduce al éxito.

Hache muchos siglos, en China, gobernaba un emperador muy sabio. Ya era anciano y no había tenido hijos que heredaran su trono.

A este emperador le gustaba la jardinería, por eso, mandó traer a palacio a un grupo de niños y niñas de diferentes provincias. A cada uno de ellos le daría una semilla y, quien trajera en un año las flores más hermosas, heredaría el trono.

La mayoría de niños que acudieron a por las semillas eran hijos de familias nobles, a excepción de uno, Ping, el de la provincia más pobre. Este había sido enviado por sus dotes como jardinero.

El joven Ping llegó a su casa y plantó la semilla en una maceta. La cuidó con mucho cariño durante un tiempo, pero la planta no brotaba.

Llegó el día de presentar las plantas al emperador. Ping llevó su maceta vacía, mientras otros niños tenían macetas con hermosas flores. El resto de niños se burlaban de él.

El emperador se acercó y dijo a los presentes:

—Sepan que todas las semillas que entregué eran infértiles. No podían dar flores. Ping es el único que ha sido honesto y leal, por eso será el emperador.

Es así como Ping se convirtió en uno de los mejores emperadores del lugar. Siempre se preocupó por su pueblo y gestionó su imperio con prudencia.

9. La mariposa y la luz de la llama, de Leonardo Da Vinci

Este relato, atribuido a Leonardo Da Vinci, advierte sobre no dejarse engañar por aquello que nos fascina a primera vista, pues, las apariencias engañan. En esta parábola, la experiencia de una mariposa simboliza a quienes se dejan llevar por la ambición, haciendo caso omiso de lo que tienen a su alrededor

Una hermosa mariposa volaba feliz en un hermoso día de primavera.

—¡Qué día más bello hace hoy!— pensaba mientras admiraba un campo lleno de vivos colores.

De pronto, a lo lejos, vio una gran llama en una cabaña; era el fuego de una vela que jugaba con el viento.

La mariposa no dudó en ir a ver la llama de cerca. De pronto, su alegría se transformó en desgracia, pues sus alas empezaron a chamuscarse.

—¿Qué me está pasando?— pensó la mariposa.

El insecto retomó el vuelo como pudo, y se volvió a acercar a la luz para comprobar qué pasaba. De repente, sus alas se consumieron por completo y cayó al suelo malherido.

Finalmente, la mariposa, dijo a la llama entre lágrimas:

—¡Engañosa maravilla! ¡Eres tan falsa como preciosa! Pensé que encontraría en ti la felicidad y, en cambio, hallé la muerte.

10. El lobo herido y la oveja, de Esopo

Esopo, uno de los más reconocidos fabulistas de la Antigua Grecia, dejó como legado un cuantioso número de historias de carácter moralizador, adaptadas posteriormente por otros autores.

Esta historia protagonizada por animales, advierte acerca de no confiar en los desconocidos, aunque parezca que tienen buenas intenciones.

Un lobo estaba en mitad del camino cansado y hambriento. Había sido mordido por unos perros y no podía levantarse.

Una oveja pasaba por allí, así que el lobo decidió pedirle que le llevara un poco de agua del río más cercano:

—Si me traes agua para beber —dijo el lobo— yo mismo me encargaré de buscar mi comida.

—No pienses mal amigo, pero si te llevo el agua, después me comerás— dijo la oveja.

Moraleja: Prevé siempre el verdadero objetivo de las aparentemente inocentes propuestas de los malhechores.

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11. Los dos amigos, de Jean la Fontaine

A veces en la vida nos preguntamos qué es la verdadera amistad. Esta fábula de Jean la Fontaine parece tener la respuesta, pues nos enseña que la amistad implica lealtad, generosidad y compartir alegrías y penas. Supone una relación de compromiso y amor desinteresado que le ofrecemos al otro.

Esta historia trata de dos amigos verdaderos. Lo que era de uno, también era del otro. Se tenían aprecio y respeto mutuo.

Una noche, uno de los amigos se despertó asustado. Salió de la cama, se vistió rápidamente y se fue a casa del otro.

Al llegar al lugar, golpeó tan fuerte la puerta que despertó a todos. El dueño de la casa salió con una bolsa de dinero en la mano y le dijo a su amigo:

—Sé que no eres hombre de salir corriendo en plena noche sin motivos. Si has venido hasta aquí es porque algo malo te sucede. Si has perdido tu dinero, aquí tienes, tómalo…

El visitante respondió:

—Agradezco que seas tan generoso, pero ese no ha sido el motivo de mi visita. Estaba durmiendo y soñé que algo malo te sucedía y que la angustia te dominaba. Me preocupé mucho y tuve que comprobar por mí mismo que nada te ocurría.

Así actúa un verdadero amigo. No espera que su compañero acuda a él, sino que, cuando supone que algo sucede, le ofrece su ayuda de inmediato.

Moraleja: la amistad es estar atento a las necesidades del otro y tratar de ayudar a solucionarlas, ser leal y generoso y compartir no solo las alegrías sino también las penas.

12. El adivino, de Esopo

Hay personas que acostumbran a entrometerse en la vida de los demás y cuestionar constantemente sus decisiones. Sin embargo, no son capaces de manejar su propia vida.

Esta fábula de Esopo, nos advierte sobre no dejarse llevar por quienes dicen tener el don de adivinar el futuro, pues solo pretenden lucrarse por ello.

Un adivino estaba trabajando en la plaza del pueblo cuando, de repente, se le acercó un hombre y le advirtió de que las puertas de su casa estaban abiertas y que se habían llevado todo cuanto tenía en su interior.

El adivino se sobresaltó y fue rápido a su casa para ver lo que había pasado. Uno de sus vecinos, al verlo desesperado, le preguntó:

—Escucha, tú que aseguras que eres capaz de predecir lo que le sucederá a los demás, ¿por qué no has adivinado lo que te sucedería a ti?

Moraleja: Nunca faltan personas que pretenden decir a los demás cómo actuar y, sin embargo, son incapaces de manejar sus propios asuntos.

13. La pregunta

En la tradición popular sufí, destacó un importante personaje mitológico, que fue protagonista de diferentes cuentos cortos. Estas pequeñas fábulas nacen con la intención de hacer reflexionar al lector.

En este caso, Nasurdín y un compañero hacen reflexionar acerca de esa peculiar costumbre que tenemos a veces de responder con una pregunta para evitar dar una respuesta.

Un día Nasurdín y un buen amigo caminaban mientras hablaban de temas profundos. De repente, el compañero se paró y le miró diciendo:

—¿Por qué cada vez que te hago una pregunta me respondes con otra pregunta?

Nasurdín, sorprendido, se quedó inmóvil y respondió:

—¿Estás seguro de que hago eso?

14. La perra y su compañera, de Jean de la Fontaine

Jean de la Fontaine fue un reconocido fabulista francés del siglo XVII. Esta narración, protagonizada por dos perras, advierte sobre la importancia de no confiar en cualquiera, ya que algunas personas se aprovechan de la bondad o de los buenos gestos de otras.

Una perra de presa, que estaba esperando la llegada de sus cachorros, no tenía un lugar donde cobijarse.

Pronto, consiguió que una compañera le dejara entrar en su cobijo por poco tiempo, hasta que diera a luz a sus cachorros.

Al cabo de unos días, volvió su amiga, y con nuevos ruegos le pidió que prorrogase el plazo quince días más. Los cachorros apenas andaban; y con estas otras razones, logró quedarse en el cubil de su compañera.

Pasada la quincena, su amiga volvió para pedirle su casa, su hogar y su lecho. Esta vez la perra le enseñó los dientes y le dijo:

—Saldré, con todos los míos, cuando me echéis de aquí.

Los cachorros ya eran mayores.

Moraleja: Si das algo a alguien que no lo merece, lo llorarás siempre. No recobrarás lo que prestas a un pícaro, sin andar a palos. Si le alargas la mano, tomará el brazo.

15. El viejo y la muerte, de Félix María de Samaniego

Entre las creaciones del reconocido fabulista español Félix María de Samaniego, encontramos esa fábula en verso, una versión de una historia atribuida a Esopo.

Se trata de una narración que alecciona acerca de lo importante de valorar la vida sin importar cuantas dificultades tengamos en el camino. La vida siempre nos da algo positivo aun en las situaciones más dolorosas.

Entre montes, por un áspero camino,
tropezando con una y otra piña,
iba un viejo cargado con su leña,
maldiciendo su mísero destino.

Al fin cayó, viéndose de suerte
que apenas levantarse ya podía
llamaba con colérica porfía,
una, dos y tres veces a la muerte.

Armada de guadaña, en esqueleto
la Parca se le ofrece en aquel punto:
pero el viejo, temiendo ser difunto,
lleno más de terror que de respeto,

Trémulo le decía balbuciente:
Yo, señora… Os llamé desesperado;
Pero… Acaba: ¿qué quieres, desdichado?
Que me cargues la leña solamente.

Moraleja: Tenga paciencia quien se cree infeliz,
Que aun en la situación más lamentable,
es la vida del hombre siempre amable.

16. El cántaro roto

En la tradición oral marroquí, encontramos cuentos populares llenos de sabiduría.

La historia de El cántaro roto, es una narración con una enseñanza tan bella como necesaria: es importante querernos y valorarnos tal y como somos.

Hace mucho tiempo, en una pequeña aldea marroquí, existió un aguador que pasaba sus días acarreando agua desde un pequeño manantial de las afueras, hasta las casas de los habitantes.

Llevaba dos cántaros. Uno era nuevo y otro ya tenía muchos años. Cada uno iba colocado en un soporte de madera que portaba sobre sus hombros.

El cántaro viejo tenía una pequeña grieta a través de la cual se escapaba el agua. Por eso, cuando el hombre llegaba a la aldea, apenas quedaba la mitad de agua en su interior.

El cántaro nuevo estaba muy orgulloso de sí mismo, ya que cumplía bien con su objetivo y no derramaba ninguna gota de agua.

En cambio, el cántaro viejo se avergonzaba porque solo transportaba la mitad de agua. Un día estaba tan triste que le dijo a su dueño:

— Me siento culpable por hacerte perder tiempo y dinero. No hago mi trabajo como debería, porque tengo una pequeña raja por la que se escapa el agua. Entendería que no quisiera usarme más.

El aguador respondió:

—Tienes que saber que, cada vez que regresamos a la aldea, te sitúo en el lado del sendero en el que planto semillas de flores cada primavera.

El cántaro miró con asombro, mientras el aguador continuaba:

—El agua que se escapa no se pierde, ya que riega la tierra y permite que nazcan las flores más bonitas de este lugar. Esto es gracias a ti.

Desde entonces, el viejo cántaro aprendió que debemos querernos como somos, pues todos podemos aportar cosas buenas, con nuestras virtudes y defectos.

17. El problema

Existe una antigua leyenda budista que tiene una importante lección acerca de la resolución de problemas. Antes de intentar solucionar alguna dificultad debemos entender bien cuál es el problema, dejando a un lado las creencias, las apariencias y los prejuicios.

En esta historia, el discípulo que logró resolver el reto planteado por el Maestro es aquel que no se dejó llevar por el aspecto de las cosas, sino por el problema.

Dice una vieja narración que un buen día, en un monasterio ubicado en una recóndita ladera, murió uno de los guardianes más ancianos.

Después de hacerle rituales y darle una despedida, alguien debía asumir sus funciones. Debía encontrarse al monje adecuado para hacer su trabajo.

Un día, el Gran Maestro citó a todos los discípulos del monasterio. En la sala donde tuvo lugar la reunión, el Maestro puso encima de una mesa un jarrón de porcelana y una rosa amarilla muy bella y dijo:

—He aquí el problema: quien logre resolverlo será el guardián de nuestro monasterio.

Todos se quedaron asombrados mirando aquella escena. ¿Qué representaría ese bello jarrón con flores? ¿Cuál podría ser el enigma encerrado de tan delicada belleza? Demasiadas preguntas…

Después de un rato, uno de los discípulos se aventuró a dar una respuesta: sacó su espada y rompió el jarrón de un golpe. Todos se quedaron pasmados ante el suceso, pero el Gran Maestre dijo:

—Alguien se ha atrevido no solo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro Guardián del Monasterio.

Referencias bibliográficas:

  • Las Fábulas de Esopo. (2012). Madrid, España: Alianza Editorial.
  • Fundación Cepaim. (s. f.). Cuentos y leyendas del mundo. Cepaim.org.
  • Grimm, W., Grimm, W., Viedma, J. S. & Ubberlohde, O. (2007). Cuentos escogidos de los hermanos Grimm. Atlas.
  • Jurado, J. (2019). Los mejores cuentos de sabiduría oriental: Nasrudín. Mestas Ediciones.
  • Kafka, F. (2015). Los mejores cuentos de Franz Kafka (1.a ed.). Mestas Ediciones.
  • Varios autores. (2019). Los mejores cuentos de Fábulas Extraordinarias (1.a ed.). Mestas Ediciones.

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Marián Ortiz
Marián Ortiz
Graduada en Comunicación Audiovisual (2016) por la Universidad de Granada, con máster en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual (2017) de la Universidad de Sevilla.