Halloween: origen y significado de "la noche de brujas"
Halloween (también llamado "Noche de brujas") es una celebración reconocida a nivel internacional alrededor de todo el mundo.
Aunque sus orígenes se encuentran en ritos paganos y creencias sobre el más allá, hoy se vive principalmente como una fiesta lúdica.
Lo que alguna vez fue un ritual agrícola para despedir el verano y honrar a los muertos, se ha convertido en un espacio donde se cruzan el arte, el comercio, el entretenimiento y la moda.
¿Qué es Halloween?
Es una celebración que tiene lugar cada año el 31 de octubre. Es especialmente popular en países anglosajones como Estados Unidos, Canadá, Irlanda y el Reino Unido, aunque en las últimas décadas se ha extendido por muchas partes del mundo.
Se trata de una fiesta asociada con el misterio, lo sobrenatural, el miedo y la diversión, en la que abundan los disfraces, las calabazas iluminadas, los dulces y las historias de terror.
El nombre proviene de la expresión "All Hallows’ Eve", que significa "Víspera de Todos los Santos". Con el tiempo, esta expresión se contrajo hasta convertirse en "Halloween".
Características principales
La fiesta incluye varios aspectos distintivos, entre los que destaca:
Disfraces y mascaradas: Vestirse con trajes que representen personajes sobrenaturales (brujas, vampiros, fantasmas, monstruos) o figuras populares de la cultura contemporánea.
Esta tradición proviene del Samhain, cuando la gente se disfrazaba para protegerse de los espíritus errantes.
"Trick or Treat" (Dulce o truco): Esta costumbre, muy popular entre los niños, consiste en ir de casa en casa pidiendo dulces con la frase “¿dulce o truco?”.
Si no se les da un dulce, pueden hacer una pequeña travesura. Esta tradición tiene raíces tanto en las prácticas medievales de pedir comida por el “Día de las Almas” como en rituales celtas para aplacar a los espíritus.
Decoraciones temáticas: Las casas, escuelas y negocios se decoran con elementos tenebrosos: telarañas, esqueletos, calaveras, murciélagos, fantasmas y luces tenues. La estética busca evocar un ambiente de misterio y oscuridad.
Fiestas y celebraciones: Es común que se realicen fiestas de disfraces, concursos, desfiles, representaciones teatrales, actividades escolares y eventos comunitarios. También se organizan recorridos por casas embrujadas o proyecciones de películas de terror.
Películas y literatura de terror: Halloween es una época propicia para leer cuentos de miedo o ver películas de horror. Es una temporada que activa el interés por lo sobrenatural, el suspenso y lo fantástico.
Origen y desarrollo histórico
Halloween es una festividad con un pasado ancestral que ha atravesado transformaciones religiosas, culturales y comerciales a lo largo de los siglos.
El mundo celta y el festival de Samhain
Halloween tiene sus raíces más antiguas en el Samhain, una festividad celta celebrada hace más de dos mil años, principalmente en las regiones que hoy corresponden a Irlanda, Escocia, Gales y el norte de Francia.
Para los celtas, el año se dividía en dos grandes estaciones: la luz (primavera y verano) y la oscuridad (otoño e invierno). El Samhain - que se celebraba entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre - marcaba el fin del año agrícola y el comienzo del invierno, una época asociada al frío, la muerte y la introspección.
Sin embargo, no era sólo una celebración del cambio de estación. Se trataba de un momento espiritual clave, pues se creía que durante esa noche el mundo de los vivos y el de los muertos se acercaban tanto que los espíritus podían atravesar el velo que los separaba.
Así, se pensaba que losantepasados regresaban a visitar a sus seres queridos y también que había entidades malignas que podían hacer daño.
Por ello, se realizaban rituales, se dejaban ofrendas de comida y se encendían hogueras para protegerse o guiar a los espíritus errantes. Los druidas, sacerdotes de la religión celta, desempeñaban un papel central en estas ceremonias.
Durante el Samhain, las personas usaban disfraces hechos de pieles de animales y máscaras para confundir o ahuyentar a los malos espíritus. También se cree que practicaban la adivinación, especialmente en relación con el amor, la muerte y las cosechas futuras.
La cristianización: de lo pagano a lo sagrado
Con la expansión del cristianismo a lo largo de Europa, muchas festividades paganas fueron reinterpretadas o absorbidas por la Iglesia para facilitar la conversión de los pueblos.
En el siglo VII el Papa Bonifacio IV estableció el Día de Todos los Santos para el 13 de mayo, en honor a todos los mártires cristianos. Sin embargo, en el siglo VIII, el Papa Gregorio III trasladó esta celebración al 1 de noviembre con la intención de superponerla al Samhain celta, neutralizando su carga pagana.
Así surgió la idea de una "víspera sagrada" o All Hallows’ Eve, nombre que con el paso del tiempo derivaría en Halloween.
A pesar de la cristianización, muchas de las prácticas originales persistieron a nivel popular. De este modo, se transformaron en rituales de carácter folclórico, como el encendido de velas en las tumbas, el uso de disfraces y la narración de historias sobre fantasmas y espíritus.
Edad Media y sincretismo
Durante la Edad Media, las costumbres de Halloween se mezclaron con otras tradiciones populares europeas. Por ejemplo, en Inglaterra surgió la práctica del “souling”, en la que los pobres iban de puerta en puerta pidiendo pasteles del alma (soul cakes) a cambio de oraciones por los muertos de cada hogar. Esta costumbre influyó directamente en el moderno trick-or-treat (dulce o truco).
Al mismo tiempo, se difundieron supersticiones sobre brujas, gatos negros, demonios y presagios, muchas veces reforzadas por la Iglesia en su lucha contra las antiguas religiones. Con ello, el 31 de octubre comenzó a asociarse con el mal y lo herético.
Migración a América y evolución moderna
Tal como se conoce hoy, Haloween empezó a tomar forma en América del Norte en el siglo XIX. Fue gracias a los inmigrantes irlandeses y escoceses que llevaron consigo las tradiciones del Samhain, el All Hallows’ Eve y sus propias leyendas.
Uno de los elementos más emblemáticos, la linterna de calabaza o Jack-o’-lantern, surgió de una leyenda irlandesa sobre un hombre llamado Jack que fue condenado a vagar con una brasa dentro de un nabo. En América, el nabo fue reemplazado por la calabaza, abundante y fácil de tallar.
Ya en el siglo XX se convirtió en una festividad más secular, infantil y comercial, sobre todo en Estados Unidos. Las escuelas, comunidades y empresas comenzaron a organizar fiestas, concursos de disfraces, actividades para niños y recorridos de "truco o trato".
Los medios de comunicación jugaron un papel clave en la masificación de Halloween como una celebración festiva y divertida, desvinculada en gran medida de su origen espiritual.
Expansión global en el siglo XXI
Gracias a la globalización, al cine y a la influencia cultural de Estados Unidos, Halloween ha sido adoptado (aunque de forma parcial o adaptada) en muchos otros países.
Se trata de una celebración ampliamente secularizada y comercial. En Estados Unidos es la segunda festividad con más gasto económico después de la Navidad. Se estima que se gastan miles de millones de dólares en disfraces, dulces, decoración y entretenimiento.
En muchos países de América Latina, convive con otras celebraciones tradicionales como el Día de Muertos en México, que tiene un enfoque más espiritual y respetuoso hacia los difuntos.
Símbolos tradicionales
A lo largo de los siglos, Halloween ha incorporado una variedad de símbolos que reflejan sus raíces antiguas, su transformación medieval y su reinterpretación moderna.
La calabaza iluminada (Jack-o’-lantern)
Su historia proviene de una antigua leyenda irlandesa sobre Stingy Jack. Se trataba de hombre astuto que engañó al Diablo varias veces y, al morir, fue condenado a vagar por la Tierra con una brasa del infierno dentro de un nabo hueco.
En Irlanda y Escocia se tallaban nabos, papas o remolachas con caras amenazantes para representar a Jack o para espantar a los espíritus.
Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a América en el siglo XIX, descubrieron que las calabazas eran más abundantes y fáciles de tallar, por lo que sustituyeron al nabo.
Así, comenzaron a usarse en Estados Unidos desde mediados del siglo XIX, pero su difusión masiva ocurrió a lo largo del siglo XX.
Si bien la linterna de Jack representa el alma condenada y la necesidad de proteger el hogar de espíritus malignos, hoy se utiliza como decoración festiva. Con los años se ha convertido en le representación visual de Halloween.
Disfraces y máscaras
Derivan de las prácticas celtas del Samhain, donde se creía que los espíritus de los muertos y otras criaturas sobrenaturales caminaban entre los vivos. Para evitar ser reconocidos o poseídos por ellos, las personas usaban disfraces hechos de pieles y máscaras aterradoras.
En la Edad Media las máscaras se usaban en representaciones religiosas o rituales populares durante las festividades de Todos los Santos.
En el siglo XIX, en América del Norte, los disfraces se asociaron al “souling” y a los juegos de Halloween. Durante el siglo XX comenzaron a producirse disfraces infantiles masivamente.
Fantasmas y espíritus
Desde el Samhain los celtas creían que los espíritus de los muertos regresaban durante aquella noche. Las almas vagaban por el mundo de los vivos y podían necesitar guía, consuelo o venganza.
En la Edad Media las representaciones de fantasmas adquirieron un carácter más cristiano, vinculados al purgatorio o a las almas en pena. Durante Halloween, los fantasmas pasaron a formar parte de leyendas populares y narraciones orales.
Más adelante el uso de sábanas blancas como disfraces de fantasmas se volvió común y en el siglo XX se consolidó como símbolo decorativo.
Brujas y escobas
La figura de la bruja proviene de tradiciones europeas medievales, especialmente de las persecuciones por brujería entre los siglos XV y XVII. Eran asociadas con pactos demoníacos, poderes oscuros, hechizos y vuelos nocturnos.
En el imaginario colectivo la bruja fue adoptando una imagen icónica: sombrero puntiagudo, escoba, verrugas, caldero y gato negro. Esta representación fue reforzada por ilustraciones y literatura gótica del siglo XIX.
Como disfraz y símbolo de Halloween empezó a popularizarse a fines del siglo XIX, aunque su vínculo con el 31 de octubre se remonta a la creencia medieval de que las brujas celebraban aquelarres esa noche.
Gatos negros
En la Europa medieval se creía que los gatos negros eran familiares de las brujas, es decir, espíritus demoníacos que las ayudaban. También se pensaba que podían ser brujas transformadas o heraldos de la mala suerte.
Esta superstición se mantuvo durante siglos y fueron considerados animales malditos. En muchas culturas aún se cree que cruzarse con uno es señal de desgracia.
Desde el siglo XIX se asocian con la iconografía de las brujas en Halloween, y en el siglo XX comenzaron a aparecer en decoraciones, cuentos, películas y disfraces.
Esqueletos y calaveras
Desde la Edad Media los esqueletos eran utilizados como recordatorio de la muerte (el memento mori) y aparecían en danzas macabras o ilustraciones religiosas para enseñar sobre la fugacidad de la vida.
Con el tiempo las calaveras y esqueletos se convirtieron en íconos del más allá y lo sobrenatural, utilizados tanto en lo religioso como en lo festivo.
Comenzaron a popularizarse como decoración desde el siglo XIX y se volvieron parte indispensable de disfraces, dibujos animados y objetos decorativos.
Representan la muerte, pero también la posibilidad de reírse de ella. En Halloween se utilizan como parte del juego con lo macabro, lo grotesco y lo humorístico.
Murciélagos
Son animales nocturnos, asociados con la oscuridad y lo oculto. En muchas culturas, se les relaciona con el inframundo o con la magia. Su conexión con Halloween proviene también de su asociación con los vampiros, especialmente desde el mito de Drácula.
A partir del siglo XIX se volvió común ver murciélagos en cuentos góticos y literatura de horror. Su vuelo silencioso y su relación con la noche los convirtieron en criaturas de misterio.
Comenzaron a usarse como decoración desde principios del siglo XX, sobre todo en ilustraciones infantiles y decoraciones escolares.
Representan lo desconocido, lo sobrenatural y la frontera entre lo animal y lo monstruoso. Se utilizan como símbolo visual de lo espeluznante.
Calderos, lunas llenas y telarañas
Los calderos están asociados con las brujas y la alquimia. Por ello, representan el lugar donde se mezclan ingredientes mágicos y evocan rituales, pociones y hechizos.
Desde la antigüedad, la luna llena ha sido símbolo de transformación y locura (como en el mito del hombre lobo). Se asocia con el momento de mayor poder de lo oculto.
Por su parte, las telarañas representan el abandono, la antigüedad y lo espeluznante. Se utilizan para ambientar lugares "embrujados" y transmitir sensación de decadencia.
Todos estos elementos comenzaron a formar parte de la imaginería de Halloween en el siglo XX, reforzados por la literatura gótica, el cine y la cultura popular visual.
Impacto de Halloween en la cultura popular
Halloween es un fenómeno cultural de gran alcance que ha influido en la imaginación colectiva contemporánea. De este modo, ha permeado el arte, el entretenimiento, la moda, la educación, la economía y los rituales sociales, convirtiéndose en una de las celebraciones más versátiles y comercialmente poderosas del mundo actual.
Cine: el horror como género icónico
El cine ha sido uno de los mayores vehículos de expansión de Halloween en la cultura popular. Desde la segunda mitad del siglo XX se han producido innumerables películas asociadas a esta celebración, que oscilan entre el terror psicológico, el slasher, el horror gótico, el cine infantil y la comedia oscura.
Una de las películas más influyentes es Halloween (1978) de John Carpenter, que instauró la figura del asesino enmascarado (Michael Myers) como ícono del miedo moderno. Esta cinta inauguró la saga y consolidó el vínculo entre la fecha del 31 de octubre y la narrativa del terror cinematográfico.

En el ámbito infantil y familiar, cintas como Hocus Pocus (1993), The Nightmare Before Christmas (1993), Casper (1995) o Monster House (2006) han contribuido a asociar Halloween con el encanto de lo sobrenatural.
Cada octubre las plataformas de streaming lanzan “especiales de Halloween”, ciclos de películas de horror o contenido temático. Esto refuerza el consumo masivo y la conexión emocional del público con el imaginario de la fiesta.
Televisión y programación temática
Los especiales de Halloween son un componente clásico de muchas series, tanto animadas como de acción real. Estas emisiones suelen incorporar disfraces, leyendas urbanas, casas embrujadas o situaciones cómicas vinculadas al miedo. Algunos ejemplos destacados incluyen:
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Los Simpson y sus famosos “Treehouse of Horror”, que cada año presentan episodios especiales con sátiras y parodias macabras.
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Buffy, la cazavampiros, Sabrina, la bruja adolescente o Supernatural, que mezclan elementos de la festividad con narrativas de horror contemporáneo.
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Series infantiles como Bob Esponja, Hora de Aventura o Peppa Pig también han producido capítulos especiales ambientados en Halloween, adaptando su contenido para públicos jóvenes.
Este fenómeno consolida a Halloween como una experiencia anual colectiva, donde la audiencia anticipa cierto tipo de contenido temático y se siente partícipe de una tradición compartida.
Literatura: del folclor al horror gótico
Halloween también ha alimentado el desarrollo de la literatura de terror y lo fantástico. Desde los cuentos tradicionales sobre fantasmas y criaturas hasta las novelas modernas de horror psicológico, la festividad ha sido fuente de inspiración constante.
Escritores como Edgar Allan Poe, Mary Shelley, Bram Stoker o H.P. Lovecraft forjaron una estética gótica que se asocia íntimamente con el espíritu de Halloween: lo oscuro, lo misterioso, lo marginal y lo sobrenatural.
En tiempos más recientes, autores como Stephen King han renovado el horror. Resultan especialmente destacables novelas como It (1986), que mezcla terrores infantiles con elementos sobrenaturales, o Pet Sematary, vinculada con el miedo a la muerte y la pérdida.
En el ámbito infantil, libros como Coraline de Neil Gaiman o las sagas de Goosebumps (Escalofríos) de R.L. Stine se han convertido en clásicos de lectura para Halloween.
En las escuelas y bibliotecas, octubre suele estar dedicado a la lectura de cuentos de miedo, leyendas urbanas o relatos clásicos, lo que contribuye al desarrollo del gusto literario desde la infancia.
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Música y espectáculos
Halloween ha generado una banda sonora propia, que abarca desde canciones infantiles hasta temas icónicos del cine de terror:
Canciones como “Thriller” de Michael Jackson han quedado asociadas de forma inseparable a la estética de Halloween, con su videoclip lleno de zombis y coreografías espeluznantes.
Otras piezas como “This is Halloween” de The Nightmare Before Christmas o “Somebody’s Watching Me” de Rockwell son éxitos recurrentes en fiestas y eventos.
Musicales, conciertos sinfónicos de películas de terror y espectáculos de luces en parques temáticos (como los de Disneyland o Universal Studios) se convierten en grandes atracciones en octubr. Esto refuerza el vínculo entre Halloween y el entretenimiento en vivo.
Moda, maquillaje y expresión creativa
Halloween es una oportunidad para la expresión individual y artística a través de los disfraces, el maquillaje, las máscaras y la decoración.
La gente de todas las edades participa en esta teatralización, desde niños con trajes de superhéroes o criaturas mágicas hasta adultos que reinterpretan personajes históricos, cinematográficos o satíricos.
Además, la estética “gótica” o “oscura” se ha vuelto un referente de moda alternativo que ha trascendido la festividad, popularizándose en ciertos nichos culturales.
Redes sociales y cultura digital
En la era digital, Halloween se ha convertido en un fenómeno viral. Octubre es uno de los meses con más actividad en redes sociales en términos de contenido temático:
Se crean desafíos de maquillaje o disfraces, como el #31DaysofHalloween o el #SpookySeason. Influencers, marcas y creadores de contenido lanzan productos, recetas, rutinas y narrativas visuales específicas del mes.
Los filtros de realidad aumentada permiten que cualquier usuario pueda simular un disfraz o ambiente tenebroso desde su teléfono móvil, democratizando el acceso a la estética de Halloween.
Este ecosistema ha hecho que Halloween ya no se limite a una noche: es una temporada cultural con su propio lenguaje visual que va del 1 al 31 de octubre.
Comercio, economía y marketing
Halloween representa uno de los mayores fenómenos de consumo del año, sobre todo en Estados Unidos, donde sólo es superado por la Navidad.
Según la National Retail Federation se gastan miles de millones de dólares anualmente en:
- Disfraces (para niños, adultos y mascotas).
- Dulces, decoraciones, artículos de fiesta.
- Eventos temáticos, entradas a casas del terror, parques temáticos y películas.
El marketing estacional convierte productos cotidianos en “ediciones especiales de Halloween”. Cereales con monstruos, café con sabor a calabaza, empaques negros y naranjas, campañas publicitarias con esqueletos o brujas.
Educación, inclusión y reinterpretación cultural
Halloween también ha sido incorporado a contextos educativos y sociales. Muchas escuelas lo usan como excusa para promover el arte, la lectura, el juego simbólico y el trabajo comunitario.
Además, en distintas partes del mundo se han generado formas de adaptación intercultural. Por ello, Halloween se combina con festividades locales (como ocurre con el Día de Muertos en México o el Día de Todos los Santos en España).
Resignificación contemporánea de Halloween
En las últimas décadas, Halloween ha dejado de ser únicamente una fiesta de disfraces, dulces y sustos. Se ha convertido también en un espacio de expresión personal, identidad y transformación social.
Herramienta de afirmación identitaria
Muchas personas y colectivos han adoptado Halloween como una oportunidad para celebrar identidades marginalizadas o alternativas.
En este contexto, el disfraz deja de ser simple juego y se convierte en una forma de empoderamiento, sátira o crítica cultural. Por ejemplo la comunidad LGBTQ+ ha resignificado Halloween como un espacio de libertad estética, performance y visibilidad. En muchas ciudades, se realizan desfiles de disfraces queer, fiestas temáticas y actividades que celebran la diversidad sexual y de género.
Algunas personas usan Halloween para hacer comentarios sociales o políticos a través de disfraces satíricos que critican figuras públicas, políticas o problemáticas sociales.
Espacio para la catarsis emocional y colectiva
Al permitir que se exprese el miedo, lo grotesco o lo prohibido en clave de humor o arte, Halloween también funciona como una válvula de escape emocional.
De esta manera, la sociedad canaliza inquietudes colectivas: el miedo a la muerte, a lo desconocido, a la violencia o al cambio.
Terreno fértil para la educación cultural y artística
Cada vez más educadores, bibliotecarios y gestores culturales ven Halloween como una oportunidad para:
- Trabajar valores como la empatía, la inclusión, la creatividad y el respeto por la diferencia.
- Investigar el origen de los mitos, las leyendas locales y la historia del miedo en diferentes culturas.
- Promover la expresión artística mediante la creación de disfraces, cuentos, obras de teatro o proyectos multimedia.
En lugar de rechazar la fiesta por su componente comercial, muchos docentes optan por transformarlo en un recurso pedagógico vinculado al folclor, la mitología, la lectura crítica o la educación emocional.
Reconexión con el ciclo natural y espiritual
Aunque en su forma más popular Halloween ha perdido su vínculo con lo espiritual, algunas personas están recuperando su dimensión ritual y estacional:
Practicantes de neopaganismo o espiritualidades alternativas celebran Samhain, un momento de introspección, conexión con los ancestros y cierre de ciclo.
Se organizan ceremonias, vigilias o altares familiares para honrar a los ancestros, especialmente en lugares donde Halloween se entrelaza con tradiciones como el Día de los Fieles Difuntos o el Día de Muertos.
Estas prácticas devuelven parte de su profundidad original, poniendo el foco en la memoria, el agradecimiento y el sentido del tiempo.
Controversias y debates en torno a Halloween
A pesar de su popularidad, Halloween no está exento de críticas ni tensiones. En diversos contextos culturales, religiosos y educativos la festividad ha sido objeto de debate, especialmente por lo que representa, cómo se practica y qué valores transmite.
Tensiones religiosas
En algunas comunidades cristianas conservadoras es visto con recelo o, incluso, como una celebración contraria a los valores religiosos.
Este rechazo se basa en sus raíces paganas: Se argumenta que Halloween tiene orígenes en rituales celtas y prácticas esotéricas incompatibles con la fe cristiana.
También se critica el enfoque en lo macabro y lo demoníaco. La exaltación de figuras como brujas, demonios, muertos vivientes o prácticas de ocultismo se considera ofensiva o espiritualmente peligrosa por ciertos grupos religiosos.
Como respuesta algunas iglesias han promovido festividades alternativas. Así surgieron el “Día de la cosecha” (Harvest Festival) o el “Día de los santos”, donde se enfocan en valores cristianos, disfraces positivos y personajes bíblicos.
Críticas culturales y apropiación
Con el auge del consumo masivo y la globalización, Halloween ha cruzado fronteras y ha llegado a países con otras tradiciones sobre la muerte, lo espiritual o lo festivo.
Esto ha generado tensiones culturales, especialmente cuando se superponen celebraciones (como en México, donde Halloween convive —y a veces compite— con el Día de Muertos).
Muchas veces se utilizan disfraces ofensivos o culturalmente insensibles, como trajes que representan estereotipos de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes o culturas asiáticas.
Cada vez más escuelas y espacios públicos promueven la conciencia cultural y el respeto, incentivando la elección de disfraces no ofensivos ni discriminatorios.
Comercialización excesiva
Otro aspecto crítico de Halloween es su fuerte carga comercial. Muchas voces señalan que la festividad ha sido vaciada de su sentido simbólico y convertida en un producto más del mercado.
El bombardeo de publicidad desde principios de octubre (o incluso septiembre) genera presión de consumo, especialmente en familias con niños.
Así, se critica que se convierta en una competencia de decoración o disfraces, dejando de lado su dimensión creativa y comunitaria.
Frente a esto, han surgido movimientos que promueven una fiesta más sustentable y artesanal, con disfraces hechos en casa, decoración reciclada y dulces saludables o de comercio justo.
Seguridad infantil y social
Dado que Halloween implica que niños y adolescentes salgan por la noche a pedir dulces o asistir a fiestas, existen preocupaciones por la seguridad:
- Riesgos de atropellos, extravíos, consumo de sustancias o acoso.
- Casos aislados de alteración de dulces que han generado campañas de revisión familiar.
- El debate sobre la sexualización de disfraces adolescentes, especialmente en redes sociales o fiestas juveniles.
En respuesta, muchas comunidades han optado por crear espacios seguros y controlados, como eventos escolares, ferias barriales, “trunk-or-treats” (pedir dulces en los maleteros de autos decorados) o fiestas familiares.
Comparación intercultural: Halloween frente a otras celebraciones de los muertos
Analizar Halloween en relación con otras festividades del mundo que también tratan la muerte, lo espiritual o el paso de las estaciones permite entender mejor sus particularidades y su universalidad.
Halloween y el Día de Muertos (México)
Ambas celebraciones ocurren a finales de octubre y principios de noviembre, tienen raíces precristianas y reconocen la cercanía entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Sin embargo, Halloween tiende a representar la muerte como algo terrorífico, grotesco o lúdico. Por su parte el Día de Muertos la representa como parte natural del ciclo de la vida, con colores, humor y homenaje.
De igual manera, Halloween es más individualista (disfrazarse, pedir dulces), mientras que el Día de Muertos es familiar y comunitario, centrado en los altares y la memoria ancestral.
Halloween y el Obon (Japón)
El Obon se celebra en agosto y, al igual que Halloween, es una fecha en que los espíritus de los antepasados regresan.
Las familias limpian las tumbas, encienden linternas y realizan danzas tradicionales (Bon Odori). Aunque no tiene relación estética con Halloween, comparte la idea de abrir un puente entre vivos y muertos, pero lo hace desde el respeto solemne, no desde el terror o el juego.
Halloween y el Día de Todos los Santos/Fieles Difuntos (España, América Latina)
Estas festividades católicas están centradas en la oración y el recuerdo, con misas y visitas a cementerios.
Aunque comparten la misma raíz temporal que Halloween, representan una actitud más devocional y religiosa, frente a la secularización y comercialización del Halloween moderno.
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