11 leyendas japonesas que te sorprenderán
Japón posee una rica tradición en la que abundan historias sobre diversos fenómenos y criaturas sorprendentes. En el siguiente listado se pueden encontrar algunas de las leyendas más famosas.
1. Teke teke
Esta leyenda urbana surgió en Japón. Teke teke es el fantasma de una joven que murió trágicamente en una estación de tren. Según la cultura popular, permanece eternamente donde ocurrió la desgracia.
La historia fue tan popular que el 2009 se hizo una adaptación cinematográfica con el mismo nombre.
Un día, mientras esperaba el tren para regresar a casa, los que la fastidiaban le pusieron un insecto en el hombro. Cuando intentaba quitárselo, perdió el equilibrio y cayó a las vías. Allí fue aplastada y descuartizada, su cuerpo se partió en dos.
Por ello, su fantasma se arrastra sobre el torso, ayudándose de los brazos. De ahí el nombre teke teke, que imita el sonido que hace al andar.
Se dice que ronda el lugar donde murió y que aparece por las noches para atacar a las personas con su largos dedos como guadañas.
2. El origen de los tsunamis
Esta leyenda japonesa del pueblo Ainu busca explicar el origen de los tsunamis, desastres naturales que ocurren de manera seguida, debido a la situación geológica del país.
En la antiguedad existía una ballena gigante llamada Amemasu. Habitaba el lago Mashu y debido a su enorme tamaño era capaz de contener las aguas del Océano Pacífico.
Un dia, un cervatillo se acercó a beber de las aguas del lago y fue devorado en un solo bocado por Amemasu. Como no tuvo tiempo de ser digerido, el cervatillo se encontró desesperado dentro de la gran criatura. Por ello, comenzó a llorar lágrimas tan puras que perforaron el estómago de su depredador y lo mataron, dejándolo en libertad.
Un pájaro fue testigo de estos hechos y se apresuró al poblado más cercano para advertir a la gente y que así pudieran resguardarse. Sin el cuerpo de Amemasu ya no había nada que detuviera al mar.
La aldea de Ainu obedeció de inmediato y subieron a sitios altos para evitar la tragedia. Sin embargo, los otros poblados acudieron a ver qué pasaba. Allí encontraron el cuerpo de la criatura y decidieron comérselo.
Esto despertó la ira de su espíritu y provocó un tsunami que destruyó toda la vida a su alcance. Los únicos sobrevivientes fueron los Ainu, que hasta hoy cuentan cómo los tsunamis ocurren debido a la falta de respeto hacia los animales marítimos. Cuando esto ocurre, el espíritu de Amemasu deja pasar las aguas como advertencia hacia las personas.
3. Kuchisake-onna
Esta es una de las historias de terror más conocidas en Japón. Se trata de un yōkai (criatura sobrenatural) que espanta a quienes se cruzan con ella. Se trata del fantasma de una mujer llamada Kuchisake-onna, que significa "la mujer de la boca cortada".
Suele ser descrita como una mujer que lleva una máscara quirúrgica o un pañuelo para cubrir su rostro. Lo que esconde detrás es aterrador: su boca está cortada de oreja a oreja, dejando una sonrisa macabra y grotesca.
Se cuenta que fue mutilada y asesinada por su esposo luego de que la descubriera siendo infiel. Por ello, su espíritu continúa vagando por las calles. Así, se acerca a alguien en particular y le pregunta si es hermosa. A continuación, muestra su rostro y ataca a la víctima para dejarla igual de deformada que ella.
4. Yuki Onna
Yuki Onna, que significa "mujer de la nieve", es una de las historias más bellas y misteriosas del folclore japonés. Este espíritu, asociado con el invierno y las montañas cubiertas de nieve es, a la vez, fascinante y aterrador.
Representa las fuerzas impredecibles de la naturaleza. También simboliza la fragilidad de los encuentros humanos con lo sobrenatural y la delgada línea entre amor, belleza y muerte.
Se trata de una criatura sobrenatural que aparece durante las tormentas de nieve en las montañas o bosques. Se la describe como una mujer extremadamente hermosa, alta y delgada, con piel blanca como la nieve y cabello largo y negro.
Su apariencia es etérea, casi translúcida, lo que refuerza su conexión con los elementos invernales. Suele llevar un kimono blanco, aunque en algunas versiones está desnuda, fusionándose con el paisaje. Su belleza es hipnótica, pero también puede ser mortal.
Puede mostrarse como un espíritu compasivo o cruel, dependiendo del caso. En muchas historias, aparece para castigar a los viajeros que se pierden en las montañas durante tormentas. Así, los congela con su aliento helado o los conduce a la muerte.
Sin embargo, también se puede mostrar compasiva. Puede dejar con vida a sus víctimas si muestran bondad o tienen un propósito noble, como cuidar a sus familias.
5. La liebre de Inaba
La liebre de Inaba es una de las historias más famosas de la mitología japonesa y aparece en el texto clásico Kojiki, que es una recopilación de mitos y tradiciones antiguas.
En la provincia de Inaba (actualmente parte de Tottori), había una liebre blanca que vivía en una isla y deseaba cruzar al continente para llegar a Inaba. Sin embargo, no podía nadar largas distancias. Entonces, la liebre ideó un plan ingenioso.
Encontró un grupo de cocodrilos y les propuso un desafío. Les dijo que quería contar cuántos de ellos había en total, para saber si su grupo o el de las liebres era más numeroso. Les pidió que formaran una fila desde la isla hasta la costa. Los cocodrilos accedieron, y comenzó a saltar sobre sus lomos, usando sus cuerpos como un puente.
Cuando estaba a punto de llegar a la costa, no pudo resistirse y, de manera arrogante, confesó que los había engañado para poder cruzar. Al oír esto, el último cocodrilo en la fila atrapó a la liebre y le arrancó la piel, dejándola herida.
Lastimada, llegó a la costa, donde se encontró con un grupo de 80 hermanos que estaban en camino a cortejar a la princesa Yakami-hime.
Los mayores le dijeron a la liebre que para curar sus heridas debía bañarse en agua de mar y luego secarse al sol. Sin embargo, esto empeoró su dolor, ya que el agua salada irritó aún más sus heridas.
Al verla sufrir, uno de ellos, Ōkuninushi, tuvo compasión. Le dijo que debía lavarse con agua pura de un río y cubrirse con polen de juncos. La liebre siguió su consejo y se recuperó.
Agradecida por la bondad de Ōkuninushi, le reveló que él sería quien finalmente se casaría con la princesa Yakami-hime, y no sus crueles hermanos. Esto marcó el inicio de la fortuna de Ōkuninushi, quien más tarde se convertiría en un importante dios en el panteón japonés.
6. Momotaro
La leyenda de Momotaro es una de las historias tradicionales más queridas de Japón. Es una narración que combina aventura, valentía y un toque de magia. Ha sido transmitida a través de generaciones.
En una aldea japonesa vivían un anciano y una anciana que no tenían hijos. Un día, mientras la mujer lavaba ropa en el río, vio un gran melocotón flotando corriente abajo. Asombrada, lo recogió y lo llevó a casa.
Cuando intentaron abrir el melocotón para comerlo, se encontraron con que dentro había un niño pequeño que les dijo que había sido enviado por los dioses para ser su hijo. Lo llamaron Momotaro, que significa "hijo del melocotón".
A medida que crecía, se convirtió en un joven fuerte, valiente y amable. Un día, se enteró de que un grupo de oni (demonios u ogros) vivía en la lejana isla de los demonios, donde aterrorizaban a las aldeas cercanas, robando sus bienes y secuestrando a la gente. Momotaro decidió enfrentarlos para devolver la paz.
Antes de partir, la anciana le preparó un suministro de kibidango (bolas de mijo), un tipo de pastel tradicional japonés, para que tuviera fuerzas en su aventura. Durante su viaje, Momotaro encontró tres animales: un perro, un mono y un faisán.
A cada animal que encontraba, le ofrecía un kibidango a cambio de su ayuda. Ellos aceptaron y se unieron a él, formando un equipo que lo acompañaría en su misión.
Cuando Momotaro y sus compañeros llegaron a la isla de los demonios, lucharon valientemente contra los oni. Los demonios eran grandes y fuertes, pero gracias al trabajo en equipo y la inteligencia de Momotaro, lograron derrotarlos.
Así, el líder de los demonios se rindió y prometió no volver a causar daño. Además, devolvieron todo lo que habían robado: tesoros, comida y personas capturadas.
7. El dragón de ocho cabezas
Esta es una de las leyendas más famosas de la mitología nipona. Aparece en el Kojiki (el registro más antiguo de mitos e historias japonesas).
En la región de Izumo, el dios Susanoo, tras ser expulsado del cielo, encontró a una pareja de ancianos llorando junto a su hija, Kushinada-hime. Los ancianos le contaron que una monstruosa serpiente con ocho cabezas y ocho colas, llamada Yamata no Orochi, devoraba cada año a una de sus hijas, y ahora solo quedaba Kushinada.
Susanoo, enamorado de la joven, prometió salvarla a cambio de casarse con ella. Como parte de su plan, preparó ocho barriles de sake y los colocó en un vallado con ocho puertas. Cuando la serpiente llegó, bebió el sake de cada barril y se emborrachó. Aprovechando su debilidad, Susanoo la atacó y cortó cada una de sus cabezas y colas.
En una de las colas del dragón, Susanoo encontró una espada divina llamada Kusanagi-no-Tsurugi, que se convertiría en una de las tres insignes reliquias sagradas de Japón. Finalmente, Susanoo se casó con Kushinada-hime y devolvió la paz a la región.
8. Tanuki, el espíritu travieso del bosque
Esta leyenda busca explicar por qué a veces las personas se pierden en los caminos del bosque o escuchan ruidos extraños entre los árboles. En muchas regiones de Japón se cree que estos fenómenos son obra del tanuki, un animal con poderes mágicos y un carácter juguetón.
Hace mucho tiempo, en las montañas de Shikoku, vivía un tanuki que disfrutaba gastando bromas a los humanos. Podía cambiar de forma, esconder objetos o hacer que los viajeros repitieran el mismo sendero una y otra vez. No lo hacía con maldad, sino por simple diversión, pues se sentía solo.
Un día un anciano se perdió en el bosque. Cansado y confundido, se sentó a llorar. El tanuki, disfrazado de niño, se le acercó y le ofreció comida. El anciano, conmovido, compartió su historia y le dijo que sólo quería volver con su nieta. Entonces, el tanuki, tocado por su bondad, lo guió de regreso a casa.
Desde entonces, el espíritu del tanuki protege a quienes respetan el bosque, pero sigue jugando bromas a los soberbios o egoístas. Por eso, si te pierdes entre árboles o escuchas risas misteriosas, tal vez sea un tanuki recordándote que no todo se domina con lógica: hay que honrar la naturaleza con humildad.
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9. La grulla agradecida
Esta historia enseña la importancia del agradecimiento y de no romper la confianza cuando alguien ofrece ayuda desinteresada.
Hace mucho tiempo un leñador pobre encontró una grulla atrapada en una trampa. Con compasión la liberó y la dejó volar. Esa misma noche una joven desconocida llegó a su puerta, diciendo no tener hogar. El leñador, de buen corazón, la acogió.
La joven era hábil tejiendo y le ofreció su talento a cambio de alojamiento. Le pidió una sola condición: que nunca mirara mientras trabajaba. Tejió un kimono de seda tan hermoso que el leñador lo vendió por buen dinero. Vivieron bien durante un tiempo, pero la curiosidad pudo más y el hombre espió.
Al hacerlo, descubrió que la joven era en realidad la grulla, usando sus propias plumas para tejer. Al ser descubierta la grulla le agradeció, pero dijo que debía irse, pues su secreto había sido roto.
Desde entonces se dice que cuando una grulla vuela muy bajo y sola, está buscando a aquel que la ayudó una vez, recordando que la gratitud es sagrada, pero también lo es la confianza.
10. El hijo rojo del destino
Esta leyenda japonesa, muy conocida en todo Asia, explica por qué algunas personas parecen destinadas a encontrarse, sin importar el tiempo, la distancia o las circunstancias.
Según cuentan los sabios todos nacemos con un hilo rojo atado al dedo meñique. Este hilo, invisible a los ojos, nos une con la persona que estamos destinados a conocer, amar o cambiar profundamente.
Hace muchos años un emperador escuchó sobre una hechicera que era capaz de ver el hilo rojo. Intrigado, pidió una reunión con ella y le rogó que siguiera su hilo para así conocer a su alma gemela.
Así, lo condujo a un mercado cercano donde se encontraba una mujer pobre cargando a un bebé, explicándole que ahí terminaba la conexión.. El emperador la consideró indigna y pensó que se trataba de un engaño. Furioso empujó a la campesina, provocando la caída de la criatura que se dañó la frente.
Años más tarde, cuando el emperador ya había crecido y debía casarse, su corte eligió a una joven hermosa y educada. Durante la ceremonia, al levantar el velo de su esposa, notó que tenía una ligera cicatriz cerca de su ceja.
Al preguntarle sobre ello, ella contó que había sido atacada en su niñez. Entonces, el emperador comprendió que ella era la misma niña que había rechazado años atrás: su destino se había cumplido a pesar de sus esfuerzos por evitarlo.
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11. El cortador de bambú y la princesa de la luna
Esta antigua leyenda japonesa explica la relación entre la Luna y la Tierra y por qué, a veces, mirar el cielo nocturno despierta una profunda nostalgia.
Hace siglos un anciano cortador de bambú encontró un tallo brillante. Al abrirlo descubrió a una diminuta niña de belleza celestial. Decidió criarla como su hija y la llamó Kaguya-hime. A medida que crecía, su hermosura atrajo a nobles de todo Japón, pero ella rechazó todos los matrimonios con acertijos imposibles.
El emperador también intentó conquistarla, pero ella confesó que no era de este mundo: venía de la Luna y pronto volvería. La tristeza inundó a sus padres adoptivos. La noche señalada un grupo de seres celestiales descendió por una nube dorada para buscarla.
Kaguya-hime dejó una carta y un elixir de inmortalidad para el emperador, pero este, roto por la pena, ordenó quemarlo en la cima del monte más alto: el Fuji. Desde entonces se dice que el humo del monte es el suspiro de amor que asciende hacia la Luna.
Bibliografía:
- Ferrada, María José (ed). (2018). Cuentos japoneses. Montacerdos.
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