El Juicio final de Miguel Ángel (Capilla Sixtina)


Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana

Miguel Ángel (1475 - 1564) fue uno de los artistas más importantes del Renacimiento y se caracterizó por mezclar la tradición clásica grecorromana con motivos del cristianismo. Fue arquitecto, pintor y escultor.

Su trabajo más destacado es el que realizó en la Capilla Sixtina, donde pintó la bóveda y el altar. Gracias a esta obra, pasó a ser parte del imaginario colectivo y a convertirse en uno de los mejores pintores en la historia del arte.

La bóveda de la Capilla Sixtina

El Papa Julio II le encargó realizar los frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina en el Palacio del Vaticano. En este lugar se celebraban las misas papales y se reunían los principales dignatarios eclesiásticos.

Aunque es una de las obras más admiradas del artista, en un comienzo no quería hacer este trabajo, debido a que no se consideraba a sí mismo pintor. Sin embargo, en 1508 firmó el contrato como el "escultor Miguel Ángel".

Bóveda Capilla Sixtina Miguel Ángel
Capilla Sixtina, Museos Vaticanos, Roma, Italia

En un comienzo, se le pidió que realizara a los 12 apóstoles y algunos modelos geométricos. No obstante, no estuvo de acuerdo y le presentó al Papa un nuevo proyecto que incluía profetas y sibilas. El trabajo le tomó tres años y se compone de más de 300 figuras pertenecientes al Antiguo Testamento y hasta hoy se considera una de las representaciones más famosas sobre la creación.

El 31 de octubre de 1512 se reveló al público y, actualmente, es un lugar que atrae a millones de turistas por la grandeza de su diseño.

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El Juicio Final

Es imposible describir la cantidad de figuras, el horror y la grandeza del conjunto ya que en este quedan asombrosamente representadas todas las pasiones humanas posibles

Giorgio Vasari

Contexto de creación

En 1534, Miguel Ángel se estableció definitivamente en Roma, donde se quedaría hasta el final de sus días. El nuevo Papa, Pablo III, decidió volver a contratar sus servicios para pintar el fresco del altar de la Capilla Sixtina.

En este momento el artista tenía casi 60 años y no se sentía muy inclinado a aceptar la oferta. Por ello, Pablo III lo nombró el "Más alto arquitecto, escultor y pintor del Palacio Apostólico", situándolo en el mejor momento de su carrera, pues su obra comenzó a verse como paradigma de perfección.

Juicio Final Capilla Sixtina Miguel Ángel
Capilla Sixtina, Museos Vaticano, Roma, Italia

Temática del fresco

De esta manera, en 1536 comenzó los trabajos para representar el Apocalipsis de San Juan, donde Jesús se sitúa como protagonista. Siguiendo su estilo, lo representa grande, musculoso, imponente y sin barba. Algo insólito para el periodo y que le valió muchas críticas.

Es de los pocos ejemplos en el arte de aquellos años en que no se muestra a un Cristo misericordioso, sino que se encuentra retratado con una mirada severa, casi enojada. Esto se debe a que está actuando como el juez de la humanidad, ya que está encargado de separar a los justos de los pecadores.

Jesús y María Juicio Final Capilla Sixtina Miguel Ángel
Detalle de Jesús, acompañado de María

Junto a él está la Virgen y alrededor se pueden ver ángeles con sus instrumentos de la pasión, como por ejemplo la cruz y la corona de espinas. Además, también se puede ver a Juan el Bautista, los apóstoles y los mártires.

Miguel Ángel realizó una innovación muy grande en este aspecto. Tradicionalmente, los apóstoles y mártires formaban hileras jerarquizadas y ordenadas en diferentes grupos. El artista prefirió el dinamismo, creando cuerpos ascendentes y descendentes. Por lo mismo, es difícil distinguir a cada uno. Así, queda claro que lo que le interesaba era transmitir movimiento circular, más que un retrato exacto de cada personaje religioso.

Juicio final detalle apóstoles
Detalle apóstoles, santos y mártires

En la mitad inferior del fresco, a la izquierda, están los que ascienden al cielo. Son los muertos que resucitan de sus tumbas y son ayudados por los ángeles para pasar la eternidad junto a Dios. Por su parte, a la derecha, se encuentran los condenados que se dirigen hacia el infierno. En sus gestos y sus rostros se puede observar la desesperación. De hecho, las imágenes de los pecadores son algunas de las más valoradas dentro del conjunto.

Al centro se pueden observar ángeles que tocan las trompetas para anunciar la llegada del Juicio Final, mientras le muestran el Libro de la Vida a quienes se salvan y el Libro de la Muerte a los réprobos.

Parte inferior Juicio Final Capilla Sixtina Miguel Ángel
Detalle parte inferior

Presencia de lo mitológico

Es interesante la adición de elementos de la mitología griega en una imagen de carácter religioso. Para recrear el infierno, Miguel Ángel decidió añadir personajes míticos como Caronte, que traslada a los pecadores por el Estige, el río del infierno. Allí son recibidos por diablos y por Minos, el juez que tiene orejas de burro y un cinturón de serpiente.

La representación del barquero del infierno corresponde a lo que describe Dante en La Divina Comedia:

Caronte, demonio, con ojos de fuego
llamándolos a todos recogía;
da con el remo si alguno se atrasa

Así, se puede ver que en el lado derecho se encuentra este personaje, sosteniendo con energía un remo para obligar a los pecadores a avanzar hacia el infierno, que se muestra como una garganta de fuego en el margen.

Caronte y pecadores Juicio Final Capilla Sixtina
Detalle Caronte y los pecadores

Estilo y profusión de personajes

En este fresco se pueden observar multitudes caóticas, algo muy distinto a lo que que el artista había hecho en la bóveda. De esta manera, se aleja del estilo clásico, pues en la composición prima el dinamismo y el desequilibrio. Esto será lo que de pie al famoso manierismo del arte posterior, a "la maniera" de Miguel Ángel.

Otro de los aspectos que se puede destacar es la utilización de colores intensos que buscan el contraste, en especial el celeste que ocupa el fondo.

El nivel de detalles que se pueden ver es impresionante, considerando que son más de 390 figuras, algunas de más de dos metros. Si bien algunos santos son reconocibles por sus atributos, como San Pedro y sus llaves (a la derecha de Cristo), los demás personajes no resultan tan claros. Entre los cuerpos desnudos es difícil distinguir entre ángeles, santos y mortales, ya que ninguno lleva aureola o alas como identificación. Sólo Jesús está rodeado de un círculo de luz .

Uno de los personajes que más ha llamado la atención dentro de la obra es San Bartolomé, apóstol de Jesús que tuvo un final muy tortuoso. Cuando se negó a adorar otros ídolos, fue condenado por el rey Astiages a ser desollado vivo. Miguel Ángel lo muestra con su pelleja colgando. Algunos han identificado en el rostro de esta piel los rasgos del propio artista, a quien le gustaba representarse a sí mismo dentro de sus obras. Incluso, hay quienes han notado que el apóstol tiene una barba profusa y su piel no, por lo que no correspondería a la misma persona.

A través de los años se han hecho varias interpretaciones. Se dice que la piel cuelga muy cerca de los condenados, queriendo expresar la idea de que el ser humano sólo puede liberarse del dolor terrenal con la pérdida de la envoltura carnal exterior.

San Bartolomé Juicio Final Capilla Sixtina Miguel Ángel
Detalle San Bartolomé

Polémica por los desnudos

El 25 de diciembre de 1541 se descubrió el fresco y provocó todo tipo de reacciones, ya que algunos de los miembros de la Iglesia no estaban de acuerdo con las innovaciones del artista.

Miguel Ángel decidió retratar todos los cuerpos desnudos, lo que fue considerado un escándalo para ese ambiente sagrado. Uno de los mayores críticos fue Biagio Martinelli de Cesena, maestro de ceremonias pontificio. Mientras realizaba la obra, alegó que era un acto de indecencia.

En su libro Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos, Giorgio Vasari afirma que el artista decidió vengarse de aquel hombre al poner su rostro en el personaje de Minos. Por ello, aparece con orejas de burro y envuelto por una serpiente que le muerde los genitales.

Minos serpiente Juicio Final Capilla Sixtina
Detalle Minos

Aunque existió muchísima presión por destruir el fresco, la maestría de la obra impidió que eso sucediera. En 1563, por decisión del Concilio de Trento, se ordenó tapar los desnudos. La tarea fue encargada a Daniele da Volterra, discípulo de Miguel Ángel, quien entre 1564 y 1565 hizo lo posible para ocultar las partes pudendas sin arruinar la composición. Su trabajo fue tan cuidadoso, que la obra no fue perjudicada. Aún así, se le apodó "el pintacalzones".

Importancia en la historia del arte

La discusión crítica en torno al Juicio Final fue el debate más importante de la época en relación a los límites del arte al tratar temas religiosos. Pintores, clérigos, teóricos, escritores y hasta políticos opinaron sobre el tema. De este modo, el creador logró extender los límites de su oficio. A partir de ese momento, primaba la mirada del artista.

Aunque Miguel Ángel era sumamente devoto, Giorgio Vasari postula que buscaba demostrar su virtuosismo en la pintura. En especial, su maestría al retratar el cuerpo y el movimiento:

La intención de este hombre único no era otra que introducir en la pintura la proporción del cuerpo humano más perfecta y precisa en sus diferentes posiciones.

Bibliografía

  • Grömling, Alexandra. (2005). Miguel Ángel Buonarroti. Vida y obra. Könemann.
  • Vasari, Giorgio. (2017). Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos. Cátedra.
  • Zöllner, Frank y Thoenes, Christof. (2010). Miguel Ángel. Vida y obra. Taschen.

Ver también

Catalina Arancibia Durán
Catalina Arancibia Durán
Máster en Literatura Española e Hispanoamericana. Diplomada en Teoría y Crítica de Cine. Profesora de talleres literarios y correctora de estilo.