Ni ángel ni demonio
Ni ángel ni demonio reflexiona sobre los impulsos adolescentes de desafiar la autoridad, muchas veces como respuesta a una sensación de incomprensión o encierro.
De igual modo, señala que la rebeldía no está reñida con el respeto ni con el diálogo. La obra invita a repensar los límites no como muros, sino como fronteras que pueden abrirse con creatividad, valentía y sentido.
Educar y crecer implica cuestionar, pero también asumir la responsabilidad de lo que se construye con cada acto.
Personajes:
- Agustina: Adolescente decidida, irónica, se siente incomprendida.
- Gabriel: Hermano mayor de Agustina, más tranquilo, estudia fuera y vuelve por unos días.
- Papá: Estricto, pero preocupado. No logra comunicarse con Agustina.
- Inspectora Olga: Figura de autoridad del colegio, severa pero justa.
- Narrador/a
[Escena 1 – Oficina de inspectoría del colegio]
Narrador/a:
Agustina está sentada con los brazos cruzados. Delante de ella, la inspectora Olga revisa una hoja. Hay silencio tenso.Inspectora Olga:
Es el tercer llamado en dos semanas. Esta vez por rayar un muro del colegio.Agustina:
Era solo una frase. Nada ofensivo.Inspectora Olga:
"Quemar lo que no escuchan" no es exactamente un poema de amor, Agustina.Agustina:
No. Es una protesta.Inspectora Olga:
(Suspiro)
Una protesta que no construye, sólo destruye. Y el colegio no es tu enemigo.[Escena 2 – Casa. Tarde. Agustina entra y deja la mochila con fuerza]
Papá:
(Rígido)
¿Otra vez citada?Agustina:
No rompí nada. Sólo escribí lo que pienso.Papá:
¿Y crees que eso te da derecho a hacer lo que quieras?Agustina:
¿Y usted cree que mandar y castigar es la única forma de enseñar?Papá:
(Va a decir algo, pero se contiene)
Baja un cambio. Y sube a tu pieza.Narrador/a:
Agustina se va con rabia. Cierra la puerta con más fuerza de la necesaria.[Escena 3 – Habitación. Noche]
Narrador/a:
Gabriel entra despacio. Observa el caos en la pieza de su hermana: libros abiertos, dibujos, frases escritas en papeles.Gabriel:
¿Así que ahora eres revolucionaria?Agustina:
(Ríe sarcástica)
Por lo menos soy algo.Gabriel:
(Sentándose)
No estoy aquí para juzgarte. Sólo vine a ver cómo estás.Agustina:
Cansada de que todo sea “no puedes”, “no debes”, “así no se hace”. ¿Y si yo tengo otra forma de hacer las cosas?Gabriel:
Está bien rebelarse. Lo difícil es rebelarse con sentido.[Escena 4 – Pasillo del colegio. Día siguiente]
Narrador/a:
Agustina camina por el pasillo. Un grupo de estudiantes la mira con admiración. Alguien susurra: “Ella fue la del muro”.Narrador/a:
Pero lo que siente no es orgullo. Es peso.[Escena 5 – Aula. Clase de historia. Profesora proyecta imágenes de protestas juveniles]
Narrador/a:
En la pantalla, estudiantes en la calle, pancartas, canciones de protesta.Profesora:
¿Qué diferencia una protesta válida de un acto de violencia?Agustina:
(Levantando la mano)
La intención. Y la consecuencia.Profesora:
¿Y si la consecuencia es cerrar puertas en vez de abrirlas?Agustina:
(Piensa)
Entonces algo no se dijo bien.[Escena 6 – Patio. Receso]
Narrador/a:
Gabriel pasa a buscar a Agustina. Se sientan bajo un árbol.Gabriel:
¿Sabes cuál fue mi error cuando tenía tu edad?Agustina:
Muchos, seguro.Gabriel:
(Ríe)
Creer que ser libre era hacer lo que me daba la gana. Ahora pienso que ser libre también es saber cuándo detenerse.Agustina:
Pero si uno nunca empuja los límites, nada cambia.Gabriel:
Empujar no es lo mismo que romper todo a golpes.[Escena 7 – Inspectoría. Día siguiente]
Narrador/a:
Agustina toca la puerta. Entra sola. Deja una hoja sobre el escritorio de la inspectora.Agustina:
Es una propuesta de mural. Esta vez con permiso. Quiero que más estudiantes hablen, pero sin destruir.Inspectora Olga:
(Lee con sorpresa)
“Pintar para decir, no para tapar”.
(Sonríe apenas)
¿Quién lo diseñó?Agustina:
Yo. Pero esta vez quiero hacerlo con otros.[Escena final – Patio del colegio. Semanas después]
Narrador/a:
Un grupo de estudiantes pinta un gran mural. Frases, rostros, ideas. Agustina dirige, pero escucha. Gabriel la observa desde lejos. Su padre se acerca en silencio.Papá:
Es bonito.Agustina:
No soy ni ángel ni demonio, papá. Sólo quiero que me escuchen.Papá:
Hoy… lo estoy haciendo.Narrador/a:
A veces, la rebeldía no es romper. Es aprender a construir sin dejar de cuestionar. No se trata de obedecer ciegamente, ni de desobedecer por sistema, sino de encontrar la propia voz sin aplastar la de los demás.FIN