Libro El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez


Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Especialista en artes, literatura e historia cultural

El amor en los tiempos del cólera es una novela de Gabriel García Márquez, publicada por primera vez en 1985. Representa la única obra de García Márquez consagrada por entero al amor como tema principal. El autor se inspiró en la historia del noviazgo de sus padres, y también tomó como referencia las grandes historias de amor de la literatura.

Teniendo como eje la historia de amor entre Florenino Ariza y Fermina Daza, Gabriel García Márquez se pasea por las diferentes registros del amor: el amor romántico, el amor a los hijos, el amor construido en las costumbres cotidianas, la pasión entre los amantes furtivos, la amistad y la lealtad. El amor ha de enfrentarse a las convenciones sociales, al paso del tiempo, a la vejez y la muerte, todo ello durante la acelerada transformación histórica entre el siglo XIX y el XX.

A continuación, presentaremos un resumen de la historia de la novela El amor en los tiempos del cólera según el orden cronológico de los acontecimientos. Acto seguido, presentaremos un breve análisis, a fin de aportar algunas claves para la interpretación de la novela, para concluir con los personajes principales y las frases más célebres de la novela.

Resumen del libro El amor en los tiempos del cólera

el amor en los tiempos del cólera
Fotograma de la película El amor en los tiempos del cólera, dirigida por Mike Newell. En la imagen, los personajes de Fermina Daza y Florentino Ariza.

Florentino Ariza era hijo no reconocido de Tránsito Ariza y Pío Quinto Loayza. Los hermanos Quinto Loayza eran dueños de la Compañía Fluvial del Caribe. A pesar de ello, Florentino tuvo que dejar la escuela para trabajar en la oficina postal. Allí trabó amistad con el telegrafista Lotario Thugut, quien además de enseñarle música, le enseñó el oficio de telegrafista.

El nacimiento de un amor

En una oportunidad, Florentino llevó un telegrama a casa de Lorenzo Daza, un hombre analfabeto y traficante de mulas que, tras la muerte de su esposa, estaba decidido a hacer de su hija, Fermina, una dama de sociedad. Con ellos vivía también la tía Escolástica Daza, quien se había encargado de la crianza de Fermina.

Cuando Florentino llegó a aquella casa, vio por primera vez a Fermina y se enamoró. Al poco tiempo, comenzó a escribirle a la joven, hasta lograr que esta le correspondiera. Las cartas iban y venían entre ambos, con la complicidad de la tía Escolástica.

Un obstáculo infranqueable

Florentino tenía serias intenciones con Fermina, así que decidió trabajar y ahorrar para pedirle matrimonio en un plazo de dos años. Sus planes se derrumbaron cuando la hermana Franca de la Luz, superiora del colegio donde estudiaba Fermina, la descubrió escribiendo una carta de amor. Negada a revelar el nombre de su enamorado, fue expulsada.

Cuando Lorenzo Daza se enteró, emprendió una revisión del cuarto de su hija hasta hallar el nombre del susodicho. Florentino Ariza, hijo natural y sin fortuna propia, no era un partido aceptable para él.

En su indignación, Lorenzo culpó a la tía Escolástica por su complicidad y la echó de la casa. Luego, marchó con su hija a Valledupar por una larga temporada, donde Fermina hizo amistad con su prima Hildebranda.

Tiempo después, Fermina y su padre regresaron a la ciudad, donde se reencontró con Florentino. Sin embargo, no sintió la misma emoción juvenil del pasado, y le pidió a que la olvidara.

El matrimonio de Fermina Daza y Juvenal Urbino

Por entonces, destacaba en la ciudad el doctor Juvenal Urbino, un aristócrata de 28 años, muy respetado por haber controlado la epidemia del cólera. Este se interesó en Fermina Daza desde que la conoció en una consulta médica a domicilio. El doctor Urbino, Lorenzo Daza y la hermana Franca de la Luz se confabularon para persuadirla de aceptar su cortejo, pero siempre lo rechazaba.

La familia Daza recibió por entonces la visita de la prima Hildebranda. En una ocasión, las dos jóvenes dieron un paseo en el coche del doctor Urbino. Al ver cómo este reía con su prima, Fermina sintió celos. El episodio, sumado al temor de quedarse soltera, le dio el impulso que faltaba para aceptar el cortejo y la propuesta de matrimonio de Juvenal.

La vida continúa

Al enterarse del compromiso, Florentino se sumió en la tristeza. Su madre acudió al tío de Florentino, León XII Loayza, para que este le consiguiera un trabajo en otra ciudad. En efecto, este le consiguió una plaza como telegrafista en la Villa de Leyva y Florentino emprendió el viaje.

Aunque el joven pretendía mantenerse casto para Fermina, fue despojado de su virginidad por asalto durante aquel viaje. Desde entonces, Florentino se hizo un casanova y comenzó un registro pormenorizado de sus amantes.

Un reencuentro y un juramento

Florentino desistió del trabajo de telegrafista y regresó. Se reencontró con Fermina, que tenía seis meses de embarazo. Al verla hecha una mujer de mundo, Florentino decidió hacer fama y fortuna para merecerla tan pronto muriera su marido.

Para cumplir su propósito, Florentino le pidió trabajo a su tío León XII en la Compañía Fluvial del Caribe. Pronto conocería a Leona Cassiani, quien se convertiría en su confidente y le ayudaría a ascender en la empresa. Durante ese período, escribió cartas de amor para otros enamorados, inspirado siempre en el recuerdo de Fermina Daza.

Fermina y Juvenal tuvieron dos hijos: Marco Aurelio y Ofelia, y la vida siguió su curso. Fermina tuvo que enfrentar en aquellos años del siglo XX un primer escándalo de negocios ilegales que involucraba a su padre, y la confesión de infidelidad de Juvenal. Ambas situaciones acabaron por ser controladas.

La muerte de Juvenal Urbino

Pasados más de cincuenta años, el doctor Urbino tuvo que hacer el informe médico por el suicidio de su compañero de ajedrez, Jeremiah de Saint-Amour, quien tenía miedo de enfrentar la vejez. El acontecimiento alteró la rutina dominical del doctor, quien esa misma tarde falleció accidentalmente, mientras intentaba rescatar al loro de la casa, que había sido amaestrado por él para que hablara latín.

Florentino Ariza, quien finalmente se había convertido en presidente de la Compañía Fluvial del Caribe, estaba con una de sus amantes, América Vicuña, cuando supo de la muerte del doctor Juvenal Urbino. Al día siguiente, visitó a la viuda y, poco a poco, comenzó a frecuentarla, con el beneplácito de su hijo Marco Aurelio.

Sin embargo, un nuevo escándalo volvió a oscurecer los días de Fermina: se hicieron públicas las ilegalidades de su padre y, además, cundió un falso rumor de una aventura amorosa entre el difundo Juvenal Urbino, y la mejor amiga de Fermina, Lucrecia. El escándalo despertó los temores de su hija Ofelia, quien pretendió censurar la amistad con Florentino. Fermina lo consideró un irrespeto y la echó de la casa.

Nueva fidelidad

Ante la tensión que abruma a Fermina, Florentino la invita a tomarse una temporada a bordo del barco Nueva Fidelidad. Allí, revive en ella la llama del amor que una vez sintió por Florentino.

Una sombra los amenaza: cuando el barco se dirige a buscar pasajeros de regreso, Fermina distingue entre ellos a personas conocidas que pueden poner en riesgo su honor y reputación por no haber guardado el período de luto a su marido. Florentino le pide al capitán que ice la bandera amarilla, señal de la presencia del cólera en la embarcación.

Excusados ante los pasajeros, el barco sigue su curso, pero más adelante, se encuentran una patrulla armada que les exige detenerse para poner el barco en cuarentena. A sabiendas de que enfrentarían graves problemas, el capitán Samaritano le pregunta a Florentino qué hacer. Este le pide continuar el viaje por toda la vida.

Análisis del libro El amor en los tiempos del cólera

el amor en los tiempos del cólera
Fotograma de la película El amor en los tiempos del cólera, dirigida por Mike Newell. En la imagen, los personajes de Fermina Daza y Juvenal Urbino.

En El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez nos presenta una historia de amor que debe esperar medio siglo para poder consumarse. Así, el amor se presenta como tema principal y, a la vez, se vuelve el cristal con el que se observan otros aspectos de la realidad. Entre ellos, la condición económica y la lucha de clases, las convenciones sociales, la enfermedad, la vejez y la muerte.

El relato se estructura en seis extensos capítulos sin numeración ni título. El autor ha elegido la voz de un narrador omnisciente que acude a saltos temporales para hacernos viajar adelante y atrás de la historia. Llama la atención el estilo hiperbólico de la narración, es decir, el uso de imágenes cargadas de exageración, que resultan absolutamente significativas en la ficción.

La novela se sitúa en la transición entre el siglo XIX y el siglo XX, si bien el relato comienza en una época cercana a 1930, en una ciudad colonial de Colombia. Luego de presentar la muerte del doctor Urbino, el narrador nos lleva cincuenta años atrás, cuando Florentino Ariza y Fermina Daza se enamoraron por primera vez.

La cuestión social y las convenciones

El drama de amor entre Florentino y Fermina se ancla, precisamente, en la posición social y económica de ambos. Él es un pretendiente sin apellido paterno y sin recursos propios. Ella es hija única de un traficante de mulas, empeñado en hacer de su hija una dama de sociedad.

En esta ecuación, el doctor Urbino representa la aristocracia, no solo en lo que a dinero refiere, sino en la dignidad del ejercicio médico, que lo hace “salvador” del pueblo. Él es el partido que el padre de Fermina espera (y ella también, de algún modo).

Ninguno de los personajes se atreve a desafiar las convenciones sociales. Ni siquiera el mismo Florentino, que aguarda pacientemente la viudez de Fermina. Por ende, la cuestión social y las convenciones resultan determinantes.

La enfermedad

La enfermedad actúa como un indicador de la precaria situación social y sanitaria de la ciudad. Esta ciudad aún conserva sus rasgos coloniales, pues en muchos aspectos es ajena al proceso de modernización de cambio de siglo. Por ello, el doctor Juvenal Urbino representa la sanación y, en cierto sentido, el progreso.

Pero, por otro lado, la enfermedad se vincula también con el amor. Para Juvenal Urbino, atender la enfermedad le abre la puerta hacia el afecto (tanto el del pueblo como el de Fermina).

Aún más significativo, será el hecho de que el amor se compara con la enfermedad. De hecho, Tránsito Ariza, al ver a su hijo penando por amor, lo cree enfermo del cólera. Veamos:

«Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera».

Tocado por un fino y agudo sentido del humor, el amor es representado por el autor como un sentimiento capaz de alterar no solo el equilibrio emocional, sino la propia salud y el entendimiento. Amar, como la enfermedad, es padecer.

El tiempo, la vejez y la muerte

La muerte del personaje Jeremiah de Saint-Amour abre el relato. Para este, la vejez no merece ser vivida. Pero el amor entre Florentino y Fermina imprime otra mirada sobre los años dorados. El tiempo y la muerte son aliados del amante Florentino, aún cuando a veces puedan parecer traicioneros.

Para el amante enamorado, la vejez será oportunidad de ver cristalizado el sueño de su vida: amar a Fermina Daza. La vejez se representa, pues, como un espacio para la esperanza, como un tiempo que aún puede ser tocado por la alegría. El tiempo es eternidad cuando se mantiene vivo el amor.

El amor todo lo vence

Podría decirse que la novela habla sobre una historia romántica, pero es más que eso porque reflexiona sobre las manifestaciones del amor. Se funda en un tópico clásico de la literatura que se conoce como Omnia vincit Amor, que quiere decir: el amor todo lo vence.

No se trata solo del amor victorioso sobre los problemas de la existencia, sino que se trata pensar en el amor como aquello que nutre la vida misma de valor y significado, aquello que hace que la vida, la vejez y la muerte tengan sentido.

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Personajes del libro El amor en los tiempos del cólera

Personajes principales

Florentino Ariza. Hijo ilegítimo de Pío Quinto y de Tránsito Ariza. Se enamoró de Fermina Daza y le juró amor eterno. Dejó sus estudios para trabajar. En su edad adulta, logró ascender hasta presidente de la Compañía Fluvial del Caribe.

Fermina Daza Sánchez. Joven de carácter orgulloso e impulsivo, que mira la conveniencia de hacer un buen arreglo matrimonial, el cual sostuvo con Juvenal Urbino. Se enamora de Florentino al principio, pero luego se desencanta de este. Volverá a enamorarse de Florentino en la vejez.

Juvenal Urbino. Médico de profesión y esposo de Fermina Daza. Fue quien liberó al pueblo de la enfermedad del cólera. Tuvo una breve aventura con Bárbara Lynch. Murió accidentalmente al tratar de rescatar el loro de la casa.

Personajes secundarios

Dado que son muchísimos los personajes que se mencionan en la novela, nos ocuparemos de presentar los más significativos.

Parientes de Fermina Daza

  • Lorenzo Daza. Padre de Fermina.
  • Tía Escolástica. Tía paterna de Fermina.
  • Hildebranda Sánchez. Prima y confidente de Fermina.
  • Lisímaco Sánchez. Padre de Hildebranda y tío materno de Fermina.
  • Marco Aurelio Urbino Daza, hijo de Fermina y Juvenal.
  • Ofelia, hija de Fermina y Juvenal.

Parientes de Florentino Ariza

  • Tránsito Ariza. Madre de Florentino Ariza.
  • Pío Quinto Loayza. Padre de Florentino Ariza.
  • Tío León XII Quinto Loayza. Tío de Florentino.

Amantes de Florentino

  • La Viuda de Nazaret.
  • Ausencia Santander. También amante del capitán Rosendo.
  • Una loca.
  • Sara Noriega. Escritora y maestra de urbanidad e instrucción cívica.
  • Olimpia Zuleta. Casada; asesinada por su marido.
  • Rosalba.
  • Prudencia Pitre, llamada la Viuda de Dos.
  • Josefa. Viuda de Zúñiga.
  • Prudencia. Viuda de Arellano.
  • Ángeles Alfaro. Profesora de música.
  • Andrea Varón. Prostituta por cuenta propia.
  • Brígida Zuleta.
  • Sara Noriega.
  • América Vicuña. Adolescente.

Otros personajes

  • Jeremiah de Saint-Amour. Compañero de ajedrez de Juvenal Urbino.
  • Mujer de Jeremiah de Saint-Amour.
  • Lácides Olivella, discìpulo del doctor Juvenal Urbino.
  • Aminta Dechamps, esposa de Lácides Olivella.
  • Lotario Thugut. Telegrafista alemán, amigo de Florentino.
  • Leona Cassiani. Amiga y confidente de Florentino Ariza.
  • Bárbara Lynch. Paciente y amante del doctor Juvenal Urbino.
  • Hermana Franca de la Luz. Superiora del Colegio de la Presentación de la Santísima Virgen.
  • Gala Placidia. Sirvienta de Fermina.
  • Digna Pardo. Cocinera de los Urbino Daza.
  • Capitán Rosendo de la Rosa. Capitán del buque.
  • Padrino de Florentino, homeópata.
  • Comisario de policía.
  • Estudiante de medicina.
  • Euclides. Niño buzo.
  • Dr. Marco Aurelio Urbino. Padre de Juvenal Urbino.
  • Doña Blanca. Madre de Juvenal Urbino.
  • Lázara Conde. Maestra de escuela.
  • Lucrecia del Real. Amiga de Fermina Daza.
  • Diego Samaritano. Capitán del buque.
  • Zenaida Neves. Amante de Diego Samaritano.
  • Francis Adonay. Dentista.

Mascotas

  • Mister Woodrow Wilson, perro de Jeremiah de Saint-Amour.
  • Loro, mascota de la familia Urbino Daza, el cual causa la muerte de Juvenal.

Frases célebres del libro El amor en los tiempos del cólera

Hemos seleccionado algunas de las frases más resonantes de la novela El amor en los tiempos del cólera, y las hemos agrupado por tema para facilitar su hallazgo.

Sobre el amor y el matrimonio

Nunca había imaginado que la curiosidad fuera otra de las tantas celadas del amor.

***

No hay mayor gloria que morir por amor.

***

Solo Dios sabe cuánto te quise.

***

Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para abajo.

***

Le enseñó lo único que tenía que aprender para el amor: que a la vida no la enseña nadie.

***

Tenía que enseñarle a pensar en el amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo.

***

El amor se hace más grande y noble en la calamidad.

***

El hecho de que alguien no te ame como tú quieras, no significa que no te ame con todo su ser.

***

Es increíble cómo se puede ser tan feliz durante tantos años, en medio de tantas peloteras, de tantas vainas, carajo, sin saber en realidad si eso es amor o no.

***

Otra cosa bien distinta habría sido la vida para ambos, de haber sabido a tiempo que era más fácil sortear las grandes catástrofes matrimoniales que las miserias minúsculas de cada día.

***

El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno.

***

Ni él ni ella podían decir si esa servidumbre recíproca se fundaba en el amor o en la comodidad, pero nunca se lo habían preguntado con la manos en el corazón, porque ambos preferían desde siempre ignorar la respuesta.

***

El problema de la vida pública es aprender a dominar el terror, el problema de la vida conyugal es aprender a dominar el tedio.

***

En el curso de los años ambos llegaron por distintos caminos a la conclusión sabia de que no era posible vivir juntos de otro modo, ni amarse de otro modo: nada en este mundo era más difícil que el amor.

Sobre la vida

La sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada.

***

El bisturí es la prueba mayor del fracaso de la medicina.

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Lo único peor que la mala salud es la mala fama.

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Era todavía demasiado joven para saber que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado.

***

Se dejó llevar por su convicción de que los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos.

***

Descubrió con un grande alborozo que los hijos no se quieren por ser hijos sino por la amistad de la crianza.

***

Si alguna ventaja tenemos las viudas, es que ya no nos queda nadie que nos mande.

***

Florentino Ariza entendió por fin que se puede ser amigo de una mujer sin acostarse con ella.

***

Nosotros empezábamos a vivir en paz después de nueve guerras civiles en medio siglo, que bien contadas podían ser una sola: siempre la misma.

***

Las mujeres piensan más en el sentido oculto de las preguntas que en las preguntas mismas.

Sobre la vejez y la muerte

Hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos lo quieren repetir porque somos demasiado viejos.

***

Florentino Ariza sentía que el tiempo de la vejez no era un torrente horizontal, sino una cisterna desfondada por donde se desaguaba la memoria.

***

Cada uno es dueño de su propia muerte, y lo único que podemos hacer, llegada la hora, es ayudarlo a morir sin miedo ni dolor.

***

La gente que uno quiere debería morirse con todas sus cosas.

***

-La muerte no tiene sentido del ridículo -dijo él, y agregó con pena-: sobre todo a nuestra edad.

***

Lo único que me duele de morir es que no sea de amor.

Sobre la escritura y los poetas

Sin proponérselo, sin saberlo siquiera, demostró con su vida la razón de su padre, quien repitió hasta el último aliento que no había nadie con más sentido práctico, ni picapedreros más empecinados ni gerentes más lúcidos y peligrosos que los poetas.

***

El que no tiene memoria se hace una de papel.

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Andrea Imaginario
Andrea Imaginario
Profesora universitaria, cantante, licenciada en Artes (mención Promoción Cultural), con maestría en Literatura Comparada por la Universidad Central de Venezuela, y doctoranda en Historia en la Universidad Autónoma de Lisboa.