15 poemas para enamorar a una mujer hermosa

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 22 min.

A lo largo de la historia el amor ha sido uno de los grandes temas de la literatura. Desde la exaltación apasionada hasta la intimidad más silenciosa, ha servido como motor de la creación poética y como una forma de comprender la condición humana.

Los poemas reunidos en esta selección dialogan entre sí desde épocas, estilos y sensibilidades distintas, pero comparten una misma intención: expresar el amor como experiencia transformadora.

Se trata de un recorrido por distintas maneras de amar y de decir el amor a la mujer que inspira, acompaña, desafía y conmueve.

1. Rima XXIII - Gustavo Adolfo Béquer

Poema para una mujer hermosa 1

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.

Gustavo Adolfo Bécquer (1836 - 1870) es una de las figuras centrales del Romanticismo tardío español. Su poesía se caracteriza por la brevedad, la musicalidad y la exploración de los sentimientos íntimos, especialmente el amor y el desengaño.

Aquí el hablante lírico condensa el amor en una serie de gestos mínimos, pero cargados de sentido: una mirada, una sonrisa, un beso. Cada uno de ellos adquiere un valor desmesurado, casi absoluto, al punto de equivaler a un mundo o a un cielo.

El poema construye una progresión emocional que culmina en el beso, símbolo máximo del amor correspondido y del contacto íntimo. Así, el amor aparece como una fuerza desproporcionada, capaz de justificar cualquier entrega.

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2. El día que me quieras - Amado Nervo

El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

Amado Nervo (1870 - 1919) fue uno de los grandes representantes de la literatura modernista latinoamericana. En este poema se encuentra presente el influjo romántico donde predomina la expresión de emociones.

Así, existe una idealización del encuentro amoroso, pues el día en que la mujer al fin corresponda sus sentimientos, el mundo cobrará sentido.

De este modo, el hablante busca hacer sentir lo que significa estar enamorado, mostrándolo desde sus ojos. Por ello, compara el amor como el inusual encuentro de un trébol de cuatro hojas y el descubrimiento de Dios

3. Tres mil latidos y doscientos litros de sangre - Elvira Sastre

Poema para una mujer hermosa 2

Si pudiera multiplicarme
pasearía contigo
dándote las dos manos.

Quiero decir,
si pudiera ser dos yo,
yo dos veces
—entiéndeme—,
un alma repetida
como el rizo que se enredara entre dos dedos
y pareciera un meñique
o los labios
que abrieran paso a una lengua
que precediera a un beso
que se duplicara buscando la eternidad,
colonizaría tu hoy y tu mañana,
te esperaría donde estarías
y donde querrías estar,
te extrañaría
viendo cómo tus besos crean goteras en mis pestañas
y al mismo tiempo te dibujaría labios
llenos de saliva
en el centro de tu dedo corazón.

Si pudiera redoblarme
nos observaría desde fuera
como quien mira a los ojos de la muerte:
con envidia.

Si pudiera estar aquí y allí
estaría en ti y en ti,
prendería fuego a Troya
mientras te regalo París,
te miraría dormir
y al mismo tiempo soñaría contigo.

Ya sabes a lo que me refiero,
si pudiera engañar a las coordenadas
crearía un mapa donde solo cupieran
tus dedos de los pies
y esta necesidad mía de seguirte a todas partes.

Si pudiera ser la misma en dos mitades,
amor,
te vestiría con el mismo nerviosismo
con el que me dejas desnudarte,
limaría mis errores
para que el tropiezo fuera suave
y sería a la vez precipicio e impulso
de todos tus miedos y sueños.

Si pudiera,
mi amor,
convertiría todo lo que ahora es singular
en plural.

Pero no puedo,
así que has de conformarte
con lo único que puedo hacer:
quererte
- no el doble, ni por dos, ni al cuadrado -
sino con la fuerza de un ejército
de tres mil latidos y doscientos litros de sangre
que queriéndote dar más de lo que tiene
te da todo lo que es—.

Elvira Sastre (España, 1992) es una de las voces más reconocibles de la poesía contemporánea en lengua española. Su escritura se caracteriza por una expresión directa de la intimidad.

Aquí el amor se plantea como un deseo de desdoblamiento: el anhelo de estar en todos los lugares posibles junto a la persona amada.

De este modo, la hablante imagina multiplicarse para acompañar, cuidar, observar y soñar al mismo tiempo, revelando así una necesidad de presencia absoluta.

Las imágenes corporales y espaciales refuerzan la intensidad del sentimiento. El amor no es sólo emocional, sino físico, temporal y existencial.

4. Táctica y estrategia - Mario Benedetti

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti (Uruguay, 1920 - 2009) es una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana. Aunque cultivó varios géneros, se destacó particularmente en la narrativa y en la poesía.

Este poema presenta una visión íntima y lúcida del amor, concebido como una construcción deliberada, paciente y sincera. El hablante confiesa ser alguien que no deja sus emociones al azar, sino que diseña un plan para acercarse al otro sin máscaras ni juegos.

La repetición del sintagma “mi táctica es” genera un ritmo sincopado y reflexivo, como si se estuviera construyendo un manifiesto personal del afecto.

Es importante señalar que sus tácticas no son manipulativas. Al contrario, son actos de entrega y atención genuina. Así, se aleja del ideal romántico apasionado para convertirse en una ética del cuidado y del conocimiento mutuo.

Revisa Táctica y estrategia: un análisis del famoso poema de Mario Benedetti

5. Me tienes en tus manos - Jaime Sabines

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

Jaime Sabines (1926 - 1999) fue un destacado poeta mexicano que trabajó temas como el amor, la soledad y la muerte en un estilo directo y sencillo.

El título de este poema hace referencia a que la amada ha logrado conquistar por completo al hombre. Por ello, está dispuesto a entregarse a esta relación que lo ha hecho aprender, conocerse mejor a sí mismo y mirar las cosas de otra manera.

Asimismo, plantea la idea de un romance pleno, en que puedan ser amantes, amigos y confidentes. Es por esto que finaliza con el concepto de la mujer como su casa, pues quiere que se convierta en su familia.

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6. Si tú me olvidas - Pablo Neruda

Poema para una mujer hermosa 3

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda (Chile, 1904 - 1973) es uno de los poetas más influyentes del siglo XX. Su poesía amorosa se distingue por la intensidad sensorial y una concepción del amor como fuerza natural y expansiva.

Aquí el amor se describe como una red invisible que conecta al hablante con el mundo. Todo lo existente remite a la persona amada, como si la realidad misma estuviera orientada hacia ella.

La imagen de las raíces destaca la importancia de la reciprocidad. El amor es arraigo, pero también movimiento. Si la tierra deja de nutrir, el hablante buscará otro lugar donde vivir.

7. Llevo tu corazón conmigo - E. E. Cummings

Llevo tu corazón conmigo (lo llevo en mi
corazón) nunca estoy sin él (tú vas dondequiera
que yo voy, amor mío); y todo lo que hago
por mí mismo lo haces tú también, amada mía

no temo al destino (pues tú eres mi destino, mi amor)
no deseo ningún mundo (pues hermosa tú eres mi mundo,
mi verdad) y tú eres todo lo que una luna siempre
ha sido y todo lo que un sol cantará siempre eres tú

he aquí el más profundo secreto que nadie conoce
(he aquí la raíz y el brote del brote y el cielo del cielo
de un árbol llamado vida; que crece más alto de lo
que un alma puede esperar o una mente puede ocultar)
y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas

llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)

(Traducción de Octavio Paz)

E. E. Cummings (1894 - 1962) fue un poeta estadounidense conocido por su estilo experimental y la ruptura con las formas tradicionales.

Este es uno de sus textos más famosos y se refiere a la unión absoluta. La voz poética afirma que el corazón del otro está siempre dentro de sí, de manera inseparable, incluso más allá de lo físico.

De este modo, el amor aparece como destino y fuerza vital, en una fusión que anula cualquier separación. Con ello, el hablante reconoce en el ser amado no sólo una compañía, sino el sentido mismo de su vida.

La repetición de “llevo tu corazón conmigo” refuerza la idea de permanencia y plenitud. Por su parte, las imágenes del “árbol llamado vida” y las “estrellas separadas” sugieren un amor cósmico y eterno.

8. Eso era amor - Karmelo Iribarren

Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo el calendario.

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía
a quién
darle las gracias.

Karmelo Iribarren (España, 1959) es conocido por una poesía directa, cotidiana y despojada de ornamentos retóricos. Aquí el amor se manifiesta a través de escenas mínimas: una llegada, una mirada, un beso espontáneo. No hay grandes declaraciones ni imágenes grandilocuentes, sino una intimidad silenciosa que transforma la percepción del mundo.

La expresión “rompiendo el calendario” sugiere que el amor suspende el tiempo, lo vuelve irrelevante. Los actos sencillos de la persona amada adquieren una dimensión casi milagrosa, como si devolvieran al mundo su sentido perdido.

9. Que el amor no admite cuerdas reflexiones - Rubén Darío

Poema para una mujer hermosa 4

Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.

No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.

Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y al perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Rubén Darío (Nicaragua, 1867 - 1916) es el máximo exponente del modernismo en lengua española. Su poesía se caracteriza por la musicalidad, el refinamiento formal y una exaltación intensa de los sentidos.

En este poema el amor se presenta como una fuerza arrolladora e irracional. Desde el primer verso, el hablante advierte que es una emoción que no admite calma ni reflexión medida. Amar es entrar en un estado de exaltación que transforma la mente y el cuerpo.

Las imágenes bélicas y ardientes refuerzan esta idea de violencia pasional. Los abrazos son “de guerra” y los besos “de incendio”, lo que convierte la relación en un combate donde no hay tregua posible. Sin embargo, esta violencia no es destructiva, sino vital, iluminadora.

10. Faja ceremonial - Elicura Chihuailaf

Te regalo este abrazo de flores
que desde ahora rodea tu cintura
Lo he labrado con lo más fresco
de mis pensamientos
Con el inmenso amor
que otras tal vez querrían
De mí / de ti depende que reluzca
Que no se extinga su brillo
Su lenguaje.

Elicura Chihuailaf (Chile, 1952) es un poeta mapuche y una de las voces fundamentales de la literatura indígena contemporánea. Su obra integra la cosmovisión de su pueblo, donde el amor, la palabra y la naturaleza se conciben como dimensiones inseparables.

Aquí el amor se presenta como un acto ritual. El abrazo de flores no es sólo un gesto afectivo, sino una ofrenda simbólica.

El hablante subraya que el amor no es una posesión ni una certeza absoluta, es una construcción compartida. Su brillo depende de ambos, de la voluntad de sostener su lenguaje y su luz. De este modo, el poema introduce una ética del amor basada en la responsabilidad mutua.

11. Reto - Julio Flórez

Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser
esclavo de mi pasión;
¡te equivocas, te equivocas!,
fresco y fragante capullo,
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
me haces llorar; pero un día
yo también te haré llorar.

Y entonces, cuando rendida
ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo a mis pies,
como mi cólera es
infinita en sus excesos,
¿sabes tú lo que haré en esos
momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
para comérmelo a besos!

Julio Flórez (1867 - 1923) fue un poeta colombiano. En "Reto" desafía a la amada y le explica que no siempre va a ser quien se entregue y demuestre sus sentimientos. Con un toque de humor, afirma que cuando ella finalmente se digne a darle una oportunidad, va a aprovecharla por completo.

12. Si el hombre pudiera decir lo que ama - Luis Cernuda

Poema para una mujer hermosa 5

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda (España, 1902 - 1963) fue uno de los grandes poetas de la Generación del 27. Su obra explora el deseo, la identidad y el conflicto entre el amor y las normas sociales.

En este poema el amor aparece como una verdad esencial que el ser humano no puede expresar plenamente. El hablante imagina un mundo donde pudiera proclamarse sin máscaras ni miedo, derribando los muros del cuerpo y de la moral impuesta.

La noción de libertad ocupa un lugar central. Paradójicamente, la única libertad verdadera es la de estar “preso” en el ser amado. Este encierro no es opresión, sino plenitud. Se trata de una entrega que da sentido a la existencia.

13. Soñé que tú me llevabas - Antonio Machado

Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!

Antonio Machado (1875 - 1939) fue un reconocido escritor español, perteneciente a la generación del 98. Aunque fue narrador y dramaturgo, dentro de su producción destaca la poesía.

En estos versos el amor aparece asociado al sueño y al recuerdo. El paseo compartido por paisajes luminosos y serenos construye una escena de armonía, donde la figura amada guía y acompaña al hablante.

La presencia del otro se manifiesta a través del tacto y la voz, símbolos de cercanía y confianza. Sin embargo, la revelación de que todo ocurre en sueños introduce una tono melancólico. Así, lo vivido no pertenece al presente, sino a un deseo o a un recuerdo.

14. Muerte en el olvido - Ángel González

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
—oscuro, torpe, malo— el que la habita…

Ángel González (España, 1925- 2008) perteneció a la Generación del 50. Su poesía se distingue por un tono reflexivo, donde el amor suele aparecer vinculado a la fragilidad de la existencia.

En este poema el hablante plantea que la identidad depende de la mirada del ser amado. No existe por sí mismo, sino en tanto es pensado, imaginado y reconocido por el otro.

De este modo, el amor se presenta como una fuerza creadora que otorga sentido, dignidad y bondad. El hablante es “mejor”, porque es amado. Sin embargo, esta dependencia afectiva tiene un reverso trágico: el olvido equivale a la muerte.

Con ello, se transforma el amor en una condición existencial, donde amar y ser amado es lo que sostiene la vida interior.

15. Es verdad - Federico García Lorca

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.

¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

Federico García Lorca (España, 1898 - 1936) es una de las voces más importantes en la poesía del siglo XX. Su obra se caracteriza por la fusión entre lo popular y lo simbólico.

Aquí el amor aparece como una experiencia contradictoria e inevitable. Así, no es fuente de alivio, sino una carga que atraviesa el cuerpo y los objetos cotidianos: el aire, el corazón, incluso el sombrero.

La reiteración del verso “¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero!” funciona como un estribillo que subraya la dificultad de amar con tanta intensidad.

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Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.