52 frases inolvidables de El principito que te conmoverán


Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Actualizado en

El principito de Antoine de Saint-Exupéry cuenta la historia de un joven de otro planeta que viaja a través del universo en busca de respuestas. Ha conmovido a niños, jóvenes y adultos gracias a sus vigentes reflexiones sobre las relaciones humanas.

A continuación, puedes encontrar algunas de las frases más célebres de El principito que meditan sobre temas como la amistad, el amor y la sabiduría.

frases del principito
Ilustración de Antoine de Saint-Exupéry, proveniente de la edición original.

Lo esencial es invisible a los ojos

Esta es una de las frases más célebres que el zorro le dice al principito, y resulta ser una gran verdad. Juzgamos a otros por las apariencias, pero sólo cuando escuchamos y atendemos con el corazón podemos ver la esencia de las cosas.

Descubre todo sobre la frase Lo esencial es invisible a los ojos

Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio

Conocerse a uno mismo es una de las tareas más difíciles a enfrentar. Por eso, es más fácil ver los errores en otros que ver los propios. Para nuestro crecimiento personal, es importante ser capaces de reconocer cómo somos y aprender a convivir con nuestras fragilidades.

Derecho, siempre adelante de uno, no se puede ir muy lejos...

La vida no es recta. Tiene caminos sinuosos que nos llevan de un lugar a otro. El viaje nos enseña a detenernos de vez en cuando.

Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas

Para poder alcanzar aquello que deseamos, a veces puede ser necesario soportar cosas que no nos agradan. La promesa de la recompensa mantiene la esperanza en alto.

—¿Qué significa “domesticar”?
—Es una cosa demasiado olvidada —dijo el zorro—. Significa “crear lazos”.
—¿Crear lazos? —Sí —dijo el zorro—. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.

En esta obra, la palabra «domesticar» es la clave fundamental. «Domesticar» es la traducción del francés apprivoiser, que en esa lengua tiene un sentido más específico: significa familiarizarse el uno con el otro. Así, en este diálogo con el principito, el zorro describe una relación mutua en que cada parte se abre al otro y le dedica tiempo para construir una verdadera amistad. Por crear lazos, por familiarizarnos unos con otros llegamos a ver a nuestros amigos como seres únicos.

Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra… Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.

Las personas adultas son incrédulas y, además, se juzgan demasiado importantes como para ser pequeñas frente a la creación y la naturaleza.

Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...

Dentro de la amistad, el proceso de acordar y celebrar ciertos rituales es fundamental para preparar el corazón. La incertidumbre y la casualidad no ayudan a formar lazos firmes. Es necesario reservar tiempo para los rituales acordados.

Las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse...

El principito nos enseña que la vida se abre paso humildemente. Una cosa minúscula y aparentemente insignificante como una semilla, que además crece escondida en la tierra, brota venciendo las adversidades del terreno y el clima. Es un milagro.

Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice: “Mi flor está allí, en alguna parte…”

Amar no es poseer. Amar, aún en la distancia, es alegrarse por la existencia del otro en nuestra vida. Por eso, podemos sentir felicidad al saber que nuestro ser amado vive en alguna parte.

Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos.

La carrera contra el tiempo que han emprendido los seres humanos les impide conocer nada ni a nadie a profundidad. Les impide tener amigos verdaderos, les impide crear lazos.

No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo

El buen amigo es capaz de encontrar la particularidad o la singularidad de una persona entre mil. No importa cuánto se parezca al resto del mundo. Una persona querida, un buen amigo, es siempre un ser único.

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Ilustración de Antoine de Saint-Exupéry.

Lo que embellece al desierto es que esconde un pozo en cualquier parte

Aunque una experiencia o una persona nos pueda parecer árida y difícil, la convicción de que esconde una fuente de agua viva en su interior anima nuestra esperanza y hace de la experiencia o de la persona algo bello. Toda persona es bella, porque esconde una fuente de vida en alguna parte.

Conozco un planeta donde hay un Señor carmesí. Jamás ha aspirado una flor. Jamás ha mirado a una estrella. Jamás ha querido a nadie. No ha hecho más que sumas y restas. Y todo el día repite como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!” Se infla de orgullo. Pero no es un hombre; ¡es un hongo!

Una persona a la que sólo le interesa el cálculo numérico de las riquezas, no puede llamarse un ser humano en toda su plenitud, pues se ha perdido de lo esencial. Por eso, el principito usa esta dura expresión: ¡es un hongo!

Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco

Crear lazos y familiarizarse nos expone a los demás y nos hace vulnerables, pero eso pierde importancia frente a la riqueza de la amistad.

Y cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido

Ante la pérdida de un amigo, con el tiempo hemos de encontrar consuelo en su recuerdo, en los signos que simbolizan su presencia en el mundo y que llenaron nuestra vida de significado. Por eso, a pesar de la tristeza del duelo por la separación, siempre hemos de volver a reír con el recuerdo del amigo que se ha ido y hemos de estar agradecidos por haberle encontrado.

Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huido jamás! Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias!

El principito se da cuenta de que ha hecho mal en juzgar a su amada rosa por las palabras tontas que decía, y no por el bien que prodigaba a través de sus acciones. Comprende que el amor es un acto de madurez.

Nunca en su vida había renunciado a una pregunta, una vez que la había formulado

La sabiduría es un camino que inicia con una pregunta que busca incansablemente respuesta. Por eso, el sabio no abandona la pregunta, porque esta le hace caminar y aprender.

Mi flor es efímera (...) ¡Y la he dejado totalmente sola en mi casa!

En un momento dado, el principito recuerda que su rosa «¡sólo tiene cuatro espinas para defenderse contra el mundo!». Allí comprende cuán vulnerable es y de que ha hecho mal en abandonarla. Sólo cuando nos damos cuenta de que la vida es vulnerable y efímera, entendemos la importancia de amar y hacer presencia, de cuidar al otro cuando lo necesita y de cultivar las relaciones humanas.

Eres responsable para siempre de lo que has domesticado

El amor es también responsabilidad. Cuando establecemos una relación con alguien, somos responsables de ella. Por eso, no debemos tratar a las personas como cosas que satisfacen nuestros deseos momentáneos, sino que debemos cuidar de ellas, esto es, cuidar de su corazón.

El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante

Las relaciones ganan importancia por el tiempo que dedicamos a ellas, porque es el tiempo lo que las construye. El tiempo es el único bien que no regresa de ninguna forma. Cuando entregamos nuestro tiempo, nos entregamos a nosotros mismos. Por eso las relaciones que cultivamos son especiales.

Los ojos están ciegos. Es necesario buscar con el corazón

Esta frase es otra formulación del mismo principio. Nos invita a poner más confianza en nuestro corazón, es decir, en nuestra capacidad de escucha hacia el otro, que en lo que los ojos captan. Estos siempre son engañosos porque solo nos revelan nuestro propio punto de vista.

Si ordeno a un general que se transforme en ave marina y si el general no obedece, no será culpa del general. Será culpa mía. (...) Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer...

El rey de uno de los planetas que visita el principito entrega una valiosa lección. Nos hace ver que el buen ejercicio del liderazgo comienza por exigir a las personas lo que son capaces de dar y no hacer peticiones caprichosas basadas en las propias fantasías.

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Plantea del rey. Ilustración de Antoine de Saint-Exupéry.

Yo era demasiado joven para saber amarla

El principito nos hace tomar conciencia de que existe una diferencia entre amar y saber amar. Algunas veces, necesitamos madurar para entender que amar no es sólo una cuestión de sentimientos, sino una decisión comprometida. Implica aceptación del otro, solidaridad y cuidado mutuo. Amor y sabiduría han de caminar de la mano.

La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución. Tengo derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

En efecto, la autoridad de una persona es legítima cuando está basada en el sentido común y en la sensatez. Quien coordina, ordena o gobierna fuera de la razón se expone al caos y causa grave daño a los demás.

Y los hombres no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice

Los seres humanos, particularmente cuando se hacen adultos, abandonan los juegos de la imaginación, y con frecuencia suelen ser poco críticos frente a las cosas. Prefieren adecuarse a las opiniones de la mayoría y repiten y repiten sus consignas.

La palabra es fuente de malentendidos

Algunas veces las palabras pueden llevarnos a mal entendidos. Por eso, es importante no sólo escuchar lo que otro tiene que decir, sino también reconocer sus acciones.

Sólo se conocen la cosas que se domestican

La única manera de conocer verdaderamente a alguien o conocer verdaderamente algo, es relacionándonos, estableciendo lazos de familiaridad con aquello que pretendemos entender.

Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol

A veces la tristeza sólo haya consuelo en la contemplación de la belleza que trasmite paz y quietud. Esta frase también nos recuerda que al día siguiente volverá a salir el sol.

¡Es tan misterioso el país de las lágrimas…!

Es un misterio aquello que provoca que una persona llore, y para quien le consuela es necesario comprender y respetar ese misterio. Las lágrimas no siempre quieren ser consoladas ni siempre requieren de un consejo. A veces sólo precisan brotar con libertad para limpiar la casa interior.

Me pregunto si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día

La nostalgia nos conmueve y nos hace mirar al cielo en busca de respuestas. Todos buscamos algo que nos pertenece o que necesitamos en la bóveda celeste. Esa es la intuición del principito.

Los ritos son necesarios (...). Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días; una hora, de las otras horas

A veces no valoramos los ritos, pero ellos son necesarios porque celebran la vida y revisten de significado los momentos más importantes que enfrentamos. El rito construye memoria y lazos entre nosotros.

Nadie está nunca contento donde está

Con frecuencia, el ser humano no valora su propia suerte. Somos inconformes. Solemos desear lo que está fuera de nuestro alcance, aun si tenemos mucho.

Todas las personas grandes han sido niños antes. Pero pocas lo recuerdan

Todos y cada uno de los seres humanos adultos han pasado por la infancia, tiempo en el cual su mente era capaz de creer en lo imposible. Pero al crecer, las preocupaciones de la vida ahogan su pensamiento y, con frecuencia, pierden su fe y su imaginación.

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Ilustración de Antoine de Saint-Exupéry.

¡Bueno! Te admiro, pero ¿para qué te sirve?

La vanidad procura la admiración de todos, pero esta admiración resulta inútil, por lo que el deseo es vano. La mera admiración al vanidoso no le sirve a este para crecer, sino que lo confirma en su posición.

Si se trata de una planta mala, debe arrancarse la planta inmediatamente

A veces, a medida que crecemos y prosperamos, crecen también sentimientos negativos o situaciones peligrosas a las que debemos poner fin con prontitud. Si no, el mal que habite en nosotros puede poner fin a aquello que hemos cultivado con tanto amor y paciencia. Es necesario saber reconocer cuando una hierba mala ha brotado en nuestro interior.

Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda

El principito se refiere aquí a la ocupación del farolero, que «cuando apaga el farol, hace dormir a la flor o a la estrella». Con esta imagen nos recuerda que la belleza está en salir de nosotros mismos y hacer algo por los demás. Lo bello está en lo sencillo, en lo cotidiano, en lo que se hace por el bien común.

[El farolero] es el único que no me parece ridículo. Quizá porque se ocupa de una cosa ajena a sí mismo

Entre todas las personas que conoció el principito por los planetas que visitó, destacó el farolero, porque era el único que no estaba mirando hacia sí mismo. Era el único que tenía un servicio, que era capaz de cuidar algo. ¿Qué tal nosotros? ¿Sabemos cuidar de los demás o sólo atendemos a nuestras propias necesidades?

Cuando les habláis [a los adultos] de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: “¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?”. En cambio, os preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?”. Sólo entonces creen conocerle.

Los adultos se preocupan demasiado por las cosas materiales y no valoran la riqueza espiritual de las personas.

—Yo poseo las estrellas porque jamás, nadie antes que yo, soñó con poseerlas (...)
—Yo —dijo aún [el principito]— poseo una flor que riego todos los días. Poseo tres volcanes que deshollino todas las semanas. Pues deshollino también el que está extinguido. No se sabe nunca. Es útil para mis volcanes y es útil para mi flor que yo los posea. Pero tú no eres útil a las estrellas…

Este diálogo entre el hombre de negocios y el principito muestra que existen personas codiciosas, que desean poseerlo todo, ya que el mundo entero les parece motivo de ganancia económica. Sin embargo, quienes miran así el mundo son inútiles, porque son incapaces de corresponder los dones que reciben. Sólo acumulan por el placer de poseer.

Nadie le creyó por culpa de su vestido. Las personas grandes son así

Con mucha frecuencia, las personas adultas juzgan a los demás por su aspecto exterior.

A veces no hay inconveniente en dejar para un poco más tarde el trabajo; pero tratándose de baobabs, el retraso es siempre fatal

Hay cosas que requieren nuestra atención inmediata, so pena de complicar aún más las cosas. Por eso, debemos siempre estar alertas y vigilantes.

Los niños deben ser muy indulgentes con las personas grandes

Dadas las limitaciones de los adultos que han perdido la fe y la imaginación, a los niños les toca ser comprensivos y pacientes con ellos.

Los vanidosos no oyen sino las alabanzas

Las personas vanidosas no escuchan ningún consejo y se ofenden ante cualquier sugerencia. Por ello, sólo son capaces de tomar en cuenta las alabanzas. De ese modo, se hacen presa fácil del engaño de los lisonjeros.

Sólo los niños saben lo que buscan

Los niños saben reconocer qué es lo que necesitan y no se pierden por el camino con cosas materiales.

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Ilustración de Antoine de Saint-Exupéry.

Nosotros que comprendemos la vida, nos burlamos de los números

Las personas adultas que conservan corazón de niño, son capaces de pasar de largo del mundo de las cifras y los bienes materiales para ver con el corazón.

Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es cansador para los niños tener que darles siempre explicaciones

Cuando las personas adultas se han desconectado de su yo infantil, les cuesta mucho trabajo comprender a los niños. A su vez, para ellos es difícil tener que traducir sus ideas a un lenguaje que los adultos entiendan.

Con los hombres también se está solo

Muchas veces podemos sentirnos solos en compañía de los demás. SI las personas no nos dedican tiempo, pues se dejan llevar por el frenesí de la vida moderna o porque no se comunican, entonces la soledad se hace presente, aún en medio de multitudes.

Los hombres se encierran en los rápidos pero no saben lo que buscan. Entonces se agitan y dan vueltas

Los seres humanos parecen confundidos. No saben cuál es la dirección correcta a tomar, y por eso se desvían tratando de llegar rápido a ninguna parte.

En tu tierra los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín... Y no encuentran lo que buscan (...) Y, sin embargo, lo que buscan podría encontrarse en una sola rosa o en un poco de agua...

Aun cuando los seres humanos tengan todo, muchas veces no son capaces de encontrar lo que necesitan, porque ni siquiera saben buscarlo. Lo buscan en las cantidades, en las obras grandiosas, pero pocos buscan en las cosas sencillas.

El viento los lleva [a los hombres]. No tienen raíces. Les molesta mucho no tenerlas

Los seres humanos de la era moderna les cuesta echar raíces, y esto es causa de un profundo dolor.

Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores

Las personas vanidosas no ven a los demás como sus iguales. Se juzgan superiores y sólo son capaces de ver en los demás su utilidad, en este caso, la de reforzar su amor propio.

[El principito] no sabía que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos

Así como para el vanidoso todas las personas son admiradores, para un rey todos los seres humanos son súbditos. No saben relacionarse con otros de un modo humano, sino desde el rol social impuesto.

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Catalina Arancibia Durán
reviewed by Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.
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