Las 10 pinturas más populares de Botero que debes conocer

Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana
Tiempo de lectura: 10 min.

Fernando Botero es un artista plástico colombiano que goza de altísimo reconocimiento internacional. Suele ser conocido como “el pintor de las gordas”, pero lejos de lo que cree la mayoría, no tiene interés en representar "la gordura".

Lo que busca es desarrollar hasta las últimas consecuencias el valor plástico del volumen. En ese sentido, su obra no tiene limitaciones temáticas y abarca toda clase de géneros.

1. Obispos muertos (1961)

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Fernando Botero: Obispos muertos. Óleo sobre tela, 1961.

Esta pintura representa a varios obispos - cuerpos corpulentos, vestidos con sotanas eclesiásticas - tendidos sin vida en un espacio cerrado, posiblemente una sacristía o una sala barroca.

Como es característico en el estilo de Botero, las figuras tienen proporciones exageradas, voluminosas y expresiones hieráticas, lo cual potencia el tono irónico y grotesco de la escena.

La paleta de colores es sobria, con predominio de tonos oscuros, lo cual contrasta con los vivos colores de las vestiduras episcopales, generando una tensión visual entre la solemnidad de la muerte y la pompa eclesiástica. La composición es estática y frontal, con un equilibrio deliberado que acentúa la teatralidad de la escena.

La imagen de obispos muertos puede interpretarse como una crítica satírica a la jerarquía eclesiástica, retratada como decadente, inerte o hipócrita.

La muerte de estos altos dignatarios podría simbolizar el colapso de una institución asociada históricamente al poder, al privilegio y, en muchos casos, a la corrupción.

Fernando Botero ha abordado temas religiosos en múltiples obras, no desde una perspectiva devota, sino como una forma de cuestionamiento social y moral.

Su tratamiento de la religión, el ejército, la aristocracia y la violencia en Colombia, se caracteriza por una mezcla de sátira, denuncia y estética barroca.

2. La comida con Ingres y Piero della Francesca (1972)

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Fernando Botero: La comida con Ingres y Piero della Fracesca. 1972.

Esta fue otra de las piezas emblemáticas del autor. El tratamiento del volumen se observa no sólo en los personajes sino en los objetos que utilizan. La comida, por lo tanto, asume también protagonismo.

Botero representa una realidad imaginada. A la izquierda se encuentra un autorretrato de Botero, vestido con un traje a rayas con corbata. Con él comparten la mesa Piero della Francesca (izquierda), pintor del renacimiento intaliano. Por su parte, en el centro de la escena está Jean-Auguste-Dominique Ingres, pintor francés del período neoclásico.

3. El matrimonio Arnolfini (1978)

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Fernando Botero: El matrimonio Arnolfini. Primera versión. 1978.

En su versión de El matrimonio Arnolfini, Botero recrea la escena clásica. Un hombre y una mujer - Giovanni Arnolfini y su esposa, según la versión de van Eyck - posan en el interior de una habitación, aparentemente durante la ceremonia de su unión.

El artista mantiene la disposición básica y los elementos icónicos del original. La pareja en primer plano, el perro a sus pies, el espejo al fondo, la lámpara de una sola vela y los objetos domésticos que simbolizan riqueza y vida conyugal.

Sin embargo, todos los personajes y elementos han sido transformados por el estilo característico de Botero. Figuras de gran volumen, proporciones alteradas, rostros hieráticos y colores más vivos.

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Izquierda; Van Eyck: Matrimonio Arnolfini. Óleo sobre tabla. 82 cm x 60 cm. 1434.
Derecha: Fernando Botero: Matrimonio Arnolfini. Óleo sobre tela. Segunda versión 1997

El estilo de Botero - a veces malinterpretado como una mera “inflación” de figuras - responde a un principio plástico claro. La exploración del volumen como forma de expresión.

En esta obra su tratamiento de la forma modifica radicalmente el tono de la composición. Lo que en van Eyck era sobriedad, precisión y simbolismo religioso, en Botero se vuelve humor, crítica social y reinterpretación moderna.

Así, no copia simplemente el original, sino que lo parodia con respeto, creando una obra que dialoga con el pasado. La exageración de las formas puede interpretarse como una crítica a la opulencia y a las convenciones sociales, tal como lo hace en otras obras donde representa bodas, cenas o figuras de poder. Al agrandar los cuerpos, Botero también agranda las tensiones simbólicas: la apariencia, el estatus, las expectativas sociales.

4. Bodegón con sandía (1992)

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Fernando Botero: Bodegón con sandía. Óleo sobre tela. 95 x 116 cm. 1992.

Esta obra forma parte del grupo de los bodegones o naturalezas vivas. Se observan los elementos del gigantismo aplicado sobre los objetos característicos de una naturaleza muerta o bodegón.

La ironía está en la representación de un objeto ya de por sí voluminoso, como la sandía, o ya de por sí redondos, como las naranjas, aplicando los principios de la técnica boteriana.

5. La familia presidencial (1967)

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Fernando Botero: La familia presidencial. Óleo sobre lienzo. 200,5 x 195,2 cm. 1967

La familia presidencial es uno de los cuadros más emblemático del artista colombiano. Forma parte del grupo de las personalidades políticas.

Aqui Botero representa la familia presidencial, pero además suma algunos elementos que funcionan como referencia a la obra Las meninas de Velázquez.

El prelado a mano derecha y, a la izquierda, tras un lienzo cuyo contenido se oculta al espectador, se encuentra el mismo Botero pintando la escena.

6. Los músicos (1991)

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Fernando Botero: Los músicos. Óleo sobre lienzo. 200 cm x 172 cm. 1991.

Este cuadro puede enmarcarse en el grupo de los temas de gente real o imaginaria, es decir, en las escenas de género. El artista representa a una banda de músicos con cantante, entre quienes domina un espíritu festivo.

Como es propio de la pintura de Botero, hay poco espacio para el aire entre cada figura. Todos están acumulados hacia el centro de la composición. La diferencia de escalas entre los músicos y la cantante termina de perfilar un tono humorístico y grotesco a la vez.

7. Las torturas de Abu Ghrabi (2005)

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Fernando Botero: Serie Las torturas de Abu Ghrabi, 2005

En el año 2005, Fernando Botero elaboró una serie de más de 70 lienzos en los que critica abiertamente la violencia del gobierno estadounidense en Irak, cuando tuvieron lugar las lamentables torturas de Abu Ghraib.

Aun así, no siente que se trate de una posición política, sino de un gesto por liberar la indignación que tales noticias le causaron.

Goya
Francisco de Goya y Lucientes: Serie Los desastres de la guerra. 1810-1815.

La serie recuerda al español Francisco de Goya y su famosa serie de grabados Los desastres de la guerra. Recuerda también a la monumentalidad y compromiso político del Muralismo Mexicano.

8. La cornada (1988)

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Fernando Botero: La cornada. Óleo sobre lienzo. 165 x 206 cm. 1988.

Uno de los temas recurrentes en la obra de Botero es la tauromaquia. De hecho, según algunas fuentes, antes de ser pintor, Botero tuvo interés en la vida taurina.

En este cuadro, elaborado en el año 1988, vemos el momento exacto en que el toro le mete una cornada al torero. En el rostro del toro puede verse los gestos de la satisfacción.

9. Adán

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Fernando Botero: Adán. 115 x 38 x 54 cm. Bronce. Sin fecha.

Botero también destaca en la escultura, a la que logra llevar deliberadamente los elementos de representación plástica desarrollados en su pintura.

En este caso representa a Adán. En lugar de exponerse desde el relato religioso, se muestra como un concepto paradigmático del patriarcado.

Adán domina literalmente a Eva, mientras levanta al niño como un trofeo. Asimismo, destaca el volumen y gigantismo de las proporciones en la masa corporal de los personajes, con el apenas presente miembro de Adán.

10. El beso de Judas (2011)

Botero
Fernando Botero: El beso de Judas, de la serie Viacrucis. Óleo sobre lienzo. 138 x 159 cm. 2011.

Entre los años 2010 y 2011 Fernando Botero trabajó en la serie Viacrucis, conformada por un total de 40 óleos sobre tela y 35 dibujos sobre papel. Donó 27 óleos y 34 dibujos al Museo de Antioquia en Medellín.

Aquí retoma la representación de escenas bíblicas en el contexto del arte no litúrgico, tradición pictórica que había mermado desde el siglo XIX.

En el lienzo puede verse el momento en que aparece Judas con los saduceos y la guardia para tomar preso a Jesús. Judas es representado con piel verdosa, probablemente signo de la muerte que porta.

Fernando Botero

Retrato Botero
Izquierda: Fotografía de Fernando Botero. Derecha: Autorretrato de Botero con bandera.

Fernando Botero es un pintor, dibujante y escultor nacido en Colombia en el año 1932. Trabajó como ilustrador en el periódico El Colombiano desde los 15 años de edad.

Fue premiado en el Salón de Artistas Colombianos y con el dinero del premio, pagó u nviaje a Europa. En efecto,vivió muchos años fuera de su país natala. Alternativamente, fijó su residencia en Estados Unidos, Europa (Francia, España e Italia) y Asia.

Aunque se percibía a sí mismo como un autodidacta, realizó estudios en la Academia de San Fernando de Madrid y en la Academia de San Marcos de Florencia.

Fue un estudioso del arte del Quattrocento italiano. También un profundo admirador del muralismo mexicano, del que heredó su gusto por la monumentalidad.

Su obra gira en torno a un valor plástico determinado: el tratamiento del volumen. Por medio de su propuesta, Botero cuestionó el academicismo, aunque valoraba la tradición pictórica.

Al mismo tiempo, abordó la cotidianidad, la crítica social, la historia del arte y la religiosidad. De este modo, utilizó recursos como la ironía, el gigantismo, el humor, la proyección de una realidad diferente, la inocencia y la sátira.

Murió el año 2023 a causa de una neumonía.

Sobre su obra

Si bien hoy en día ha pasado a ser considerado como pintor de vanguardia, en sus inicios su estilo figurativo fue causa de rechazo. Hacia mitad del siglo XX el mundo artístico estuvo dominado por el arte conceptual. Por ello, algunos han clasificado su estilo como naif, otros como neo-figurativismo e, incluso, como realismo mágico.

A raíz de una exposición que se realizó en el año 1979 en el Museo Hirshhorn de Washington se hizo una categorización. Así, la Red Cultural del Banco de la República de Colombia informó sobre seis categorías temáticas:

  • La religión (escenas bíblicas, retratos de santos, personalidades clericales y mitología);
  • Los grandes maestros (referencias y versiones de Leonardo da Vinci, Jan van Eyck, Diego Velázquez, etc.);
  • Las naturalezas muertas y vivientes;
  • Los desnudos y costumbres sexuales;
  • Las personalidades políticas
  • Gente real e imaginaria, lo que incluye pintura de género (cuadros de costumbres y vida cotidiana).

A lo largo de su carrera, aparecieron también escenas de crítica social, referidas a las tensiones latinoamericanas. También hizo alusión a la tauromaquia, convertida en una auténtica línea de representación.

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Catalina Arancibia Durán
Revisado por Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.
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