¿Qué son las crónicas?: tipos y ejemplos
Las crónicas son textos narrativos que buscan informar sobre eventos verídicos de manera objetiva. Aunque ha evolucionado mucho desde sus orígenes medievales, mantiene su esencia: dar testimonio del tiempo vivido con la mirada singular de quien lo narra.
¿Qué es una crónica?
La crónica es una forma de narración que relata hechos reales en orden cronológico con énfasis en la objetividad. Aunque es un texto que informa, también interpreta.
Por ello, suele incluir descripciones, opiniones, reflexiones y elementos literarios, lo que la convierte en un género híbrido entre la historia, la literatura y el periodismo.
Características
- Narración cronológica: Los hechos se presentan en el orden en que ocurrieron.
- Basada en hechos reales: Parte de sucesos verdaderos y verificables.
- Estilo personal: El cronista imprime su voz, su punto de vista, incluso sus emociones.
- Lenguaje narrativo y descriptivo: Utiliza recursos literarios para captar la atención del lector.
- Hibridación de géneros: Combina elementos del reportaje, el cuento, el ensayo y la historia.
- Contextualización: Aporta información de fondo que ayuda a entender el hecho narrado.
- Intención comunicativa doble: Informar y emocionar. Busca tanto la transmisión del hecho como la conexión con el lector.
Tipos de crónicas
Existen varios tipos de crónicas, entre las que destacan:
Crónica literaria
Combina la información de hechos reales con recursos estilísticos propios de la literatura. Así, aunque se basa en sucesos verídicos, el cronista se permite embellecer el relato, incorporar reflexiones personales, describir con detalle y construir una atmósfera emocional.
Por ello, el énfasis no se encuentra en la inmediatez de la información, sino que en la experiencia subjetiva del narrador y en la forma en que se cuenta la historia.
Es frecuente encontrarla en revistas culturales, suplementos dominicales o libros. Suele abordar temas como la vida cotidiana, viajes, cultura, problemáticas sociales o retratos de personajes.
Ejemplo: La noche de Tlatelolco: Testimonios de historia oral de Elena Poniatowska
Son muchos. Vienen a pie, vienen riendo. Bajaron por Melchor Ocampo, la Reforma, Juárez, Cinco de Mayo, muchachos y muchachas estudiantes que van del brazo en la manifestación con la misma alegría con que hace apenas unos días iban a la feria; jóvenes despreocupados que no saben que mañana, dentro de dos días, dentro de cuatro estarán allí hinchándose bajo la lluvia, después de una feria en donde el centro del tiro al blanco lo serán ellos, niños-blanco, niños que todo lo maravillan, niños para quienes todos los días son día-de-fiesta, hasta que el dueño de la barraca del tiro al blanco les dijo que se formaran así el uno junto al otro como la tira de pollitos plateados que avanza en los juegos, click, click, click, click y pasa a la altura de los ojos, ¡Apunten, fuego!, y se doblan para atrás rozando la cortina de satín rojo. El dueño de la barraca les dio los fusiles a los CUÍCOS, a los del ejército, y les ordenó que dispararan, que dieran en el blanco y allí estaban los monitos plateados con el azoro en los ojos, boquiabiertos ante el cañón de los fusiles. ¡Fuego! El relámpago verde de una luz de bengala. ¡Fuego! Cayeron pero ya no se levantaban de golpe impulsados por un resorte para que los volvieran a tirar al turno siguiente; la mecánica de la feria era otra; los resortes no eran de alambre sino de sangre; una sangre lenta y espesa que se encharcaba, sangre joven pisoteada en este reventar de vidas por toda la Plaza de las Tres Culturas.
Crónica periodística
Se desarrolla en el ámbito del periodismo contemporáneo y su propósito fundamental es informar y ofrecer una perspectiva sobre hechos de actualidad o temas de interés público.
Busca humanizar las noticias, involucrar al público y ofrecer un análisis más completo que una noticia tradicional.
Es escrita por periodistas profesionales que, aunque pueden tener su propio estilo y punto de vista, deben adherirse a principios de veracidad, precisión y objetividad en la presentación de los hechos.
De este modo, aunque la subjetividad del autor puede estar presente en la forma de narrar, la información central debe ser verificable y proviene de una investigación.
Ejemplo: Esclavas del poder de Lydia Cacho
La trata de personas —documentada en 175 naciones—demuestra las debilidades del capitalismo global y la disparidad provocada por las reglas económicas de los países más poderosos; pero sobre todo revela la normalización de la crueldad humana y los procesos culturales que la han fortalecido. Cada año, 1.39 millones de personas en todo el mundo, en su gran mayoría mujeres y niñas, son sometidas a la esclavitud sexual. Son compradas, vendidas y revendidas como materia prima de una industria, como residuos sociales, como trofeos y ofrendas.
Durante cinco años, mi tarea fue rastrear las operaciones de las pequeñas y grandes mafias internacionales a través de los testimonios de sobrevivientes de la explotación sexual comercial. A mi paso encontré a hombres, mujeres e infantes víctimas de la trata laboral y del matrimonio servil; sin embargo, mi investigación sigue la pista concreta de un fenómeno criminal que nació propiamente en el siglo XX: la trata sexual de mujeres y niñas. La sofisticación de la industria sexual a nivel mundial ha creado un mercado que muy pronto superará al número de esclavos vendidos en la época de la esclavitud africana que se extendió desde el siglo XVI hasta el XIX. No existe una sola historia de mafias en la que el sexo no esté presente. A las mujeres y niñas se las compra, vende y regala, o se las secuestra, alquila, presta, viola, tortura y asesina. La noción de la mujer como objeto de placer está siempre presente en la biografía de las agrupaciones criminales japonesas denominadas yakuzas, las triadas chinas, las mafias italianas, rusas y albanesas, así como en los cárteles de la droga latinoamericanos. El poder económico y político precisa del placer sexual para existir. De acuerdo con los códigos machistas, las mujeres son valoradas como objetos y no como personas, e incluso aquellas que participan en organizaciones criminales reproducen los patrones de desprecio y misoginia.
Eros y Tánatos están perpetuamente presentes en la psicología criminal. El poder de asesinar, torturar y decapitar a los adversarios necesita siempre de un equilibrio que genere cierta estabilidad. Por ello, los grandes líderes de las mafias compran, venden, maltratan o asesinan a mujeres de todas las edades. Asimismo promueven diversas formas de prostitución y crean los escenarios adecuados para que el comercio sexual esté presente.
Crónica histórica
Se centra en narrar hechos pasados de relevancia histórica, organizándolos cronológicamente, con el afán de documentar, interpretar y preservar la memoria colectiva.
Aunque puede tener elementos subjetivos (dependiendo de la perspectiva del autor), su intención principal es registrar acontecimientos reales como guerras, conquistas, reinados, procesos políticos o sociales.
Suele ser escrita por testigos o contemporáneos de los hechos, aunque también puede hacerse retrospectivamente a partir de documentos y testimonios.
Ejemplo: Crónica de la guerra europea 1914 - 1918: Una historia en la trinchera de la Primera Guerra Mundial de Vicente Blasco Ibáñez
No hay en la historia de la humanidad guerra alguna que pueda compararse con la presente. Las grandes invasiones de los bárbaros que dieron fin a la llamada Edad Antigua; las avalanchas galopantes de los hunos y de las hordas mongólicas; los choques europeos que por su duración recibieron los títulos de guerra de los Cien Años y guerra de los Treinta Años; los avances arrolladores del turco hasta los muros de Viena; las campañas de los reyes españoles contra medio mundo; las conquistas napoleónicas que durante quince años trajeron trastornado al continente; todos los hechos de la historia belicosa de los hombres palidecen y se achican frente a la guerra de 1914.
Un día de esta guerra equivale, por sus pérdidas en hombres y dinero, a un mes o un año de las guerras famosas de otros tiempos. Las grandes cabalgadas de jinetes vándalos y hunos, exageradas por el terror de los cronistas y los medios de subsistencia de aquellas épocas, tal vez fueron menos importantes numéricamente que las cortinas de caballería que esparcen como simples avanzadas los ejércitos del presente para ocultar sus movimientos.
Esta es la primera guerra que hacen los pueblos con ejércitos formados por el servicio obligatorio; el primer choque de naciones enteras puestas sobre las armas. Hasta hace pocos años los ejércitos se contaban por miles de hombres; hoy se calculan por millones. Antes podían desarrollarse las guerras y durar años y años sin que por esto se paralizase la vida productora de los países beligerantes. Mientras en un lado de la nación peleaban los militares de oficio y una minoría de ciudadanos reclutada por la suerte, el resto del país proseguía sus trabajos ordinarios, sin otra alteración que la de una lógica inquietud por el resultado de la lucha. Muchas veces acababan las gentes por familiarizarse con esta situación anormal. Ahora la guerra paraliza por completo la vida económica, siendo esta catalepsia tanto más profunda cuanto más rica y vigorosa es la nación. Fábricas y talleres se cierran por falta de brazos; todos los hombres, desde los dieciocho años a los cincuenta, van al combate; los ferrocarriles no existen para el tráfico mercantil, pues emplean todo su material en el transporte de combatientes, armas y bestias; los puertos se convierten en lagunas muertas, con archipiélagos de navíos inmóviles y silenciosos, y rosarios de minas sumergidas que obstruyen sus bocas de acceso.
Las batallas duran meses y se extienden en un frente de centenares de kilómetros, abarcando los límites de varios Estados. Las vías férreas funcionan incesantemente a espaldas de los ejércitos en lucha transportando a enormes distancias los combatientes, según las imperiosas necesidades de la oportunidad táctica. El mismo soldado que dispara su fusil entre las fronteras de Alemania, Francia y Suiza monta rápidamente en un vagón y va a disparar de nuevo a orillas del mar del Norte. El alemán que pelea en las trincheras de la Champaña se ve tres días después luchando en Polonia a orillas del Vístula.
Nunca se han visto chocar y morir tantos hombres juntos en un terreno de operaciones tan vasto. La mitad aproximadamente del género humano está en guerra en estos momentos directa o indirectamente. De los 1.700 millones de seres que constituyen la población del globo, 854 millones (entre metrópolis y colonias) se odian y gastan su dinero para exterminarse.
¿Cuándo se conoció esto en la historia?
Crónica de viaje
Relata una experiencia real de desplazamiento o exploración a través de distintos lugares, con un enfoque tanto descriptivo como reflexivo.
El cronista narra su recorrido incorporando detalles del paisaje, la cultura, las costumbres, las personas que encuentra y sus propias emociones o impresiones.
Más que una simple bitácora, busca transmitir al lector la vivencia del lugar, permitiéndole conocerlo a través de los ojos del autor.
Este tipo de crónica suele combinar elementos del reportaje, la literatura y el ensayo. Puede abordar desde la descripción de lugares exóticos hasta reflexiones sobre la identidad, el choque cultural o el paso del tiempo.
Aunque está basada en hechos reales, es común que utilice recursos narrativos y estilísticos para enriquecer la experiencia.
Durante los siglos XV y XVI se popularizaron las "Crónicas de Indias". Fue en el contexto de la exploración, conquista y colonización de América por parte de los europeos, principalmente españoles.
Su propósito principal era informar a la Corona y al público sobre los descubrimientos, las tierras y las culturas indígenas. De esta manera, buscaban justificar la empresa colonial y describir la toma de posesión de los nuevos territorios.
Fueron escritas por los propios protagonistas de estos eventos: conquistadores, exploradores, misioneros y funcionarios reales. Por lo tanto, están marcadas por una perspectiva eurocéntrica y, en muchos casos, reflejan prejuicios y una visión de superioridad hacia las culturas indígenas.
Si bien pretendían relatar hechos reales, mezclaban la realidad con otros elementos. Así, estaba presente la literatura de caballerías, descripciones hiperbólicas de la naturaleza y una visión providencialista de los acontecimientos (la idea de que Dios guiaba sus acciones).
Ejemplo: Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas
Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta y nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles. Y la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban y las vimos las más pobladas y llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo. La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas y cincuenta leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas y cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta y uno se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano.
Todas estas universas e infinitas gentes, a toto genere, crio Dios losmás simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas, fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bollicios, no rijosos, no querulosos, sin rancores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son así mesmo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión y que menos pueden sufrir trabajos, y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad; que ni hijos de príncipes y señores entre nosotros, criados en regalos y delicada vida no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores. Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales, y por esto no soberbias, no ambiciosas, no cudiciosas. Su comida es tal que la de los Santos Padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos comúnmente son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, y cuando mucho cúbrense con una manta de algodón que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera y cuando mucho duermen en unas como redes colgadas que en lengua de la isla Española llamaban hamacas. Son eso mesmo de limpios y desocupados y vivos entendimentos; muy capaces y dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recebir nuestra santa fe católica y ser dotados de virtuosas costumbres, y las que menos impedimentos tienen para esto que Dios crio en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fe, para saberlas, y en ejercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos para sufrillos ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia, y, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá y muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos ven: «Cierto, estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios».
En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte hasta hoy, y hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales della docientas personas.
Origen y desarrollo histórico de la crónica
El origen de la crónica se remonta a la Antigüedad y la Edad Media. La necesidad de registrar los acontecimientos importantes llevó a la creación de textos que relataban hechos históricos en orden cronológico.
El término proviene del griego chronos, que significa “tiempo”, lo que refleja su estructura fundamental: narrar los hechos tal como ocurrieron en el tiempo.
En sus inicios, las crónicas fueron escritas por monjes, soldados, viajeros y cronistas oficiales, quienes documentaban batallas, reinados, milagros y episodios de la vida cotidiana. Aunque pretendían ser fieles a los hechos, estos relatos muchas veces estaban impregnados de una visión religiosa o mítica.
Crónicas de Indias
Uno de los momentos más importantes en la evolución del género fue durante la conquista de América en los siglos XV y XVI, cuando surgieron las llamadas crónicas de Indias.
Estas narraciones fueron escritas por conquistadores, misioneros y colonizadores europeos que buscaban relatar sus experiencias en el Nuevo Mundo.
Hay ejemplos fundamentales de este período. Obras como La verdadera historia de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo o Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas.
Si bien estas crónicas tenían un componente testimonial e histórico, también estaban cargadas de subjetividad. En muchos casos tenían la intención de justificar la colonización o denunciar sus excesos. Por ello, mezclaban observación directa, narración personal, elementos mitológicos y reflexiones éticas, sentando así las bases del género tal como se conoce hoy.
Crónicas literarias
Durante los siglos XVII al XIX fue evolucionando lentamente hacia formas más literarias. A medida que la prensa escrita comenzaba a desarrollarse en Europa y América Latina, la crónica encontró un nuevo espacio en los periódicos y revistas.
En este contexto, comenzó a diferenciarse de la historia oficial y adquirió un tono más cercano al relato costumbrista o al ensayo breve.
Así, destacan autores como Mariano José de Larra en España o José Joaquín Fernández de Lizardi en México. Cultivaron un tipo de crónica que retrataba la vida cotidiana, los vicios sociales, la política y las costumbres de su época, con un estilo crítico y satírico.
Su auge como género híbrido entre literatura y periodismo llegó en el siglo XX, especialmente en América Latina. En esta etapa se consolidó como una herramienta de análisis social, político y cultural, donde la mirada del cronista se volvió esencial para entender los acontecimientos.
Figuras como José Martí comenzaron a dotar a la crónica de una dimensión lírica y reflexiva. Más adelante, autores como Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y Rodolfo Walsh revolucionaron el género. Lo elevaron a una forma literaria de alta calidad, sin perder su vínculo con la realidad y el periodismo.
En este periodo se utilizó para denunciar injusticias, contar historias marginales, describir acontecimientos históricos desde nuevas perspectivas y explorar la complejidad de las sociedades.
Hoy en día la crónica se cultiva tanto en medios tradicionales como en plataformas digitales, con nuevos estilos, voces jóvenes y temáticas diversas.
Importancia de la crónica hoy
En la actualidad, la crónica continúa siendo un género fundamental tanto en el periodismo como en la literatura, ya que permite comprender la realidad desde una perspectiva verídica, pero crítica.
Frente a la inmediatez de la noticia convencional y la sobrecarga de información propia de la era digital, ofrece un espacio de pausa y reflexión.
De este modo, no se limita a comunicar lo que ocurre. Explora cómo se vive y se siente ese acontecer a través de una narrativa que privilegia la experiencia, la sensibilidad y la mirada personal del cronista.
Este género posee una relevancia particular en contextos de injusticia social, violencia, desigualdad o represión, ya que da voz a los sectores históricamente silenciados o marginados.
Así, el lector entra en contacto con historias que muchas veces no encuentran cabida en los medios tradicionales o en los informes oficiales. Por esta razón se ha convertido en una herramienta poderosa para la denuncia, la memoria colectiva y la construcción de una conciencia crítica.
Además, mantiene viva la relación entre periodismo y literatura, dos disciplinas que históricamente han dialogado y que, unidas, logran ofrecer relatos veraces con una fuerza expresiva que moviliza al lector.
En un mundo dominado por los titulares rápidos, los algoritmos y el consumo superficial de contenidos, la crónica reafirma la necesidad de contar historias con profundidad y contexto.
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