9 poemas de Charles Bukowski que revelan una cruda belleza
Charles Bukowski (1920 - 1994) es el gran representante del realismo sucio en Estados Unidos. Su obra se caracteriza por el desenfado con el que se refiere a la vida de excesos, en donde predomina el alcohol, el sexo y las drogas.
Fue un gran crítico de la sociedad de consumo del periodo, que encerraba un enorme vacío detrás de la aparente felicidad e intenta denunciarlo en sus poemas.
1. El corazón que ríe
tu vida es tu vida
no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión
mantente alerta
hay salidas
hay una luz en algún lugar
puede que no sea mucha luz pero
vence a la oscuridad
mantente alerta
los dioses te ofrecerán oportunidades
conócelas
tómalas
no puedes vencer a la muerte pero
puedes vencer a la muerte en la vida, a veces
y mientras más a menudo aprendas a hacerlo
más luz habrá
tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso
los dioses esperan para deleitarse
en ti.
En este poema el hablante lírico hace un llamado a tomar las riendas de la propia vida, sin importar los obstáculos que se pueden encontrar.
Construido sin rima ni métrica fija, su estilo coloquial hace parecer al lector que está escuchando el consejo de un amigo. Se trata de una especie de manifiesto existencial contra la resignación.
Así, uno de los temas centrales es la resistencia individual ante la desesperanza. Para la voz poética la vida es un bien propio e irrepetible (“tu vida es tu vida”) y el sujeto debe cuidarla, protegerla de esa “húmeda sumisión” que representa la rutina, la opresión o la autonegación.
La imagen de la luz funciona como símbolo del sentido, la esperanza o la posibilidad. Aunque sea poca (“puede que no sea mucha luz”), tiene la capacidad de vencer a la oscuridad, que encarna el sinsentido, la angustia o la inercia vital.
También introduce la figura de los “dioses”, no como entidades religiosas, sino como metáfora de las fuerzas creativas o existenciales que otorgan oportunidades. “Los dioses te ofrecerán oportunidades” sugiere una visión de la vida como terreno fértil para la libertad y la elección.
2. Confesión
Esperando a la muerte
como un gato
que saltará sobre la
cama.Estoy apenado por
mi esposa.
Ella verá este
cuerpo
rígido
y blanco.Lo sacudirá una vez, entonces
quizás de nuevo:
“Hank”
Hank no
contestará.No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi esposa
sola con esta
pila de nada.Quiero que sepa
que todas las noches
durmiendo a su lado.
Incluso las discusiones
inútiles
fueron cosas
espléndidas.Y las duras
palabras
que siempre tuve miedo de
decir
pueden ahora ser
dichas:
“Te amo”
Los versos funcionan como una carta de despedida. Se dirige a su esposa, imaginando el momento en que descubra su suicidio y se encuentre con su cuerpo sin vida.
A pesar de su tono oscuro, es una declaración de amor, pues aunque no logró soportar más la vida, lo único que sí tenía claro es que la quería por sobre todo lo demás.
3. Lanzar los dados
Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
De otra forma ni siquiera comiences.Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
Esto puede significar perder novias,
esposas,
parientes,
trabajos y,
quizá tu cordura.Ve hasta el final.
Esto puede significar no comer por 3 o 4 días.
Esto puede significar congelarse en la banca de un parque.
Esto puede significar la cárcel.
Esto puede significar burlas, escarnios, soledad…
La soledad es un regalo.
Los demás son una prueba de tu insistencia, o
de cuánto quieres realmente hacerlo.
Y lo harás,
a pesar del rechazo y de las desventajas,
y será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado.Si vas a intentarlo, ve hasta el final.
No hay otro sentimiento como ese.
Estarás a solas con los dioses
y las noches se encenderán con fuego.Hazlo, hazlo, hazlo.
Hazlo.
Hasta el final,
hasta el final.Llevarás la vida directo a la perfecta carcajada.
Es la única buena lucha que hay.
Este poema se erige como un manifiesto sobre la vocación artística, la entrega total y el costo existencial de vivir según la propia pasión.
El hablante lírico emplea un tono imperativo y visceral que desafía al lector desde el primer verso: “Si vas a intentarlo, ve hasta el final”. Esta frase, repetida a lo largo del texto, se convierte en un estribillo que funciona como mandato ético y poético.
De este modo, defiende el compromiso absoluto con aquello que se ama hacer, ya sea escribir, crear, vivir intensamente o seguir una convicción interior.
No se disfraza el precio de esa entrega. El sacrificio puede implicar la pérdida de relaciones personales, de estabilidad económica, de salud mental e, incluso, la confrontación con la marginalidad o la soledad.
Esta visión cruda y honesta resuena con la poética de Bukowski, siempre inclinada a mostrar lo áspero de la existencia sin concesiones.
Lejos de romantizar el sufrimiento, se asume como parte integral de un camino que, si bien puede ser brutal, también ofrece una forma única de plenitud.
Así, la lucha constante, aun cuando esté marcada por la pérdida, puede ser más gratificante que una vida cómoda, pero vacía. Aquí se inscribe la idea de que la fidelidad a uno mismo es la única forma verdadera de libertad.
4. Oh sí
Hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde
Aquí se plantea una visión amarga y lúcida sobre la soledad, el tiempo y las decisiones. Como ocurre en buena parte de la obra del autor, la belleza del texto no radica en su complejidad formal, sino en la honestidad brutal con la que se confronta una realidad dolorosa.
El tema central es la soledad. Lejos de condenarla, se reconoce como una condición preferible frente a otras alternativas no nombradas, pero sugeridas. Puede referirse a relaciones insatisfactorias o a la compañía vacía.
De este modo, invita a reconsiderar el valor de la soledad, que socialmente suele presentarse como una carencia, pero que el hablante vislumbra como una forma de libertad y autenticidad.
No obstante, muchas veces esta comprensión llega tarde. Esta tardanza no sólo implica una pérdida de tiempo, sino de oportunidades.
5. Mis gatos
Ya sé, ya sé.
son limitados, tienen necesidades
y preocupaciones
distintas.pero los observo y aprendo de ellos.
me gusta lo poco que saben,
que es
tantísimo.se quejan pero nunca se
preocupan.
caminan con una dignidad sorprendente.
duermen con una simplicidad directa que
los seres humanos sencillamente no podemos
comprender.sus ojos son más
hermosos que los nuestros.
y pueden dormir 20 horas
al día
sin vacilar ni sentir
remordimientos.cuando me siento
bajo de ánimos
me basta con
observar a mis gatos
y me
vuelve
la valentía.estudio a estas
criaturasson mis
maestros.
En un estilo narrativo y coloquial, Bukowski logra una de sus marcas más características: tomar algo simple y cotidiano para transformarlo en una meditación sobre la existencia.
Aquí el hablante lírico presenta a sus gatos como modelos de sabiduría instintiva y como fuente de consuelo frente al abatimiento. Aunque comienza con una afirmación que parece restarle importancia (“Ya sé, ya sé. / son limitados…”), en realidad se trata de un elogio.
De este modo, los observa con admiración. Valora su falta de remordimientos, su dignidad, su modo de dormir, su forma de estar en el mundo sin preocuparse inútilmente.
Esa actitud felina se convierte en una enseñanza vital frente al malestar humano. Son “maestros” que muestran cómo vivir con su ejemplo.
6. ¿Así que quieres ser escritor?
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del computador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa solo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.
En tono provocador el hablante advierte que la escritura verdadera no es un oficio voluntario, sino una necesidad visceral. Se trata de un fuego interno que debe arder por sí solo o, de lo contrario, no debe intentarse.
Esta postura radical se enmarca dentro de su poética general, caracterizada por su visión de la literatura como forma de resistencia, alejada del mercado, de la academia o del prestigio literario.
Así, plantea que el verdadero escritor no elige serlo. Por ello, su deseo no debe surgir de la ambición de reconocimiento, dinero o de la necesidad de aprobación ajena.
Debe ser un acto inevitable, nacido de una presión interna tan intensa que, si se negara, conduciría a la locura o a la destrucción. En este sentido, el poema defiende una visión casi mística y trágica de la creación literaria.
7. Soy un fracaso
le puse el seguro a la puerta del auto
y al levantar la mirada vi a este tipo
caminando hacia mí
se parecía a Peter mi viejo amigo
pero no era Peter
era un hombre demacrado
en jeans y camisa azul de trabajo
y me dijo:
“oye, mi esposa y yo
necesitamos algo para comer,
morimos de hambre”
Miré detrás de él
y ahí estaba
su mujer
que me miró con ojos a punto
de lágrima.
Le di un billete de cinco.
“¡Te amo, hombre!”, gritó,
“No me lo gastaré en bebida”.
“¿Por qué no?”, le contesté,
“Es lo que yo haría…”Me alejé para entrar a un edificio
arreglé unos cuantos asuntos
salí
regresé al auto
como siempre
pensando
si hice lo correcto
o si fui víctima de un engaño.mientras conducía
recordé mis años
de miseria
hambriento más allá de cualquier arreglo
nunca pedí a nadie
un centavo.esa noche, después de unos tragos,
le expliqué a la mujer con la que vivía
lo mucho que daba dinero a vagabundos
pero que yo
en los tiempos más obscuros
de hambre en mi vida
me negué a pedir nada a nadie.“lo que pasa es que ni para eso
servías”, dijo ella.
Este poema condensa de forma ejemplar varios de los núcleos temáticos más característicos de la obra de Charles Bukowski. Entre ellos la marginalidad, el orgullo herido, la culpa, la memoria de la pobreza y, especialmente, el conflicto entre la compasión y el cinismo.
A través de un lenguaje sencillo y directo, se reconstruye una escena cotidiana en la que se cruzan el presente del hablante con su pasado de miseria.
El tema central es la ambivalencia moral ante el acto de dar. Al enfrentar a un hombre que pide dinero con su esposa, al borde del llanto, el yo lírico se compadece y le entrega un billete.
Sin embargo, luego surge la duda. Se pregunta si ha hecho lo correcto o si ha sido ingenuo. Esta ambivalencia muestra que la ayuda al prójimo no está exenta de sospechas, especialmente en una sociedad marcada por el abuso, la mentira y la desconfianza.
Finalmente, el hablante recuerda sus propios años de hambre, en los que nunca pidió nada. Esta actitud no es heroica, sino más bien demuestra orgullo, como si pedir equivaliera a perder la última cuota de dignidad.
Aun a sí, la mujer con la que vive lo desarma. Lo que él consideraba integridad, ella lo ve como incapacidad y fracaso vital.
En el contexto de la obra del autor, este texto vincula con su exploración de la dignidad en la derrota, de la marginalidad como espacio de reflexión y del orgullo masculino como forma de fragilidad.
La figura del antihéroe aparece aquí en su versión más despojada: no hay gloria en el recuerdo del hambre, ni redención en la caridad, ni refugio en la pareja. Sólo queda la palabra como intento de comprensión de sí mismo.
8. 462-0614
Ahora recibo muchas llamadas.
todas por el estilo:
"¿eres Charles Bukowski,
el escritor?"
"sí", les contesto.
todos me dicen
que comprenden
lo que escribo,
y algunos de ellos son escritores
o quieren ser escritores
y tienen un trabajo
aburrido y terrible
y no pueden soportar
estar entre paredes
en su departamento
esa noche—
necesitan alguien con quien hablar,
y les parece increíble
que yo no pueda ayudarles
que yo no conozca las palabras para hacerlo.
no pueden creer
que aun ahora
doblo mi cuerpo en mi recámara
me aprieto el vientre con las manos
y exclamo
"¡Jesús, Jesús, Jesús, no
otra vez!"
no pueden creer
que la gente sin amor
las calles
la soledad
las paredes
son míos también.
y cuando cuelgo el teléfono
ellos piensan que
me guardo el secreto.
escribo esto
con conocimiento de causa.
cuando el teléfono suena
yo también espero escuchar palabras
que me hagan un poco más fáciles
las cosas.
por eso mi número
está en el directorio.
Aquí se desmonta el mito del autor como figura iluminada, capaz de ofrecer consuelo o guía espiritual. El poema revela la fragilidad emocional del hablante lírico, que lejos de estar por encima de sus lectores, se descubre como uno más entre los que sufren.
El título corresponde a un número de teléfono y se trata de una elección cargada de significado. Es una invitación directa, una ventana hacia la intimidad, pero también una ironía, pues la cercanía que ese número sugiere es ilusoria.
Los lectores o aspirantes a escritores que llaman a Bukowski buscando respuestas o contención ven en él a alguien que comprendió y venció el sufrimiento.
Sin embargo, el poema desmonta esa expectativa al admitir que el dolor que describe en sus textos sigue siendo suyo, que él también experimenta desesperación, encierro, falta de sentido, noches difíciles.
La escena es también simbólica. El teléfono, por su naturaleza, es un dispositivo que une y separa al mismo tiempo. Permite el contacto, pero impone una distancia irrenunciable. Está disponible, su número “está en el directorio”, pero eso no significa que pueda salvar a nadie, ni siquiera a sí mismo.
9. La huida
Escapar de una araña viuda negra
es un milagro tan grande como el arte.
con la red que teje
para atraparte lentamente
ella te abrazará
y cuando esté satisfecha
te hará morir
entre sus brazos
y succionará tu sangre.
yo escapé de mi viuda negra
porque ella tenía demasiados machos
en su red
y mientras abrazaba a uno
y luego al otro
y al otro
me liberé
hasta llegar a un nuevo sitio.
ella me extrañará—
no extrañará mi amor
sino el sabor de mi sangre,
pero es muy diestra y encontrará
otra sangre;
es tan diestra que yo casi extraño mi sufrimiento,
aunque no lo suficiente;
pude escapar. ahora
veo las otras redes.
Aquí se emplea la metáfora de la viuda negra - araña venenosa y emblemática - para representar una experiencia amorosa destructiva.
El poema se presenta como una narración retrospectiva en la que se mezcla la sensación de alivio con una memoria cargada de ambivalencia.
Desde el primer verso (“Escapar de una araña viuda negra/es un milagro tan grande como el arte”) se establece una equivalencia entre la supervivencia amorosa y la creación artística. Ambas implican atravesar el peligro y emerger transformado.
El tono del texto oscila entre el cinismo y la melancolía. Aunque el hablante declara con claridad que logró escapar, hay una nota ambigua al final: “es tan diestra que yo casi extraño mi sufrimiento”.
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